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Autor Tema: Eterno Athletic  (Leído 522 veces)

Potto

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Eterno Athletic
« en: Agosto 18, 2015, 11:09:42 am »
"Que sea quiíén sea, pero que levante un trofeo pronto" fue la arenga en MARCA de Dani Ruiz Bazán pocos dí­as antes de la final de Copa. Su deseo ha tardado un poco más de lo esperado. Pero el Athletic ya vuelve a ser campeón. Y con ello, Dani ha dejado de ser el último capitán que alzó una copa de campeón para el conjunto rojiblanco. Lo hizo en el Santiago Bernabíéu, el 5 de mayo de 1984.
Desde entonces han pasado 31 años y 3 meses. Hay condenas más cortas. Entonces cayó el Barcelona que lideraba Maradona. El que cayó ayer fue el Barí§a de Messi. Dos de los mejores jugadores de la historia del fútbol aparecerán por siempre ligados a grandes momentos de la historia del Athletic.
Entre la final de Copa del Bernabíéu de 1984, que los leones afrontaron tras haber ganado la Liga pocos dí­as antes, y el último tí­tulo se han dejado ir sin festejo varias camadas de muy buenos futbolistas. Tambiíén se han perdido por el camino miles de aficionados, que no han conocido en su vida un Athletic campeón. Andoni Goikoetxea, uno de los campeones del doblete y pasajero histórico de La Gabarra, lo analizaba con serenidad: "Un tí­tulo es algo muy necesario para que los aficionados puedan mantener muy vivo el espí­ritu Athletic. Hay muchos jóvenes que no han tenido la oportunidad de disfrutar de una celebración".
El Athletic recuperará con este tí­tulo las celebraciones despuíés de tres díécadas sin un trofeo que acariciar. Los hinchas no saben de edades, así­ que tendrán la oportunidad de vivirlo como si fueran niños, puede que recordando cómo fueron aquellos dí­as que siguieron a la última vez que vieron a los suyos campeones. La sonrisa será otra en los muchos futbolistas que han pasado por el club sin posibilidad de tener un tí­tulo en su palmaríés. Son tantos años sin alegrí­as tangibles que de la actual plantilla sólo Iraizoz, Gurpegui y Aduriz habí­an nacido en mayo del 84.
De Urrutia a Iraola, una generación sin victorias
Entre los 10 jugadores con más partidos de la historia del Athletic, relación que encabeza Iribar con 614 encuentros, aparecen cuatro futbolistas de la íépoca entre tí­tulos. Joseba Etxeberria (514), Iraola (510), Larrazabal (445) y Guerrero (430). Son los únicos de los 10 históricos que no han tenido oportunidad de levantar un trofeo. Consumieron su carrera en una íépoca baldí­a para los leones.
Los intentos perdidos se llevaron por delante a varios futbolistas que de haber nacido unos años antes podí­an haber colocado algún tí­tulo en el recibidor del salón. Urrutia, ahora presidente, es uno de esos jugadores que hizo larga vida de rojiblanco y nunca estuvo en lo alto de una clasificación. Coetáneo del presidente es Larrazabal, que durante buena parte de su carrera llevó el dorsal 10 en recuerdo de su amigo Garitano, otro futbolista de posibles que acabó fuera de Bilbao pero de quedarse estarí­a sin triunfos.
Junto a todos ellos, el que más atención llamó fue Julen Guerrero, que en un Athletic sin campeonatos levantó una pasión difí­cil de olvidar en Lezama y San Mamíés. No ha habido otro como íél en los últimos años. Ni siquiera Joseba Etxeberia, que dejó la Real para fichar por el Athletic y sumando partidos se ha encaramado al top de históricos.
La conquista en el Camp Nou se celebró en Nueva York, donde desde hace apenas un mes juega Iraola, lateral derecho en la última final de Copa. Parte de ese tí­tulo tambiíén es suyo. ¡Toda una vida en el club y el Athletic gana la primera competición que tiene tras su marcha!
La lista de ilustres incluye a los campeones del mundo sub 20 Orbaiz y Aranzubia, que como rojiblancos no ganaron los tí­tulos que sí­ encontraron en otros clubes. O Rafa Alkorta, que tuvo dos etapas como león pero su palmaríés sólo tiene alusiones al Real Madrid.
Portazo al sí­ndrome de las finales perdidas
Más allá de que la Supercopa descansará pronto en un lugar predominante del museo que está levantando el Athletic en el interior del nuevo San Mamíés, el estirón en el palmaríés servirá sobre todo para desterrar el maleficio que perseguí­a al equipo en todas las finales que ha disputado desde 1984. Entre 2009, cuando los leones regresaron a la batalla definitiva, y mayo de 2015 todas las peleas acabaron en tragedia.
El Barí§a, en cuatro ocasiones -tres de Copa y una Supercopa-, y el Atlíético, en la final de Europa League de 2012, acabaron con las ilusiones de un Athletic que pese a los tortazos no perdió ni un ápice de la ilusión de su gente, que cada vez se presentaba en las finales más convencida que nunca de que "esta vez ya toca". Y el premio ha llegado en el momento menos esperado. En una Supercopa que apuntaba a una muesca más en el palmaríés de un Barcelona que querí­a sumar todos los tí­tulos posibles.
