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Autor Tema: La muerte dispara las ventas de discos de 'Jacko'  (Leído 405 veces)

Orpheo

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La muerte dispara las ventas de discos de 'Jacko'
« en: Junio 27, 2009, 11:27:34 am »
PABLO PARDO desde Washington
26 de junio de 2009.- Michael Jackson ha tenido la muerte más convencional posible de una estrella: en una mansión, solo, en circunstancias extrañas, arruinado (la revista 'Portfolio' estima su deuda en 350 millones de euros) y con un ambicioso plan para relanzar su carrera. Una carrera que, paradójicamente, va a relanzar mucho mejor su muerte.

Ahí­ están las primeras cifras: el jueves a las 12 y 40 de España (6 y 40 de EE. UU.), veinte minutos despuíés de la confirmación de su muerte, las ventas de los álbumes de Jackson ocupaban una posición discreta en la tienda online Amazon.com. 'Thriller' estaba en el puesto 3.576. 'Bad', en el 5.115. Y el recopilatorio 'Number Ones', en el 1.020. Compárese eso con, por ejemplo, el 166 de 'The Wall', el 178 de 'Dark Side Of The Moon' y el 296 de 'Wish You Were Here', tres discos emblemáticos de otra vieja gloria, en este caso el grupo de rock Pink Floyd, que llevan inactivos como banda desde 1994 (los discos de Pink Floyd son, además, más antiguos que los de Jackson; recordemos que 'Wish You Were Here' era número uno en España cuando murió Franco).

Ahora, a las 7 menos 20 de la tarde en España, 'Thriller' es 184; 'Bad', 29; y 'Number Ones', 5.

Esos repuntes no son inusuales en la industria del pop. Cuando Pink Floyd se reunificaron con su formación clásica (incluyendo a Roger Waters) para tocar durante 20 minutos en 'Live 8' en Londres, hace cuatro años, las ventas de su recopilatorio 'Echoes' se multiplicaron por 11.

Así­ que el fallecimiento de Michael Jackson cambia, siquiera temporalmente, el panorama de la música. Al menos, para la empresa francesa Vivendi (dueña de Motown y de Universal) y la japonesa Sony, con las que el rey del pop' grabó todos sus trabajos. Paradojas del libre mercado: un icono tan americano como Michael Jackson trabajaba, en realidad, para los franceses y los japoneses. Y una pregunta para los enemigos de la globalización. Porque, vamos a ver, ¿no habí­amos quedado en que esto de la cultura 'pop' y la industria del entretenimiento era una lavada de cerebro de los americanos para imponer su cultura a todo el mundo?

En realidad, la vida empresarial de Jackson es casi un repaso a la globalización. Su salida, junto con sus hermanos, de Motown, en 1975, coincidió con el traslado de las operaciones de esa discográfica esencial de la música negra de EE. UU. de Detroit a Los Angeles, y con el inicio de la crisis del sello que abarí­a entregándolo a Universal. 'Thriller', por sí­ solo, hizo de 1983 el mejor año para la industria musical desde 1978. Tambiíén marcó la explosión de la MTV. Y se benefició de la transición del vinilo al CD, aunque el disco instrumental en esa transformación en la que las discográficas nos obligaron a renovar toda nuestra 'flota' de discos fue 'Brothers In Arms', de Dire Straits. Fue la era dorada de la música rock. nada que ver con lo que pasa ahora, cuando los supersolidarios miembros de U2 piden al público que no se meta con los millonarios y sus proyectos inmobiliarios en Dublí­n se estrellan contra la crisis de las hipotecas-basura.

Jackson disfrutó al máximo de aquellos años en los que las estrellas podí­an fijar las condiciones que quisieran a sus empleadores. Puede parecer absurdo, dada la sucesión de excentricidades que el cantante ha hecho en los últimos años. Pero lo cierto es que Jacko supo beneficiarse al máximo de su poder de venta. Sus royalties a principios de los 80 de 2 dolares por álbum vendido, eran los más altos del mundo. Aprovechó su fama para vender bajo licencia su imagen a un fabricante de muñecos. Y aumentó sus ingresos cuando John Landis, dirigió un documental titulado 'The Making Of Michael Jackson'.

Finalmente, Jackson ha muerto cuando Motown no es más que un catálogo de discos gestionado desde Nueva York y justo cuando Detroit, la meca del 'soul', amenaza con hundirse definitivamente como ciudad, con General Motors y Chrysler nacionalizadas y Ford quemando su propia hipoteca a toda velocidad. Fue vetado en MTV por ser negro: el presidente de CBS, Waltyer Yetnikoff, sólo logró que la cadena de televisión emitiera sus clips cuando les amenazó con "contar a la gente que no queríéis poner ví­deos de este chaval porque es negro". Y se ha muerto cuando un negro es presidente de EE. UU. (dicho sea de paso, parece que Obama no es un 'fan' de Jackson).

Su muerte llega en el momento en el que la industria discográfica tradicional se extingue irremisiblemente. Es evidente que su fallecimiento va a disparar las ventas de discos, pero sólo momentáneamente. La tendencia de la industria es demasiado calara: las ventas de música en soporte fí­sico (CDs, DVDs y demás) se han hundido un escalofriante 25% en los últimos dos años. Contra eso, ni Michael Jackson -vivo o muerto- puede hacer nada.

De hecho, la vuelta a los escenarios de Jackson, con su serie de 50 conciertos en el O2 londinense parece reflejar esa situación. Hoy los grupos hacen dinero con los conciertos, no vendiendo álbumes. La llegada de las nuevas tecnologí­as ha hecho que los consumidores hayamos recuperado al menos parte de la soberaní­a que el libre mercado teóricamente nos da. Y eso ha obligado a las estrellas a trabajar. Se acabaron los anacoretas que trataban a patadas a su público. Si hoy alguna vieja estrella arruinada quiere salir de los números rojos, tiene que actuar en directo. Y da igual que sea Michael Jackson que Leonard Cohen.



En individuos, la locura es rara; en grupos, partidos, naciones y épocas, es la regla", Nietzsche.