El 69% de los analistas espera que la baja rentabilidad de los bonos propicie una 'cascada' inversora hacia la renta variable; el 42% cree que es algo inminente.
Ahora que el recorrido de la renta fija está agotándose, y teniendo en cuenta que las recientes incertidumbres en Grecia han pasado de puntillas sobre las bolsas, ¿cabe esperar que la mayor parte del dinero que hasta ahora ha ido a parar a los bonos se trasvase hacia la renta variable?
Según una encuesta realizada por elEconomista, este escenario es más que probable. Casi siete de cada diez expertos creen que la inversión se trasladará -como el agua embalsada cuando se abren las puertas de una presa- de la deuda, tanto pública como corporativa, a la bolsa. Así lo revelan los resultados del sondeo que ha llevado a cabo este periódico entre 16 casas de análisis (ver gráfico). Dicho trasvase ya ha comenzado o lo hará a lo largo de las próximas semanas, en opinión de más del 40 por ciento de los analistas consultados. El anuncio de un QE a la europea ha sido un factor determinante en este giro del apetito inversor.
La clave de este cambio de tendencia es el agotamiento de un activo, la renta fija, que contra todo pronóstico ha seguido ofreciendo rendimientos atractivos en los últimos meses pero al que los expertos auguran ya un recorrido muy limitado.
Como consecuencia de lo anterior, la rentabilidad extra que exigen los inversores a la renta variable respecto a la fija va a reducirse a lo largo de los próximos meses; es decir, que el mercado va a pedir menos que en otras íépocas para comprar bolsa. Si en años bursátiles bajistas se exigía un diferencial superior al 5 por ciento, ahora los expertos esperan que esa prima de riesgo caiga al 4, el 3 o incluso el 2 por ciento.
Diego Jimíénez-Albarracín, responsable de renta variable del centro de inversiones de Deutsche Bank, considera que este movimiento que hemos denominado trasvase lleva más de un año en marcha, aunque "es posible que ahora cobre fuerza". Hasta este momento, comenta Jimíénez-Albarracín, "las emisiones españolas ofrecían una prima sobre las alemanas o las francesas, pero ese atractivo se está perdiendo".
Josíé Luis García, de Difbroker, es de similar opinión: "Las rentabilidades de la renta fija son muy bajas, y por ello se ha producido y se seguirá produciendo ese giro hacia la bolsa". Mucho dinero ha entrado ya en fondos de renta variable, aclara este analista. Jesús de Blas, de Críédit Agricole Mercagentes, coincide con íél al señalar que el bajísimo o incluso negativo rendimiento de algunas emisiones hace muy probable la búsqueda de alternativas y la bolsa es un destino claro. Jaime Síémelas, de Capital at Work, añade que la recompra de deuda por parte del Banco Central Europeo (BCE) acentuará el bajo rendimiento de la renta fija, lo que acelerará este proceso.
El acuerdo con Grecia, fundamental
Por su parte, Estefanía Ponte, de BNP Paribas Personal Investors, sólo espera una cascada de inversión hacia la bolsa si finalmente se llega a un acuerdo con Grecia, de modo que sitúa dicho escenario en marzo.
Otros expertos vinculan el trasvase a factores como el crecimiento en Europa. Juan Josíé Fernández-Figares, director de análisis de Link Securities, espera que se inicie "cuando la economía de la zona euro muestre síntomas claros de recuperación y aumenten las expectativas de inflación".
Natalia Aguirre, directora de análisis de Renta 4, considera que ese cambio de dirección del capital inversor "se producirá de forma muy lenta y será un proceso de largo plazo", aunque añade que ya se observa una rotación de monetarios a fondos mixtos para tener una cierta exposición a bolsa. "Aunque el fondo de la renta variable es bueno, los mercados no suben en línea recta", remata Aguirre.
Cuando se resuelva definitivamente la situación de Grecia y con el permiso de Rusia, añade Borja Arribas, de Xtb, los inversores recuperarán la confianza y sólo las subidas de tipos en Estados Unidos o noticias inesperadas por parte del presidente del BCE, Mario Draghi, "empedrarán un camino que cada vez se ve más llano". Victoria Torre, responsable de análisis de Self Bank, se muestra cauta: "Podemos seguir viendo tensión en los mercados y a los inversores les costará abandonar sus activos refugio, como la deuda alemana".
