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Autor Tema: La gran depresión de 1929… (ll)  (Leído 705 veces)

pharma

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La gran depresión de 1929… (ll)
« en: Octubre 13, 2008, 06:58:46 pm »
“La larga depresión de la díécada de 1930, se debió totalmente al mal manejo que el gobierno hizo de la moneda, tanto antes como despuíés de la crisis del 1929” 
              Friedrich A. von Hayek

El gran dilema se presentó cuando Inglaterra optó por volver a la convertibilidad de su Libra Esterlina. La intención de los ingleses era volver a la misma paridad anterior a la guerra, sin embargo, ante la emisión monetaria que habí­an llevado a cabo esto no era posible, teniendo que elegir entre dos alternativas. provocar y financiar una deflacción quitando de circulación la cantidad necesaria para volver a la paridad inicial o aceptar una devaluación de la Libra Esterlina. Ninguna de las dos opciones convencia a las autoridades inglesas, por lo que optaron por una salida que terminarí­a siendo la principal causante de la crisis del treinta, ayudada por la polí­tica de comercio exterior de Estados Unidos.

Al finalizar la guerra, Estados Unidos pasó de ser un paí­s deudor a ser uno acreedor, siendo Europa su principal acreedora. En el gobierno norteamericano, algunos legisladores republicanos tenian claro que para que Europa pudiese pagar sus deudas debí­a de poder exportar, por lo que sin estar a favor de una reducción  se oponí­an a un incremento de las barreras arancelarias a las importaciones. Sin embargo, en 1920 las elecciones dieron la victoria a Warren G. Harding, partidario de elevar las protecciones arancelarias. En 1921 se sancionó un aumento de las tarifas a las importaciones agrí­colas, y en 1922 se sanciona una de las leyes más fuertes  en la historia americana de protección industrial. Estas leyes se conocen como la Fordney-McCumber-Tariffs.

Lo que los legisladores se olvidaron, es que toda traba a la importación es tambiíén una traba a la exportación. Si Europa no podí­a vender sus productos a Estados Unidos, difí­cilmente podí­a contar con las divisas necesarias para importar los productos norteamericanos. La situación era aún más delicada debido al alto nivel de endeudamiento europeo. Incluso despuíés de finalizada la guerra, varios paí­ses europeos debieron  recurrir a nuevos príéstamos debido a su precaria situación, la ley Fordney-McCumber no hací­a más que empeorar las cosas.

Finalizada la guerra, el sistema monetario internacional habí­a quedado totalmente desarticulado y los paí­ses luchaban por retornar de una forma u otra al patrón oro. De una situación con la Libra Esterlina como moneda de transacción internacional convertible en oro y el resto de las monedas tambiíén convertibles al metal precioso, se habí­a llegado a una situación sin convertibilidad y con un grado de depreciación monetaria, además de las dificultades económicas heredadas de la guerra.

 En 1922 se reunió en Gíénova un grupo de expertos en temas monetarios que planteó modificaciones al sistema del patrón oro, sugiriendo un sistema  de patrón cambio oro. Este cambio del paso de patrón oro, al patrón cambio oro, daba una mayor flexibilidad a la creación de oferta monetaria de los paí­ses, ya que autorizaba a mantener  reservas en divisas convertibles  a oro, además del oro mismo. Tambiíén permití­a fijar una paridad y la intervención en el mercado para contrarrestar las fluctuaciones en la cotización del metal precioso. Sin embargo, en esta convención se cometieron varios errores conceptuales que se terminaron pagando muy caro.

continuará….

Cachanosky, Nicolás: (2007) Teorí­a Austrí­aca y el problema del ciclo económico.