La Comisión Europea (CE) ha vuelto a advertir hoy, tras conocerse que General Motors no venderá su filial Opel, de que no permitirá una “guerra de subsidios†entre los gobiernos europeos encaminada suavizar el nuevo plan de reestructuración de Opel, y se ha ofrecido para mediar.
“En el pasado ya hemos ofrecido nuestros servicios y estamos dispuestos a seguir haciíéndolo si se plantea la necesidadâ€, ha comentado el portavoz comunitario de Competencia, Jonathan Todd.
Bruselas no quiere que se repitan las tensiones entre estados miembros surgidas a raíz de la bancarrota del fabricante estadounidense y su anuncio de que vendería la filial europea.
En agosto pasado el Gobierno alemán ofreció ayudas, críéditos y avales por valor de 4.500 millones de euros a General Motors para posibilitar la venta y asegurar la supervivencia de Opel, cuya sede y principales fábricas se encuentran en Alemania.
Varios países europeos en los que Opel tiene tambiíén plantas, como España, Bíélgica y el Reino Unido, temieron que Alemania tratara de hacer recaer el esfuerzo mayor de reestructuración sobre las fábricas situadas fuera del país.
El pasado 16 de octubre la CE halló “indicios significativos†de que las ayudas prometidas por Alemania a Opel podían estar condicionadas a que Magna fuese la elegida por GM para hacerse con el control de Opel, y al plan presentado por este grupo austríaco-canadiense, lo que habría supuesto una violación de las normas de competencia. Bruselas pidió entonces garantías a Berlín de que esas ayudas estarían disponibles con independencia de cuál fuera el comprador final de Opel y de que no interferiría políticamente en las decisiones empresariales.
Tras conocerse que GM no venderá finalmente la marca europea, la Comisión ha expresado hoy su deseo de que el nuevo plan de reestructuración que ponga en marcha la compañía sea “sólido†y garantice “empleos duraderosâ€.
Todd se ha limitado a “tomar nota†de la decisión del fabricante estadounidense pero ha advertido no obstante de que la CE verificará la compatibilidad de cualquier ayuda que los estados miembros de la UE pudieran conceder.
El portavoz ha recalcado una vez más que las ayudas previstas por los gobiernos bajo el marco temporal de apoyo al sector automovilístico sólo pueden servir para hacer frente a los problemas derivados de la reciente crisis financiera y económica.
No pueden, en consecuencia condicionar las decisiones empresariales relativas a la ubicación futura de instalaciones y capacidades de producción dentro de la UE.
El objetivo de esta condición impuesta por la CE es impedir que cuestiones políticas influyan en decisiones empresariales, como posibles cierres de fábricas o despidos.
Todd ha dejado claro que corresponde a Alemania decidir si mantendrá a disposición de GM-Opel esas ayudas aunque no se produzca la venta.
“El papel de la Comisión no es obligar a los Estados a conceder ayudas, sino vigilar que íéstas cumplen las reglas comunitariasâ€, ha precisado Todd.
Según el esquema planteado entonces por GM, el 55 por ciento de su filial Opel pasaría a Magna y su socio ruso el Sberbank, mientras que mantendría el 35 por ciento de las acciones.
El diez por ciento restante del capital de la nueva compañía, bautizada como “New Opelâ€, iba a ir a manos de la plantilla, tal y como contemplaba la oferta inicial de Magna.
Pero el consejero delegado de GM, Fritz Henderson, anunció ayer que la multinacional se queda finalmente con la filial europea, y que se invertirá en su reestructuración unos 3.000 millones de euros.