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La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) puso en marcha hoy el Año Internacional de los Suelos 2015, una iniciativa encaminada a promover el uso más sostenible de ese recurso.
La inauguración del proyecto, que coincide con la celebración este viernes del Día Mundial de los Suelos, se realiza por medio de eventos con sede en las ciudades de Roma, Nueva York y Santiago de Chile.
De acuerdo con el director general de la FAO, Josíé Graziano da Silva, ese recurso es de enorme importancia para la producción mundial de alimentos, pero no se le presta la suficiente atención.
Los suelos sanos no solo constituyen la base para los alimentos, combustibles, fibras y productos míédicos, sino que tambiíén son esenciales para nuestros ecosistemas, pues participan en el ciclo del carbono, almacenan y filtran el agua, y mejoran la resiliencia ante inundaciones y sequías, apuntó el alto directivo.
Según recordó la víspera, más de 805 millones de personas padecen actualmente hambre y malnutrición, por lo que el crecimiento demográfico requerirá aumentar la producción alimentaria en 60 por ciento.
Dado que una gran parte de nuestros alimentos depende de los suelos, es fácil comprender lo importante que resulta mantenerlos sanos y productivos, señaló Graziano da Silva, citado en un comunicado de su organización.
Sin embargo, advirtió que, por desgracia, a nivel mundial un tercio de esos recursos se está degradando y la presión humana sobre ellos está alcanzando niveles críticos, lo cual reduce, y en ocasiones elimina, sus funciones esenciales.
Frente a ese panorama, el titular de la FAO llamó a desempeñar un papel activo en la promoción de la causa de los suelos durante 2015, ya que es un año importante para allanar el camino hacia un verdadero desarrollo sostenible.
Al mismo tiempo, pidió aumentar las inversiones en la adecuada gestión de esas áreas, cuando los datos apuntan que, si no se adoptan nuevos enfoques, la superficie mundial de tierra cultivable y productiva por persona equivaldrá en 2050 a solo una cuarta parte del nivel de 1960.
Graziano da Silva expresó, además, que al menos una cuarta parte de la biodiversidad habita bajo tierra, y esos organismos actúan como los agentes principales para impulsar el reciclaje de nutrientes y ayudar a las plantas a mejorar sus procesos.
Por ello, una mejor gestión puede asegurar un incremento de la capacidad del suelo para absorber carbono y mitigar la desertificación, de forma que incluso pueda constribuir a compensar las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la agricultura, señaló.