Objetivo: el máximo bursátil de 2014
Despuíés de que el Ibex cerrase la semana con un alza del 1,3 por ciento y que se convirtiese en uno de los selectivos más alcistas de Europa en cinco días tras cerrar en los 10.879 puntos, el máximo del índice en 2014 -el 11.200- parece estar al alcance de la mano. Más de la mitad (el 56 por ciento) de los analistas encuestados por elEconomista prevíé un ataque del índice a dicho nivel. En opinión de Tomás García-Purriños, de Morabanc Asset Management, "es probable que incluso se supere". Ernesto Getino, director de análisis de Getino Finanzas, ve al Ibex en una posición alcista, "dado que nuestra economía está haciendo los deberes y sólo vemos en el horizonte nubarrones políticos".
Por su parte, Daniel Pingarrón, de IG, uno de los analistas que consideran que el trasvase de renta fija a variable lleva tiempo en marcha, cree que "sin duda" veremos cómo el índice ataca ese máximo de 2014.
Otra cosa será lo que ocurra una vez que los asalte. Borja Arribas, de Xtb, recuerda que ya ha intentado encaramarse al 11.200 "en tres ocasiones entre junio y septiembre del año pasado, y siempre sin íéxito"; sin embargo, el analista añade que ahora "tenemos más motivos para pensar que finalmente lo sobrepasaremos".
Sólo un 12 por ciento de los encuestados descarta dicho asalto. Uno de los que lo hacen es Miguel Casas, de Diverinvest, que no observa la fortaleza económica necesaria para que se produzca una ruptura alcista sostenida y observa mucha volatilidad en el corto plazo.
Un 25 por ciento de los participantes en el sondeo de elEconomista se muestra escíéptico y cree que el selectivo sólo reconquistará el 11.200 si confluyen determinados factores en el mercado. Así, Antonio Salido, de Fidelity, señala que el Ibex, que se ha quedado "más rezagado que muchos índices europeos comparables" debería ir recuperando terreno de forma paulatina; pero matiza que cuenta con "una gran concentración en telecos, bancos y elíéctricas, por lo que su evolución dependerá en gran medida de la de estos sectores".
Romper una lanza por los bonos
Pero Fernández-Figares, director de análisis de Link Securities, tambiíén apunta que, en un escenario deflacionista como el actual, muchos inversores seguirán optando por la renta fija, al implicar menor riesgo y aumentar las tasas de inflación negativas su rendimiento real.
Fernández-Figares no es el único experto que todavía ve atractivo en este activo. Javier Domínguez, de Auriga Global Investors, rompe una lanza en su favor al recordar que, gracias a la activación del QE del BCE "se garantiza una demanda de 60.000 millones de euros en bonos públicos y privados hasta otoño de 2016", lo que le lleva a considerar que la renta fija "seguirá su senda alcista, aunque el recorrido sea cada vez menor".
Según explica Domínguez, todavía existen oportunidades en los bonos, tanto en Europa como fuera de ella, incluidos los denominados en otras divisas.
Por su parte, Patricia García, de Banco Madrid, considera que a lo largo de este año "la renta fija podría acoger de nuevo a los inversores con mayor aversión al riesgo", ante el temor a un repunte de las crisis en Ucrania o Grecia y a un recrudecimiento de la violencia yihadista. El caso del mercado español es, según comenta esta analista, "especialmente delicado", por el incremento en intención de voto de Podemos (y su asimilación con el griego Syriza) y el desafío independentista de las principales fuerzas catalanas.
Inversores 'menos exigentes'
En el escenario que hemos planteado, ¿quíé rentabilidades exigirán los inversores a la renta variable respecto a la deuda? Victoria Torre, de Self Bank, da la clave: "La renta fija llega a ofrecer rendimientos tan bajos que la prima tiene menos significado que en otras ocasiones; cuando el inversor perciba que ya no es necesario protegerse exigirá a la renta variable un diferencial inferior al de otros momentos de mercado".
Cerca del 40 por ciento de los analistas entrevistados considera que el plus de rentabilidad que exigirán los inversores a la bolsa se situará entre el 2 y el 5 por ciento. Diego Jimíénez-Albarracín, de Deutsche Bank, lo coloca entre el 3 y el 4 por ciento. Tal y como se ha señalado, en momentos de fuerte crisis bursátiles -como en 2009 o 2011- llegó a alcanzar el 5 por ciento, pero tras dos años de alzas en el mercado es lógico que la prima se relaje, explica. Miguel Casas, de Diverinvest, entiende que los inversores buscarán spreads de alrededor del 4 por ciento; Ernesto Getino, de Getino Finanzas, eleva ese diferencial hasta el 5 por ciento, mientras que Josíé Luis García, de Dif Broker, lo baja, situándolo a partir del 2 o el 3 por ciento.
María Domínguez