¿Quiíén añora ahora las inyecciones billonarias de liquidez de los mejores años de la Reserva Federal? La renta fija europea ha vivido un trimestre histórico, con rentabilidades nunca antes vistas y con una euforia compradora como pocas veces ocurrió. La media de rentabilidad que consiguen los fondos de renta fija europea alcanza el 4,81% en el primer trimestre del año, unas cifras que pocos esperaban al inicio del año y que la práctica totalidad hubiese firmado para todo el año. Pero no malgasten fuerzas; dirijan sus agradecimientos directamente al Banco Central Europeo (BCE).
¿Quiíén necesita el dopaje de la Fed? El 31 de octubre, la entidad estadounidense acabó su tercer QE y al día siguiente, Japón anunciaba una nueva oleada de compra de activos. Finalmente, tres meses despuíés, el BCE anunciaba un programa con el que se comprometía a adquirir 60.000 millones de activos de deuda cada mes. Entonces las rentabilidades europeas cayeron hasta mínimos históricos y los inversores multiplicaron sus ganancias. Algunos fondos consiguen retornos superiores al 18% este año en el Viejo Continente (ver gráfico). Unas rentabilidades que es difícil que se puedan repetir en los próximos meses.
En este trimestre se han visto tramos de deuda en negativo que eran impensables hace unos años: con bonos alemanes con rentabilidades inferiores a cero hasta el 6 años o en Suiza, hasta el 10 años. En España, han sido las letras a 3 meses las que han caído a retornos negativos: este lunes marcaron un nuevo mínimo histórico en el -0,051%.
El año monetario
Estas bajas rentabilidades nominales son fruto del estancamiento de la inflación, o caída en muchas regiones, que elevan las rentabilidades reales y, por otra parte, los estímulos monetarios, que son su principal consecuencia. Más de 20 bancos centrales han bajado sus tipos de interíés oficiales este año, y otros tantos han anunciado programas de compras de activos, intervenciones en mercado o cualquier otro tipo de estímulos. Una cifra que no se había visto nunca y que ha sido la respuesta de las instituciones a la caída de la inflación y a la guerra de divisas.
Para evitar que el exceso de liquidez de los bancos se quede aparcado en las arcas de los bancos centrales, las entidades han decidido aplicar tasas negativas a los depósitos. El BCE tiene este interíés en el -0,2%, el Banco Nacional Suizo y el de Dinamarca, en el -0,75% y el Riskbank de Suecia, en el -1%. Esto provocó que todos los activos sin riesgo y con liquidez recibiesen una oleada de inversores y sus rentabilidades cayesen por debajo de cero en muchos casos. "Es una situación anormal, pero tambiíén lo que lo son las decisiones que la han originado", explica Víctor Alvargonzález, director de inversiones de Tressis.
Las compras del BCE han animado tambiíén a la renta fija estadounidense, que se mantiene oscilando en el entorno del 2% en 2015 a pesar de la proximidad de la primera subida de tipos de la Reserva Federal. La fortaleza del dólar ha generado grandes beneficios para los inversores europeos en renta fija estadounidense: el MSCI de bonos del país en euros gana un 13,7% en el año.
Javier G. Jorrín