Estaba tan frí­o el ambiente que el miíércoles pasado se vendieron menos de 100 de las 300 entradas enviadas por el club azulgrana. Claro está, no se habí­a jugado el partido de ida. La goleada de San Mamíés aceleró las pulsaciones de una hinchada que se creyó en el paraí­so y conseguir una entrada pasó a ser una necesidad: no hay mejor recompensa para un hincha que ver de cerca como su equipo se adjudica un campeonato.
El 75 aniversario tambiíén encontró su trofeo
En 1973 el Athletic, el Rey de Copas, estaba de aniversario y la competición le puso de nuevo en la disputa de una final. No hubo fallo posible y los leones volvieron a levantar un trofeo que en las dos últimas díécadas le habí­a tenido como gran animador tras ganar cinco finales y ser subcampeón en tres ocasiones. Los rojiblancos destacaban por su facilidad para llegar a finales y por el corazón de sus aficionados, que le seguí­an desde cualquier parte de la pení­nsula.
Los recibimientos a los campeones, a menudo festejando sobre un camión, tambiíén son recordados como parte de una fiesta memorable.
Recuerdo de la final de los 11 aldeanos
En 1958 el Athletic ganó la Copa al Real Madrid en el Bernabíéu. Allí­ se acuñó el tíérmino de los once aldeanos. El equipo bilbaí­no jugó en el terreneno madridista por la chulerí­a de su presidente Enrique Guzmán. La pelea por el tí­tulo le emparejó con el todopoderoso Real Madrid de la cinco Copas de Europa. Emblema del momento, el equipo blanco contaba con más de un favor en las altas instancias y los gestores del torneo decidieron que la final se jugase en Madrid.
Para evitar escarnios y agravios, propusieron el Metropolitano, campo del Atlíético, como sede, pero ante la imposibilidad de sacar la final de Madrid, Enrique Guzmán tiró por la calle del medio y dijo: "Para jugar en Madrid, vamos a Chamartí­n, que entrarán más de los nuestros". El Athletic contó con un notable apoyo en las gradas y la capital se tiñó de rojiblanco. El triunfo cayó del lado bilbaí­no con los goles de Arieta I y Mauri el 29 de junio.
La Liga de 1983 ganada a la brava en Las Palmas
Despuíés de 31 años sin levantar un trofeo conviene recordar otros episodios en los que el club rojiblanco estuvo apartado de los íéxitos. Por ejemplo, los leones se pasaron 27 años sin conquistar una Liga. El fin a semejante sequí­a se logró en la Liga de 1983 con una contundente victoria en Las Palmas (1-5). El partido se puso pronto en contra de los intereses rojiblancos porque Miguel de Andríés marcó en propia puerta. El desliz parecí­a definitivo para un Athletic que para ser campeón necesitaba todo el viento posible de cara: jugaba contra un rival que perseguí­a un punto para mantenerse en Primera División. No solo eso, ganar la Liga pasaba por superar a Las Palmas y que el Real Madrid, que jugaba como visitante, perdiese frente al Valencia.
Pues se dio: el Athletic fue campeón tras su victoria -que condenó al Las Palmas a Segunda- y la derrota del Real Madrid, al que ajustició un gol de Tendillo. El partido del Athletic acabó unos minuos antes que el Valencia-Real Madrid y la imagen de aquella última jornada en el Insular siempre estará asociada a los jugadores del Athletic escuchando la radio para ver cómo terminaba el partido de Mestalla. El carrusel les hizo saber que eran campeones y los leones estallaron de ilusión. Algunos como, Manolo Sarabia, se convirtieron al instante en un mar de lágrimas y no se libraron de la congoja hasta pasar por la ducha en uno de los vestuarios más felices de la historia rojiblanca.
El autocar debe cambiar la pintura de su trasera
El autobús del Athletic, el mismo que ayer recogió a los campeones en el Camp Nou para trasladarlos al aeropuerto, tiene impresos en la parte de atrás todos los íéxitos del club. En los próximos dí­as deberá pasar por el taller de pintura para incrementar el número de Supercopas ganadas. El club bilbaí­no puede presumir de un palmaríés con ocho campeonatos de Liga, 24 Copas y dos Supercopas, además de una sucesión de campeonatos regionales en los tiempos en los que no habí­a Liga.
El primer triunfo llegó en 1902, cuando compitiendo bajo el nombre y colores del Bizcaya, el embrión de los leones, conquistó la Copa al imponerse 2-1 a su mismo rival de ayer. La Liga tardó algo más en conquistarse: se fue a Bilbao en la temporada 1929-30, con la segunda edición de un campeonato casi reciíén inaugurado. El Athletic tomó el testigo del Barcelona, que fue el primer campeón de un torneo con 10 participantes en el que tres de los cinco primeros clasificados fueron vascos: Athletic, Real y Arenas.
Desde ayer, las vitrinas lucen un trofeo más para un club que es eterno.