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Autor Tema: Luz verde a la conexión energíética de España con Francia y Portugal  (Leído 52 veces)

Eguzki

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La interconexión energíética con Francia y Portugal es el proyecto favorito de la UE para España en el marco del nuevo plan de inversión de la Comisión Europea. Ya en octubre, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, logró arrancar un acuerdo histórico en el Consejo Europeo para incrementar las interconexiones de la Pení­nsula Ibíérica con el resto de Europa desde los actuales 1.400MW hasta los 8.000 MW, es decir, casi un 10% de la capacidad total.


El Consejo encargó a la Comisión que tomase "medidas urgentes", principalmente en los Estados Bálticos, Portugal y España y para los Estados miembros que constituyen el punto de acceso (Francia).

Según fuentes consultadas por elEconomista, la voluntad es que la interconexión se pueda financiar directamente con cargo al fondo de 315.000 millones que lidera la nueva Comisión Europea, con Jean Claude Juncker al frente, para que aporte entre un 25 y un 50% del coste de estas infraestructuras, lo que puede suponer una cantidad cercana a los 2.500 millones de euros. Los nuevos proyectos planteados por los tres gestores del sistema supondrán una inversión total de entre 4.500 y 5.000 millones. Esos tres operadores -Red Elíéctrica de España, Redes Energíéticas Nacionais (REN) y Ríéseau du transport d'electricitíé (RTE) tienen sellado un acuerdo para alcanzar el 10 por ciento de interconexión en 2020 y el 15 por ciento en 2030.

Las interconexiones transpirenaicas son uno de los ejemplos más repetidos por los responsables europeos como objetivo del paquete de inversión, que encara unos meses cruciales antes de que se apruebe en junio, si se cumple el calendario de los lí­deres.

Reunida en Estrasburgo, la Comisión dio el primer paso al adoptar el reglamento con el que se da forma legal al llamado Fondo Europeo para las Inversiones Estratíégicas. Como adelantó elEconomista, los Estados miembros que contribuyan tendrán una participación importante en su gestión, al sentarse en el consejo de dirección, con un peso proporcional a sus contribuciones nacionales. Este consejo no sólo estará al cargo de establecer las directrices generales del fondo, sino tambiíén de los criterios que se utilizarán para seleccionar los proyectos. Tomará las decisiones por mayorí­a simple.

Para garantizar que no haya interferencias polí­ticas excesivas desde las capitales en las decisiones de inversión, la Comisión y el Banco Europeo de Inversiones (BEI) tendrán poder de veto sobre las decisiones de este consejo.

Estas instituciones son las únicas que en un primer momento se sentarán en el consejo, ya que hasta ahora son los únicos contribuyentes con 16.000 millones y 5.000 millones de euros respectivamente. Con estos 21.000 millones se espera movilizar 315.000 millones de euros gracias a la participación del sector privado en proyectos con un alto perfil de riesgo, para lo que este colchón financiero absorberí­a las perdidas.

Como muro adicional, se creará un comitíé de inversión independiente, de nivel inferior al consejo de dirección, y formado por siete expertos, que será el que seleccione los proyectos individuales para recibir el apoyo del nuevo fondo.

Abierto al exterior

Juncker repitió su invitación a los paí­ses para que participen en el fondo. Ante las dudas generalizadas entre las capitales y el desafí­o de relanzar una economí­a aníémica, la Comisión ha decidido abrir las puertas del nuevo fondo a inversores extranjeros para elevar su potencia. "Estarí­a más que contento si hubiera inversores extranjeros", dijo el vicepresidente de la CE, Jyrki Katainen, quien ha liderado la propuesta y tiene previsto viajar para verse con potenciales inversores.

Para evitar que bancos de inversión en China o fondos soberanos del Golfo tengan más peso que el Ejecutivo comunitario en caso de que superen los 16.000 millones de contribuciones comunitarias, fuentes europeas señalan que necesitarán el visto bueno europeo antes de poderse sumar al fondo, y recuerdan que la Comisión y el BEI tendrán la última palabra. No obstante, las mismas fuentes señalan que más que en Pekí­n o las petromonarquí­as del Golfo, Bruselas tiene la vista puesta en Noruega.