(PL)
Diversos factores como la salida de Reino Unido de la Unión Europea, el pugilato comercial chino-estadounidense y la merma de la productividad influyen hoy en los pronósticos a la baja conferidos por diversos organismos para la Eurozona.
Según el Banco Central Europeo el conjunto de los 19 países de la moneda común crecerá 1,9 puntos porcentuales en 2018 en vez del dos por ciento previsto antes, debido a la persistencia de incertidumbres relacionadas con factores geopolíticos y la amenaza del proteccionismo, así como con vulnerabilidades en los mercados emergentes y la volatilidad en los mercados financieros.
El presidente de la entidad, Mario Draghi, advirtió que el balance de riesgos 'se está moviendo a la baja' aunque consideró que 'las perspectivas de crecimiento de la zona euro pueden considerarse todavía como equilibradas en general'.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), por su parte, estimó que un menor crecimiento de las exportaciones influirá en la ralentización económica de la Eurozona cuyo crecimiento para este año será del dos por ciento, dos décimas menos que en su anterior análisis.
De acuerdo con el organismo financiero algunas de las causas que originan los pronósticos a la baja de la Eurozona son el resultado aún incierto de las negociaciones entre Reino Unido y la Unión Europea en relación al Brexit y la baja productividad obtenida en periodos recientes.
Para Alemania, el FMI revisó también a la baja sus pronósticos y le confirió un crecimiento del 1, 9 por ciento, cifra que marca una reducción de tres décimas en comparación con las estimaciones precedentes.
Un estudio de la agencia de calificación crediticia estadounidense Standard & Poor's, destaca asimismo que el área de la moneda común crecería en dos por ciento en 2018, una décima menos que los vaticinios realizados previamente.
El informe previó, igualmente, una prolongada debilidad del euro frente al dólar como mínimo hasta mediados de 2019.
'La debilidad relativa de la economía de la Eurozona, el endurecimiento de la política de la Reserva Federal estadounidense y la incertidumbre política provoca que los activos en euros sean relativamente menos atractivos que sus contrapartes norteamericanos', aseveró la economista de la agencia, Marion Amiot.
