Reuters
Tokio.- Despuíés de haber perdido casi un quinto de su valor desde que el primer ministro japoníés, Shinzo Abe, asumió el poder hace poco más de un año, el yen está en un lugar ideal para la economía.
Las empresas han vuelto a rugir con abundantes ganancias por la caída de la moneda a mínimos de cinco años, que han hecho a las exportaciones más competitivas. Y como los precios de las importaciones han trepado, sobre todo el de los combustibles, los importadores tambiíén se están beneficiando.
Pero si el yen siguiera cayendo, las desventajas de los altos precios de las importaciones y el posible enojo de Washington y otras economías podrían empezar a pesar más que los beneficios de tener una moneda díébil.
Y esos beneficios comenzarán a jugar en contra si el yen se debilita a 120-130 unidades por dólar desde su actual rango ideal de 100-110 unidades por dólar.
El yen podría debilitarse aún más si la Reserva Federal de Estados Unidos lentamente cierra el grifo de su liquidez en dólares mientras crecen las expectativas de que el Banco de Japón (BOJ) aumente su propio estímulo a la economía para compensar un alza del impuesto a las ventas en tan solo dos meses, aseguran ejecutivos japoneses, autoridades e inversores.
"No creo que mucha gente en Japón quiera una caída del yen a alrededor de 120 o 130 frente al dólar", dijo el economista del BOJ Nobuyasu Atago, que está ahora por una temporada en el Centro de Japón para la Investigación Económica.
"Muchas empresas ya han movido su producción al exterior y podrían comenzar a tener dudas acerca de impulsar las exportaciones por consideraciones políticas", agregó.
De hecho, las empresas japonesas no están clamando por una mayor debilidad de la moneda, según un sondeo. Por años, un fuerte yen ha minado la competitividad exportadora de Japón y empeorado su deflación.
En los últimos dos meses, el dólar ha cotizado entre 100 yenes y su máximo al inicio del año de 105.44. Ese es el techo para la moneda estadounidense desde octubre del 2008, en los comienzos de la crisis financiera global, cuando los inversores empezaron a huir del riesgo para refugiarse en el yen.
La encuesta reveló que la mitad de los ejecutivos de 400 empresas consultados dijeron que esperaban que el yen se mantuviera en su estrecho rango de 100-105 frente al dólar en los próximos seis meses. Y más del 90 por ciento quería ver la moneda en un rango más amplio de 90-110. Sólo un 5 por ciento busca un yen más díébil del nivel de 110 por dólar.
Debilidad necesaria
Hasta los que salen perdiendo por un yen díébil ven los beneficios más amplios para Japón.
"Para nosotros, cuanto más se debilita el yen, más se nos complica", dijo Yoshiharu Ueki, presidente de Japan Airlines Co , que paga por sus aviones y combustible en dólares.
"Pero es importante que la economía de Japón rebote, así que un nivel de alrededor de 100 yenes es necesario" y debilitarlo un poco más de los 105 sería aún mejor, dijo Ueki a periodistas. "Podemos ajustarnos a íél mientras haya estabilidad".
El presidente de Mitsubishi Heavy Industries Ltd, el productor japoníés líder de maquinaria pesada y fabricante aeroespacial, coincidió con Ueki.
"Desde el punto de vista tanto de importadores como de exportadores, una tasa distorsionada no es buena. Y con la reversión en la fortaleza del yen, lo que necesitamos ahora es estabilidad", sostuvo.
Tanto China como Corea del Sur, dos grandes rivales comerciales de Japón que compiten en varios mercados como el de auto y electrónicos, han mostrado sus preocupaciones por la caída del yen en las últimas semanas.
Estados Unidos ha dado la bienvenida a la recuperación económica de Japón despuíés de que Abe asumiera el poder hace 13 meses promoviendo una política mixta de gigantesco estímulo del BOJ y gasto público, bautizada Abenomics por los medios.
Si como resultado el yen se debilita, y la devaluación no es el objetivo de estas políticas de crecimiento, Washington parece dispuesto a tolerar una suave depreciación del yen, hasta un punto.
"Necesitan hacer crecer a la economía domíéstica", dijo el secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew, este mes. Pero advirtió que su crecimiento de largo plazo no puede estar basado en una estrategia que se convierta en una ventaja injusta. "Seguimos analizándolo muy de cerca", agregó.