JAVIER GALLEGO27 de cotubre de 2009.- Algunas de las economías más importantes del mundo están empezando a mostrar su preocupación respecto a la caída del dólar. Brasil ha sido la última en hacerlo, y la semana pasada anunció que establecerá un impuesto del 2% a las inversiones extranjeras en renta variable y renta fija. Esta medida tiene como objetivo reducir las inversiones especulativas tanto en el mercado de valores como en el de deuda, que están provocando un ascenso imparable del real. Desde febrero, la moneda brasileña ha subido un 44% frente al dólar.
Cuando una moneda sube, pone en peligro las exportaciones del país y, por tanto, su crecimiento (al menos cuando son países con superávit en la balanza comercial, es decir, cuando exportan más de lo que importan). A Brasil le está pasando eso, según anunció su ministro de Hacienda, Guido Mantenga: "Cuando el real se aprecia, acaba encareciendo nuestras exportaciones y abaratando las importaciones, y ya hemos tenido un gran aumento de las importaciones, mientras que las exportaciones no crecen como deberían", señaló.
La medida ha tenido un efecto inmediato, ya que el real ha caído un 8% desde que se puso en marcha la medida y arrastró a su vez a otras monedas, como el peso colombiano, ante el temor de que estos países adopten medidas similares. Sin embargo, puede tener un peligroso efecto de vuelta, y es el de reducir las inversiones extranjeras en Bolsa, afectando el crecimiento de capital de sus grandes empresas, y en renta fija, lastrando la capacidad de financiación de las propias compañías y del Estado.
En cualquier caso la crisis financiera, primero, y económica, despuíés, parece que está dando paso a un nuevo periodo de inestabilidad en las divisas. El cierre de McDonalds en Islandia, un país donde su moneda se ha desplomado un 80% frente al euro, representa un ejemplo de cómo afecta dicha estabilidad a pie de calle. Y los países emergentes, como Brasil, tambiíén son conscientes de que la caída del dólar puede perjudicarles tambiíén, aunque en este caso desde el lado de las exportaciones. En Tailandia, Filipinas e Indonesia, los bancos centrales han comprado dólares para evitar que una caída de esa moneda perjudique su comercio exterior.
¿Y quíé hay de España? No somos un país muy exportador, y lo que exportamos va, en su mayoría, a otros países de la zona euro, donde no hay riesgo de tipo de cambio. Pero Alemania sí que lo es, y de este país depende en buena medida nuestra recuperación y la del resto de la UE. Así que frente a la ventaja de comprar unos Levi's más baratos en Nueva York, está la desventaja de quedarnos estancados por un euro muy poco competitivo.