PABLO PARDO
4 de junio.- Si hay algo que tenga morbo, es el debate sobre las pensiones. El otro día escribí un blog explicando los problemas de las pensiones en General Motors, y varios lectores lo convirtieron en un debate entre pensiones públicas y privadas, de capitalización y de reparto.
Lo cierto es que en EEUU existen los dos sistemas... y ninguno funciona. Las pensiones públicas son muy bajas, y casi nadie vive de ellas (súmese a eso el hecho de que en este país la sanidad es privada y muy cara). Las pensiones privadas han sufrido un golpe salvaje con la crisis, que ha forzado a muchos jubilados a dejar los palos de golf y volver a trabajar en lo que encuentren. Hace poco descubrí a un señor que había participado en la Invasión de Normandía trabajando de portero en Washington. Haberse jugado la vida por su país no le sirvió de nada para tener una vejez decente una vez que estalló la crisis de las subprime.
A ese respecto, sólo querría comentar un par de cosas que a menudo se pasan por alto cuando se habla de las pensiones:
1.— El problema demográfico es similar tanto para las pensiones públicas de reparto como para las privadas de capitalización. Porque, si toda la población tiene invertidos sus ahorros en planes privados que tienen activos financieros, al irse jubilando, irán sacando su dinero. Si es un porcentaje grande de la población el que se retira, eso introducirá al mercado en una senda bajista. Los activos bajarán. Y con ellos las rentabilidades de los planes de pensiones, tanto de los que estíén siendo ejecutados en ese momento, sino tambiíén los de los futuros jubilados;
2.— No hay evidencia de que la gente ahorre más con planes de pensiones privados. Efectivamente, la gente no se suele (no nos solemos) preocupar por sus (nuestras) inversiones. El mito de que el señor que tiene su propio plan de pensiones se va a pasar un par de horas todas las semanas comparando entre renta pública, corporativa, a corto, a largo, titulizaciones, divisas, etcíétera es tan tierno como falso. El señor se va a pasar esas dos horas en el fútbol. Y hace bien. Porque, con la información que le va a dar el banco, simplemente no va a saber dónde tiene el dinero. Esto vale tanto en España como en EEUU.
Esto no quiere decir que las pensiones privadas de capitalización sean necesariamente peores que las públicas de reparto. Simplemente, que a la hora de analizar cuál es mejor, hay que tener en cuenta todos los factores.
En todo caso, lo más lógico, en mi opinión, es otro anatema: aplazar la edad de jubilación. En una sociedad en la que la esperanza de vida media es cada día más grande, y en la que las personas llegan a una edad avanzada con buenas facultades mentales, no tiene sentido seguir jubilando al personal a los sesenta y pico, máxime cuando existen fórmulas, como el trabajo a tiempo parcial o el teletrabajo, que las empresas demandan y que pueden venir como anillo al dedo a este segmento de la población. Evidentemente, en España hemos hecho lo contrario, con prejubilaciones a los 42 años. Ahora, habrá que buscar lo contrario.
