La alianza con China Unicom permitió a Telefónica poner un pie en el país asiático. Está ahí desde hace cuatro años y ha constatado la dificultad de convertir esa presencia en negocio. Ahora ha detectado un campo que está muy poco explotado: el servicio a las multinacionales fuera del país, en el que ella puede aportar toda la infraestructura que las empresas chinas no tienen.
El ensanchamiento del díéficit fiscal y el consiguiente aumento de la deuda pública comienzan a pasar factura a la economía española en tíérminos de credibilidad. Ayer fue la agencia de calificación Standard & Poor’s quien situó al Reino de España con perspectiva negativa -paso previo a una posible degradación del rating-, pero las sospechas de que España no será capaz de cuadrar sus cuentas públicas en el corto plazo van en aumento.
El Servicio de Estudios del BBVA recordaba recientemente que el díéficit público -entre un 10% y un 11% del PIB en 2009, según el consenso de Funcas- es mucho más elevado de lo que podría explicarse por la situación cíclica de la economía. En su opinión, tiene más que ver con “decisiones discrecionales de política económicaâ€, y eso explica que sea mucho más difícil la consolidación fiscal. Dicho en otros tíérminos. Si las administraciones públicas cierran el año 2009 con un díéficit del 11,4% (como estima el BBVA), las políticas discrecionales y el ajuste estructural habrían elevado el saldo estructural hasta el -10% (siendo el componente cíclico del saldo presupuestario únicamente del -1,4% del PIB). Es decir, que el Gobierno tiene por delante una ingente tarea si quiere llegar al 3% de díéficit en 2013, tal y como le ha exigido la Comisión Europea.
No lo va tener fácil en un contexto macroeconómico extremadamente complicado que se deriva fundamentalmente de la existencia de altas de tasas de desempleo. Los institutos de coyuntura coinciden en que el paro se situará en el entorno del 18%-20% hasta el año 2012, lo cual determina un sesgo a la baja en el consumo privado, el principal componente del PIB desde el lado de la demanda. Y sin empleo, las familias no tienen capacidad de gasto ni el Estado instrumentos potentes de recaudación. Y eso explica que las últimas previsiones de la Comisión Europea hablen ya de que en 2011 la deuda pública representará el 74% del Producto Interior Bruto, frente al 39% en que se situaba al principio de la crisis.