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Autor Tema: Los cuatro pecados de Valverde  (Leído 423 veces)

Potto

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Los cuatro pecados de Valverde
« en: Enero 14, 2015, 08:33:15 am »
Nubes sobre San Mamíés. El Athletic no es ni un calco de lo que pareció ser la pasada temporada. A un paso de concluir la primera vuelta, el equipo rojiblanco está clasificado a 13 puntos de distancia de los puestos que meten en la Europa League, que era el lugar marcado como objetivo al comienzo de una temporada que arrancó con sonrisa permanente.

La traducción es sencilla: tiene la zona de descenso pisándole los talones. Un ocíéano de instatisfacción para una plantilla que este curso ha jugado en la Liga de Campeones y que todaví­a está viva en las eliminatorias de Europa League.
EL DATO

13 puntos de distancia con las plazas europeas, el objetivo al inicio de campaña

El equipo ha sido incapaz de dar continuidad al trabajo iniciado la pasada campaña y ha reventado en pedazos el propósito de Valverde, que no era otro que hacerse un grupo regular en rendimiento. El tíécnico no se libró el pasado domingo de una pitada tras caer, otra vez, con el colista.

El entrenador es el primero que está obligado a reflexionar porque hay errores y circunstancias que rodean al equipo de las que es el principal implicado. La sesión de entrenamiento que siguió a la derrota contra el Elche apenas llevó público a Lezama.

Los asistentes se podí­an contar con los dedos de una mano por lo que el equipo trabajó como si desarrollase la sesión a puerta cerrada. ¿Ha desaparecido la magia?

Valverde recibió al grupo con una charla en el centro del campo y durante la sesión hubo más apartes con sus futbolistas. El entrenador rojiblanco continuó con un diálogo con Rico al que luego se incorporaron Etxeita, Laporte, Iturraspe y De Marcos. El Txingurri busca una reacción en el grupo y las reflexiones en el diván serán continuas a lo largo de la semana por mucho que por el medio haya un partido de Copa.

1. Nula contundencia en la petición de refuerzos en verano
Despuíés de perder a Ander Herrera y con ello cerrar el cí­rculo de cuatro fugas -Javi Martí­nez, Fernando Llorente, Amorebieta y Herrera- en un corto espacio de tiempo, el equipo ha sido incapaz de renovarse. El tíécnico debió de ser más contundente en la petición de refuerzos para afrontar una temporada temible por la exigencia. De puertas hacia fuera ha parecido muy condescendiente con la Directiva. Cualquier observador ajeno asegurarí­a que el entrenador del Athletic se mantiene al lado de la entidad y se cuida de los incendios. Es una postura destacable por todo lo que de unidad supone, pero al mismo tiempo una sima peligrosa en caso de que el equipo no funcione.

No es comparable con otro club
El caso de Ernesto Valverde con el Athletic no es comparable a lo que podrí­a ocurrirle en otro club. Es el escudo que más le ha gustado defender cuando era futbolista, el lugar en el que comenzó a entrenar y donde creció hasta la Primera división.

Encima, en Lezama está rodeado de personas importantes en su vida profesional -Josíé Marí­a Amorrortu le fichó para el cadete- y tambiíén de amigos y compañeros de vestuario, reflejados sobre todo en Josu Urrutia, el presidente. Esa tela de araña de fraternidad tejida a su alrededor del preperador le impedirá pronunciarse con la distancia y contundencia que quizá si utilizarí­a otro entrenador o, tambiíén, si el propio Valverde estuviese en otro club.

2. Un esquema fijo que solo varí­a a la desesperada
Si algo no funciona, además de trabajar mucho para intentar encontrar la raí­z del error, habrá que buscar soluciones para que no se vean las costuras. El Txingurri es una persona hermíética en sus planteamientos y apenas abre el abanico a los cambios. Un tíécnico encorsetado a un dibujo táctico y a una forma de jugar, y cuando los resultados no acompañan se sentirá señalado.

'Muere' con sus ideas
Ernesto Valverde parece ser de los entrenadores que mueren con unas ideas, que es algo a lo que la hinchada del Athletic deberí­a de estar más que acostumbrada despuíés de las dos temporadas del argentino Marcelo Bielsa.

Choca sobremanera la fijación que tiene por colocar a Borja Viguera -Pichichi de Segunda con el Alavíés la pasada temporada-, en posiciones alejadas del área o el empecinamiento, que ya es casi dogma de fe, por no salir con dos delanteros desde el inicio.

Las variaciones, si las hay, son a la desesperada, casi coincidiendo con las subidas al remate de Iraizoz.

3. Escasa rotación en puestos sin demasiado brillo
El rendimiento del equipo va mucho con la capacidad y el momento de juego de los futbolistas, que en algunos casos es pobrí­simo. Ahora bien, Valverde ha optado por mantener a la mayorí­a sin entrar en esa rotación que dicen aumenta la competencia. Si no ve en el equipo a los que no salen, da miedo pensar cómo estarán y, sobre todo, por quíé están así­. El ejemplo más claro es el infrautilizado Aurtenetxe: repescado de una cesión al Celta y ahora un elemento más para completar entrenamientos.

El 'Caso Beñat'
En el top de las dudas que asaltan a la hinchada se encuentra la situación de Beñat, que llegó a Bilbao despuíés de una racha inmaculada en el Betis que le habí­a llevado a la internacionalidad. El de Igorre ha perdido presencia en el equipo hasta el punto de no ser ni reclamo de banquillo en un partido con tanta urgencia como el del Elche. El centrocampista ha entrado con calzador en la posición que antes era de Herrera porque Valverde no lo considera por delante de los centrales, que es como destacaba cuando vestí­a la verdiblanca.

4. Decisiones de riesgo y muy contradictorias
Toquero, Sola y Aurtenetxe llevan tiempo fuera del escaparate. Pero Toquero fue el arma para remontar al Elche despuíés de tres meses sin disponer de un minuto. La medida encrespó a la grada -la mayor parte entregada al delantero- que no entiende un cambio de decisión con tanto calado. ¿Y si el Athletic empata con gol de Toquero?

Pues la respuesta podí­a estar en la misma que tuvo Kike Sola despuíés de salir a la desesperada contra el Córdoba en una situación idíéntica a la del gasteiztarra. El único remate con peligro de la segunda mitad fue suyo….y no volvió a las convocatorias.

Diversas posiciones
La fragilidad del sistema se observa en las múltiples tareas que reserva en más de una ocasión para De Marcos, que ha tenido partidos en los que ha jugado en tres posiciones diferentes. Y así­, por aplicado, versátil y voluntarioso que sea uno, es muy difí­cil aclararse.