La cota de 11.500 comienza a ser familiar
Publicado en Expansión por Josíé Antonio Fernández Hódar
La cota de los 11.500 puntos se está convirtiendo en un punto de inflexión del Ibex 35, dentro de la banda en la que oscila su gráfico bursátil y que nos estamos acostumbrando a visitar sin que pase nada. Algún día nos podemos llevar un susto, porque el soporte más fuerte está 200 puntos más abajo.
Pero de la misma forma que en la película Casa Blanca, decía Bogat, “siempre nos quedará Parísâ€, a los inversores españoles siempre les quedará el 11.300. Y ahí estamos y ahí vamos a seguir aunque nos lancen dardos envenenados desde las agencias de calificación. Aunque en ocasiones, y el jueves fue una de ellas, hagan sangre.
Ver durante la jornada matinal a los dos buques insignia de la banca española liderando los retrocesos de los pocos valores del Ibex que mostraban números rojos impresiona. Algún fondo extranjero decidió aligerar su exposición a España, sin pararse a meditar que esas dos entidades son las más saneadas de Europa. Que no han necesitado a papá Estado para que las salve de nada. Que son bancos internacionales, no sólo españoles y que Banco Santander, ha sido elegido “Banco Global del Año†por la revista The Banker.
A los vendedores habría que recordarles la lapidaria frase del tenorio: los muertos que vos matáis gozan de buena salud. Algún día corregirán parte de la subida, en un entorno de corrección generalizada, porque no hay que olvidar que la bolsa sube y baja. Pero estarán conmigo en que, verlos bajar en solitario, como si fuesen los malos de la película, impresiona.
Tema distinto son los bancos medianos, de los que nos ocuparemos el lunes en la sección “Un Valor a Seguir†y que no están para recomendarlos a ningún amigo, al menos por ahora.
La nota de color, feo, de la semana la ha puesto Nueva Rumasa. Nos parece estupendo que un grupo empresarial resurja de sus cenizas. Hay que darle la bienvenida, porque genera riqueza y empleo. Pero que venga con la frente muy alta. Con las cartas sobre la mesa. Con las cuentas muy claras y auditadas y sin medias palabras. Y que, de momento, la abejita busque panales en los que anidar lejos de la bolsa. Porque los accionistas que dejaron su dineros en Galerías Preciados, por sólo citar a la más grande de las cotizadas del Grupo Rumasa, tienen los niveles de confianza bajo mínimos.
Estamos en el final de la cuenta atrás para cerrar un año que, ni los más optimistas, podíamos imaginar. No vayamos a estropearlo al final por meter un euro más en la cuenta. Hay que comenzar a plantarse la estrategia para 2010. Un año que esperamos sea alcista, pero no fácil. No hay que esperar a última hora para sacar los cadáveres del baúl y planificar la cartera. Una cartera en la que no tiene cabida las inmobiliarias, aunque en alguna veamos movimientos especulativos rápidos, porque su hora aún está lejos de sonar. Una cartera en la que los valores diversificados geográficamente tengan un lugar preferente.