Hazard hizo estallar la casa de Vardy. "Jamie Vardy is having a party", suena en cada partido en el King Power Stadium. Y se extendió por toda la ciudad. Los futbolistas del Leicester se habían juntado para ver el Tottenham-Chelsea y festejaron el gol de los 'blues' que ponía el empate en Stamford Bridge y le daba a los 'foxes' la Premier. A dos jornadas del final, y con siete puntos de ventaja, el equipo de Ranieri hizo su sueño realidad. Campeones contra pronóstico y ante la admiración del planeta. Cada fin de semana, el mundo se preguntaba a quíé hora jugaba el Leicester. Despuíés de colocarlo en el mapa, siguieron una película con "final feliz", como pedía Ranieri. Un film no exento de superación y tensión.
El milagro se consumó. "Me da igual cuando ganemos la Premier. Cuánto antes mejor", había confesado Ranieri. Lo lograron desde el sofá. 36 jornadas despuíés, sobreviviendo con un fútbol de contraataque y lleno de intensidad, el Leicester cogió con las dos manos el título. Morgan levantará la Copa al cielo del King Power Stadium el sábado ante el Everton. Despuíés de ser segundos en 1929, miran ya desde la cima a todos sus rivales. La fiesta inundó toda la ciudad. Tras 80 minutos sufriendo en los pubs, la explosión de júbilo fue total.