La Dirección General de la Competencia de la Comisión Europea, que encabeza Joaquín Almunia, ha decidido que la compra de E-Plus por Telefónica debe ser sometida al escrutinio y aprobación del resto de operadores implicados en el mercado alemán. El denominado market test aboca ahora a la compañía española a una dura negociación en Bruselas que implicará la adopción de diversas concesiones para hacer posible el acuerdo.
Los remedies o condiciones que exigen las autoridades monetarias a Telefónica se centran en la cesión de espectro radioelíéctrico y en facilidades de acceso mayorista regulado para los operadores virtuales. En Alemania concurren en la actualidad cerca de 70 operadores que trabajan sobre redes ajenas y que absorben un 30% del tráfico telefónico en el segmento móvil. Buena parte de estos operadores virtuales son clientes de Telefónica en el país germano de hace tiempo y podrían beneficiarse ahora de mejoras contractuales a instancias de Bruselas.
Según han señalado los distintos analistas de mercado, parece impensable que las condiciones que imponga la Comisión Europa a Telefónica faciliten la irrupción de un cuarto operador de red. Los informes elaborados por UBS añaden al respecto que el regulador alemán ha dejado clara su posición sobre la subasta de espectro GSM que está pendiente en el país y todo indica que no existe provisión alguna para un nuevo entrante, lo que en opinión del citado banco de inversión “es bastante tranquilizadorâ€.
La llamada ‘Operación Olivia’, nombre en clave de la fusión entre Telefónica Deutschland y E-Plus, filial alemana de la holandesa KPN, constituye la piedra de toque de todo el proceso de consolidación de las telecomunicaciones en Europa. Si la operadora española consigue el beneplácito de Bruselas, es muy factible que los grandes inversores internacionales desplieguen sus redes financieras hacia el mercado continental, que ahora presenta un dibujo muy atomizado y poco eficiente.
La Comisión Europea mantiene una estrategia claramente orientada a la deflación de precios en el mercado de telefonía, pero la competencia extracomunitaria induce tambiíén a combinar dicho objetivo esencial con una atención a la maximización de las inversiones en busca de nuevos servicios de valor añadido. Para eso es fundamental la integración de esfuerzos industriales en nuevas y más grandes estructuras de producción, como la que nacerá del acuerdo de Telefónica en Alemania.
El futuro de KPN, en el alero
Si la fusión fracasa como consecuencia de las exigencias regulatorias, las consecuencias pueden ser realmente insospechadas, sobre todo para el futuro inmediato del proyecto empresarial de KPN, la operadora neerlandesa que estuvo a punto de ser absorbida por el grupo Amíérica Móvil del magnate mexicano Carlos Slim. El valor de KPN como inversión radica en gran medida en la aprobación de la venta de E-Plus a Telefónica, señala Barclays en su informe de situación sobre las negociaciones con Bruselas.
A juicio del banco británico, la valoración de E-Plus estimada en 8.200 millones de euros quedará desdibujada y el apalancamiento de su matriz, KPN, se incrementará de 2,3 a 3,6 veces. La razón de esta peligrosa evolución reside en que la filial alemana ha paralizado sus planes de inversión a la espera de cerrar la transacción con Telefónica y ahora se puede encontrar materialmente ‘compuesta y sin novio’ en un mercado muy maduro donde cualquier contratiempo supone perder la carrera por la supervivencia.
Los observadores del mercado confían pese a todo en un desenlace feliz que permita a Telefónica garantizar sus objetivos de rentabilidad en Alemania sin desafiar la planificación de los defensores de la sagrada competencia en Europa. El acuerdo de concentración empresarial con E-Plus fue comunicado por Telefónica a la Comisión Europea el pasado mes de octubre. La fecha límite para que las autoridades comunitarias se pronuncien sobre la operación está fijada para el próximo 14 de mayo.