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Autor Tema: ¿Hacia dónde va Amíérica Latina?...  (Leído 99 veces)

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¿Hacia dónde va Amíérica Latina?...
« en: Septiembre 12, 2016, 09:04:34 am »
Por...   Luis Manuel Arce Isaac


Cambios en la situación polí­tica en Brasil con la destitución forzada de la presidenta Dilma Rousseff, y en Argentina por el apretado triunfo electoral de Mauricio Macri, angustia a quienes tienen un pensamiento apocalí­ptico del destino inmediato de Amíérica Latina.

Por tratarse de paí­ses de un gran peso especí­fico polí­tico y económico en la región, hay una tendencia negativa a relacionar la destitución de Dilma y el ascenso de Macri al poder con un cierre del ciclo progresista iniciado con la revolución bolivariana del presidente Hugo Chávez y continuado en Brasil con la victoria electoral de un obrero metalúrgico, Luiz Inacio Lula da Silva, el 1 de enero de 2003.

Hay, incluso, quienes aseguran que Amíérica Latina está ante una inflexión irreversible en el corto plazo, donde las derechas conservadores imponen su agenda, y el panorama regional aparece claramente dominado por la alianza entre el capital financiero, Estados Unidos y las derechas locales, que muestran un dinamismo difí­cil de limitar a corto plazo.

Que el momento que vive una parte de Sudamíérica es dramático y la alianza de las derechas nativas y de Estados Unidos es una realidad insoslayable, no crea dudas en nadie, pero sí­ es cuestionable generalizar que se trata de una inflexión irreversible a corto plazo cuando en paí­ses como Venezuela, Bolivia y Ecuador la situación es otra y la batalla para que no se repita lo sucedido en Brasil es dura y sostenida.

Tampoco puede concedíérsele a la derecha un triunfo absoluto -como proclama la prensa subordinada al capital- el haber llevado a la Casa Rosada a Macri por una í­nfima mayorí­a y defenestrado a Dilma con el apoyo de senadores probadamente corruptos, sobre todo porque ya se aprecia en uno y otro paí­s una reacción popular cuyas consecuencias nadie puede predecir.

Hay una verdad como templo en el caso de Brasil, y es que la derecha nativa y extranjera ha tenido que recurrir de nuevo al golpe de Estado para bloquear e impedir el avance de gobiernos progresistas como los de Lula y Dilma, lo cual significa que por las ví­as democráticas e institucionales no la habrí­an derrocado. Eso es importante.

Golpe parlamentario en Brasil y capitalismo desbocado en Argentina, son de los peores recursos para restablecer sistemas polí­ticos obsoletos fundados en la economí­a de mercado para potenciar una doctrina neoliberal dentro de una globalización que está dejando de ser un dogma de fe del sistema que la creó.

La otra gran verdad es que retomar los modelos neoliberales fracasados en los años 1990 en Argentina y en Brasil es admitir que no hay nada nuevo que ofrecer a la gente más allá de volver a la recesión profunda y prolongada, con ajustes sociales dictados de nuevo por el FMI y de exclusión social, con gobiernos autoritarios aunque sean civiles, siempre en crisis y enfrentados en las calles y reprimiendo a los sectores populares.

La razón de esa previsible situación -que ya es una realidad progresiva en Argentina y comienza en Brasil contra las medidas laborales anunciadas por Michel Temer- es que ni los gobiernos de ambos paí­ses, ni Estados Unidos, tienen nada que ofrecerles a argentinos y brasileños.

Los Tratados de Libre Comercio o TLC son un fracaso y han hundido a economí­as antes solventes como la de Míéxico, por eso son rechazados en todo el continente y hacia ese chasco se encamina la Alianza del Pací­fico que no ha logrado despegar.

¿Cuál es la verdad? Que Estados Unidos ya agotó todas sus propuestas alternativas y le es muy difí­cil salirse del esquema globalizador que hace polvo las economí­as de sus aliados, incluida Europa, porque sus intereses son el cordón umbilical del capital especulativo mundial, representado por el FMI y el Banco Mundial.

En cambio, los gobiernos progresistas de Dilma y Lula en Brasil, y de los Kirchner en Argentina, a pesar de errores que se les señalan como el pobre trabajo ideológico frente al consumismo deformador, formaban parte de la nueva geopolí­tica del mundo basada en el desarrollo productivo y las relaciones Sur-Sur que permitió y estimuló el Banco de Desarrollo de los Brics.

Esa nueva geopolí­tica -que no ha sido derrotada a pesar del traspiíé en Argentina, los golpes blandos en Brasil, Paraguay y Honduras, y la feroz campaña contra Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador- está dirigida hacia una economí­a productiva y no especulativa, de liberación de la deuda pública.

¿Hacia dónde, entonces, va Amíérica Latina? Una buena dirección es la recomendada hace unos dí­as por el teólogo, escritor y militante social brasileño Leonardo Boff, cuando al analizar el golpe en Brasil decí­a:

Una nueva dinámica polí­tica de retrocesos sociales se impone en Brasil y en otros paí­ses latinoamericanos en los últimos meses. Se trata de una ofensiva neoliberal en el marco de una nueva 'guerra frí­a'. Y agregaba:

Estoy convencido, más que nunca, que debemos reinventar una forma nueva de habitar la Casa Común, tal como lo menciona el Papa Francisco en su Encí­clica Laudato si.

Decí­a el historiador Eric Hobsbawm en 'La era de los extremos': 'O cambiamos o morimos'. Estoy convencido que al paradigma del poder como dominación - que es el eje del mundo moderno desde los últimos siglos- hay que oponerle el cuidado esencial y la responsabilidad colectiva por el futuro común de la Tierra y de la humanidad.


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...