http://eneagramacuartocamino.wordpress.com/2013/10/11/la-energia-en-las-octavas-ley-de-siete/LA ENERGIA EN LAS OCTAVAS LEY DE SIETE
Todo en el universo evoluciona o involuciona en un incesante movimiento
de energía. Según Gurdjieff las leyes que subyacen a este
proceso universal de trasformación eran conocidas por la ciencia antigua,
que asignaba al hombre su lugar apropiado en el orden cósmico.
En nuestra vida nunca llegamos a realizar lo que verdaderamente tenemos
la intención de hacer Todos nuestros movimientos y nuestras acciones
están sujetos a la Ley de Siete. Comienzan en una dirección, pero
no pueden pasar el intervalo en la octava. Vamos hasta la nota «mi» y
regresamos al «do». Para ir más lejos hace falta una fuerza adicional desde
dentro y desde fuera. Actualmente, es la cabeza, el pensamiento, el
que está tocado por el trabajo. Al cuerpo y al sentimiento le es indiferente
y no reconocen ninguna exigencia mientras estíén contentos. Viven en el
momento mismo y su memoria es corta. Y sin embargo, el deseo de ser,
de trabajar, debe venir del sentimiento; y el poder de hacer, la «capacidad
del cuerpo. Cada una de estas partes separadas tiene una atención
diferente, cuya fuerza y duración dependen del material que hayan recibido.
La parte que ha recibido más material tiene mayor atención.
Creemos que podemos trabajar sin intensidad, pero esto no traerá
cambio alguno. Hace falta aumentar la intensidad de las vibraciones
de los centros inferiores para tener un contacto con los centros superiores.
Los centros, que vibran con una velocidad diferente, deben alcanzar
la misma velocidad. Se debe proceder, como en una octava, por
niveles; aprender a sentir la distancia entre las energías y que ellas sólo
pueden aproximarse a travíés de una intensificación. Lo que es necesario,
tanto en nosotros como a nuestro alrededor, es la creación de una
energia más activa que resista a las influencias de su entorno y que pueda
encontrar un lugar estable entre dos corrientes de diferente nivel.
Hasta sin un esfuerzo consciente, el cuerpo produce una energía, una
materia, muy fina, el resultado final de la transformación del alimento
que Gurdjieff llamaba «si 12». í‰sta es la materia a partir de la cual trabaja
el sexo y es ella la que, en la unión de las materias masculina y femenina,
puede desarrollarse independientemente como un nuevo organismo.
Pero puede tambiíén formar parte de una nueva octava dentro del cuerpo.
Cuando todas sus cíélulas están penetradas de esa materia, produce una
cristalización, la formación de un segundo cuerpo. La vía del hombre
ladino —el camino acelerado de eso que Gurdjieff llamaba «haida
yoga»— incluye el empleo de la energia «si 12» con el fin de producir
el contacto entre los diferentes centros y la edificación de los cuerpos
superiores. Gurdjieff nunca habló de manera explícita sobre este delicado
trabajo, no dio ninguna indicación, pero hay una clave a ser encontrada.
Por ejemplo, esa fricción en nosotros, ese conflicto que se requiere para
producir la sustancia necesaria para nuestro «Yo», es idíéntica a lo que
sucede exteriormente entre la fuerza masculina y la fuerza femenina en
acción. El poder de «si 12» es evidente en la experiencia de la unión sexual,
que para la mayor parte de las personas es la única experiencia
que permite la apertura a un estado de unidad sin esfuerzo consciente.
El ritmo de todas las funciones está sometido a esa experiencia y hay
un instante de felicidad cuando uno experimenta la ausencia del yo. Sin
embargo, con demasiada frecuencia buscamos el olvido de sí en esa pasión
intensa, una identificación en la cual podemos perdemos por completo.
Pero inmediatamente despuíés, el «yo» reclama sus derechos y regresamos
al círculo estrecho de nuestros pensamientos y emociones
ordinarios. Sin una comprensión de las fuerzas en juego, la experiencia
no sirve a ningún propósito en la búsqueda de la conciencia.