neil irwin
Durante las últimas dos décadas, los ingresos en los países más pobres estaban alcanzando a los países ricos.
La economía pandémica de la década de 2020 puede revertir la tendencia, advierte el Banco Mundial en un nuevo informe .
Por qué es importante: La reducción de la desigualdad entre países ha sido una de las tendencias más positivas del siglo XXI. Si se revierte, implica más sufrimiento humano e inestabilidad geopolítica.
El panorama general: en su informe Perspectivas económicas mundiales, la organización para el desarrollo presenta una constelación de factores que están haciendo que el impacto económico de la pandemia sea más duradero y grave en países que, para empezar, eran más pobres.
Es menos probable que cuenten con mecanismos efectivos para obtener y distribuir vacunas rápidamente.
Tienden a tener un acceso más limitado a los mercados de deuda y, por lo tanto, menos capacidad de endeudamiento público a gran escala para amortiguar el dolor económico.
La inflación tiende a ser más un problema. Para los países ricos, los precios más altos de los alimentos son una molestia; para los países pobres, pueden causar hambrunas masivas.
Lo que dicen: "Estoy muy preocupado por una cicatriz permanente en el desarrollo", dijo el presidente del Banco Mundial, David Malpass, a los periodistas el martes.
Según las cifras: el banco proyecta que el crecimiento global general se desacelerará del 5,5 % en 2021 al 4,1 % en 2022 y al 3,2 % en 2023.
Pero mientras que las economías avanzadas están en camino de volver a su tendencia económica anterior a la pandemia, se pronostica que las economías de mercados emergentes y en desarrollo permanecerán "notablemente por debajo" de esos niveles.
Nuestra burbuja de pensamiento: las economías emergentes se enfrentan a una paradoja. Sus ciudadanos sufren una alta inflación, pero también sufrirán los esfuerzos de los bancos centrales por contener la inflación elevando las tasas de interés, lo que restringe el crédito en todo el mundo.
Cuando la Fed eleva las tasas de interés para combatir la inflación, tiende a desacelerar las economías de Asia, América Latina y más allá, donde los préstamos se realizan en dólares.
El resultado final: el mundo enfrenta un camino lleno de baches para recuperarse de la recesión pandémica, y es más accidentado en los lugares con menos recursos.
