Por... STEVEN THOMMA y DAVID LIGHTMAN/MCT
Cuando el reloj avanza hacia un aumento masivo y automático aumento de impuestos a finales de año, el presidente Barack Obama iniciará el lunes una batalla política sobre quien pagará más impuestos.
Si el Congreso no las prorroga, todas las reducciones de impuestos implementadas en el gobierno del presidente Bush, promulgadas en el 2001 y el 2003, expirarán el 31 de diciembre.
El críédito tributario de $1,000 por niño bajará a $500. Los impuestos de todos los contribuyentes aumentarán. Todos los impuestos a las ganancias de capital, dividendos y propiedades aumentarán.
Al presentar su propuesta de presupuesto el lunes, Obama pedirá al Congreso que prorrogue las reducciones fiscales para los que ganan menos $250,000 anuales, pero que las eliminen para los que ganen más, como había prometido en su campaña.
Sin embargo, los tiempos han cambiado radicalmente desde entonces.
El fuerte aumento del díéficit federal hace que la perspectiva de añadir billones a la deuda para mantener las reducciones fiscales es peligroso económica y políticamente.
La ansiedad sobre lo que hasta ahora ha sido una recuperación sin empleos de la peor recesión desde la Gran Depresión está haciendo que los colegas demócratas de Obama digan que, en estas condiciones, cualquier aumento de impuestos --incluso a los acaudalados-- pudiera estrangular la díébil recuperación.
De esta forma, los resultados del próximo debate determinarán no sólo cuánto pagará la gente en impuestos el próximo año sino el impacto, seguramente sustancial, que tendrá en el presupuesto federal y en la economía durante los próximos años.
El primer reto es hacer las reducciones permanentes para los que ganan menos de $250,000. En condiciones normales sería políticamente fácil --y probablemente lo sea este año-- pero la medida pudiera aumentar un ya enorme díéficit federal y perjudicar la economía más adelante.
Prorroga las reducciones fiscales --además de una modificación del Impuesto Mínimo Alternativo para garantizar que esas personas no sean golpeadas como un aumento de impuestos-- añadiría hasta $3 billones al díéficit en los próximos 10 años, según las cifras de la Oficina de Administración y Presupuesto (OMB), así como de la Coalición Concord, un grupo bipartidista independiente que se opone al díéficit.
Al mismo tiempo, no es probable que el gobierno compense la píérdida de impuestos con reducciones en los gastos. El jueves el Senado aprobó nuevas reglas presupuestarias que exigen que cualquier nueva reducción de impuestos o aumento de gastos sean compensados con aumentos de impuestos o reducciones de gastos para garantizar que el díéficit no siga aumentando, aunque específicamente hizo una excepción al costo de hacer permanentes las reducciones de impuestos de Bush.
Irónicamente, uno de los principales funcionarios de la Casa Blanca que redacta el plan de prórroga de las reducciones de impuestos alegó hace unos años que la medida, si no se compensaba con reducciones de gastos, perjudicaría la economía a largo plazo.
Peter Orszag, director de la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca, fue coautor de un ensayo publicado en el 2004, mientras estaba en la Institución Brookings, un grupo de centro-izquierda con sede en Washington, donde planteaba que hacer permanentes las reducciones de Bush crearían "una carga fiscal'' a la economía.
"Hacer permanentes las rebajas de impuestos elevaría el díéficit sobre la media, a falta de otros aumentos en los ingresos o rebajas en los gastos'', dijeron Orszag y William Gale en el ensayo. "El aumento del díéficit reduciría el ahorro nacional, el patrimonio de los estadounidenses y el futuro ingreso nacional''.
Aunque el ensayo de Orszag suponía que todas las reducciones de impuestos implementadas por Bush serían permanentes, la misma lógica de su conclusión es válida para la propuesta de Obama porque, como concluyeron la OMB y la Coalición Concord, pudieran sumar $3 billones al díéficit en 10 años.
La oficina de Orszag no respondió a solicitudes de comentario.
Mantener las reducciones de impuestos sin reemplazar los ingresos y sin compensarlos con reducciones de gastos obligaría al gobierno a pedir más dinero prestado, probablemente a China y otros países. Eso pudiera hacer subir las tasas de interíés, limitar otros gastos federales o forzar un aumento de impuestos.
"Estamos hipotecando parte de nuestro futuro e hipotecando los ingresos futuros'', dijo Robert Bixby, director de la Coalición Concord. "Estaremos invirtiendo menos, lo que significa un menor crecimiento a largo plazo''.
Obama enfrenta otros retos si deja expirar las reducciones de impuestos.
Lo ha prometido desde su campaña. Sin embargo, sin una recuperación fuerte, muchos republicanos y algunos demócratas temen que aumentar los impuestos a los que ganan más de $$250,000 reste impulso a la recuperación.
"Permitir que las rebajas del 2001 y el 2003 expiren a fin del 2010, antes que la economía se haya recuperado plenamente, pudiera obstaculizar significativamente el crecimiento del empleo'', dijo el representante Michael McMahon, demócrata por Nueva York, en una Obama que está circulando entre otros representantes.
"Hay una cierta lógica en eso, dada la fragilidad de la recuperación económica'', dijo Gerry Connolly, demócrata por Virginia. "Es una cuestión de prudencia y de oportunidad''