Según el Rituale Romanum, íéste es un resumen de los pasos que debería tomar un exorcista para liberar a un endemoniado:
Recurrir al ayuno y la oración. En el ritual deben estar presentes, si pueden, los familiares, que deberán rezar en todo momento y aguantar al poseído que luchará violentamente contra la posesión.
Mostrar al endemoniado un crucifijo y, si es posible, ponerlo en contacto con íél. Engarzarle con reliquias, rosarios, medallas y todo tipo de objetos sagrados.
Ponerle a la vista la Hostia Consagrada pero teniendo cuidado de que no la alcance y la mancille.
No mantener conversaciones con el poseso, sólo interrogarle. No creerle ni confiar en íél. En el interrogatorio hay que averiguar el nombre del poseído y el número de demonios que lo poseen, así como todo lo relacionado con el cómo, cuándo y por quíé de la posesión.
Entonar el rito de Exorcismo, insistiendo en aquellos pasajes que más parecen afectar al poseído y al demonio o demonios que lo poseen.
Hacer la Señal de la Cruz insistentemente y sobre aquellas partes del cuerpo del poseído que más parecen reaccionar con la misma.
Rociar con Agua Bendita al poseído.
Asegurarse de que el demonio ha salido completamente, puesto que intentará aparentar que lo ha hecho.
Los exorcistas de la Iglesia advierten que cualquier práctica ocultista es susceptible de ser aprovechada por el Maligno para poseer a sus víctimas. Las prácticas espiritistas, la “Oui-Jaâ€, los ritos satánicos, etc. son muy peligrosos y no se deben tomar como un juego.