La empresa Royal Dutch Shell PLC anunció el martes que derramó aproximadamente 14.000 toneladas de petróleo crudo en los arroyos tributarios del delta del río Niger el año pasado y culpó a los ladrones y a los extremistas por el daño al medio ambiente.
La cantidad de petróleo derramado por la subsidiaria de Shell en Nigeria fue más del doble de la cantidad que fue derramada en el delta en el 2008 y el cuádruple de lo derramado en el 2007, lo que subraya el agravamiento de la situación que viven las grandes petroleras en Nigeria.
El gigante petrolero sufre ataques constantes de extremistas que toman como blancos los oleoductos, han secuestrado a empleados de la firma petrolera y han combatido a soldados gubernamentales desde el 2006. Su director general incluso ha insinuado que la empresa ya no puede contar con Nigeria como un país rentable, a pesar de contar con una presencia de medio siglo en esa nación africana.
Shell culpó de la mayoría de los derrames del año pasado a dos incidentes: uno provocado por ladrones que dañaron un pozo en su campo de Odidi, y otro donde extremistas bombardearon el oleoducto Trans Escravos.
En total, unas 13.900 toneladas fueron derramadas en los pantanos, pero Shell indicó que tuvo la capacidad de recuperar casi 10.000 toneladas del combustible.
En su informe anual sobre impacto ambiental emitido el martes, Shell tambiíén cuadruplicó su cálculo original de derrame petrolero durante las operaciones normales del 2008 a 8.800 toneladas, y responsabilizó a una explosión en noviembre de ese año en el campo petrolero de Iriama del aumento en sus cálculos iniciales.
El gobierno está consciente de los derrames y Shell ha adoptado las medidas adecuadas para contrarrestar el daño por lo que permanece "involucrada en ejercicios serios de limpieza", indicó Levi Ajonuma, un vocero de la empresa estatal Corporación Nacional Petrolera de Nigeria.
Responder a estos derrames resulta difícil, pues los trabajadores de Shell son vistos cada vez más como objetivos lucrativos para secuestro por pandillas de delincuentes.
La empresa informó que 51 de sus trabajadores y contratistas fueron secuestrados para obtener rescates en el 2009, en comparación con sólo 11 en el 2008.
"Nigeria, particularmente en el delta del Níger, sigue siendo un lugar muy difícil para operar", indicó el presidente ejecutivo de la firma, Peter Voser, en el informe.
"La falta de seguridad y el sabotaje son amenazas constantes para nuestro personal, nuestros bienes y el medio ambiente. Sin embargo, mantenemos un optimismo limitado en el sentido de que las condiciones están mejorando allá", agregó el ejecutivo.
Sin embargo, Voser indicó que Shell ya no puede confiar en obtener enormes ganancias de Nigeria, un país de 150 millones de habitantes donde casi todas las operaciones gubernamentales están financiadas con el dinero que se obtiene del petróleo.
