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Autor Tema: Un elefanto blanco el mayor “experimento cientí­fico del siglo”  (Leído 440 veces)

OCIN

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Un año despuíés de que el mundo contuviera la respiración ante la puesta en marcha del denominado “experimento cientí­fico del siglo”, el Gran Acelerador de Hadrones (LCH) del Laboratorio Europeo de Fí­sica de Partí­culas (CERN) sigue sin funcionar.

Algunos fí­sicos de renombre, pseudocientí­ficos, alarmistas, creyentes de cualquier fenómeno paranormal y hasta una adolescente india que llevó su miedo hasta las últimas consecuencias creyeron que el mundo iba a acabar absorbido por un agujero negro.

Los fí­sicos de todo el mundo estaban en íéxtasis por una prueba que iba a revolucionar la fí­sica desde que los antiguos empezaron a estudiarla.

La mayorí­a de la población estaba simplemente expectante porque le habí­an contado que el experimento permitirí­a desentrañar los orí­genes del universo.

Tras más de 20 años de trabajo conjunto de 10,000 cientí­ficos y 4,000 millones de euros invertidos, el mayor acelerador de partí­culas del mundo, el LHC, un anillo de 27 kilómetros bajo la frontera suizo-francesa, se puso en funcionamiento el 10 de septiembre de 2008.

Conteniendo la respiración, los más de 500 cientí­ficos y periodistas reunidos en el CERN observaron cómo un haz de millones de protones, que habí­an sido inyectados en el acelerador, logró dar una vuelta completa al túnel, lo que constituyó un rotundo íéxito, y el primer paso del experimento.

Sin embargo, la fiesta duró poco porque el 19 de septiembre ocurrió una averí­a —que ciertas voces crí­ticas quisieron ver como el resultado de un supuesto apresuramiento en el lanzamiento del LHC— que paralizó el acelerador.

El portavoz del CERN, James Gillies, indicó ayer que la institución prevíé que el LHC comience a funcionar de nuevo a mediados de noviembre, y explicó que, por el momento, se dedican a enfriar la maquinaria.

Por su parte, uno de los fí­sicos jefes del CERN, el chileno Jorge Mikenberg, explicó que la etapa de reparación y respuesta a punto del LHC ha sido más larga de la anunciada con el fin de evitar otra averí­a inesperada.

“Tras el terrible accidente, decidimos hacer muchas más pruebas, establecer más sistemas de protección, y todo ese proceso duró hasta junio”, señaló Mikenberg .

La dirección del CERN ha decidido que una vez el LHC haya arrancado, lo haga de forma ininterrumpida durante 12 meses, sin hacer la tradicional pausa invernal, para poder recuperar un poco del tiempo perdido.

“Primero empezaremos con una velocidad de 7 TeV (taralectrovoltios), despuíés subiremos a 8 o 10 TeV, pero aún no sabemos cuándo llegaremos a la máxima, 14 TeV, a causa de una averí­a en las conexiones entre imanes”, explicó Kalenberg.

El fí­sico explicó que uno de los problemas adicionales que se detectaron reside en las soldaduras de las conexiones de cobre entre los imanes, una traba que, sin embargo, no es obstáculo para probar el acelerador a energí­as menores a la máxima.

La expectación ante el reencendido del acelerador se mantiene intacta, porque una vez el LHC funcione a pleno rendimiento, producirá cientos de millones de choques frontales de partí­culas a una velocidad próxima a la luz.

En ese momento se recrearán los instantes posteriores al Big Bang, lo que dará informaciones claves sobre la formación del universo y confirmará o rebatirá la teorí­a estándar de la fí­sica, basada en el bosón de Higgs.

La existencia de esa partí­cula, que debe su nombre al cientí­fico que hace 30 años predijo su existencia, se considera indispensable para explicar por quíé las partí­culas elementales tienen masa y por quíé las masas son tan diferentes entre ellas.

La información que proporcionen las colisiones será recogida y procesada por cuatro enormes detectores —ATLAS, ALICE, LHCb y CMS— que tendrán que “entender” los datos -15 millones de gigabytes de información al año- que luego serán distribuidos a 140 centros de cómputo en 33 paí­ses para ser analizados y estudiados.
 


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