La caída del dólar comienza a preocupar al G7
Publicado por Miquel Roig. (Env. Esp. Washington)
Los ministros de Economía de los siete países más industrializados del mundo se reunieron el pasado este fin de semana para buscar soluciones a la crisis.
Los ministros de Economía y Finanzas del G7, el grupo de las siete economías más industrializadas del mundo, elevaron el viernes el tono de su discurso sobre la gran volatilidad que está experimentando el mercado de divisas desde el inicio de la crisis financiera el verano pasado. El dólar ha caído un 13% frente al euro desde agosto, mientras que la divisa europea se ha apreciado un 12% frente a la libra esterlina. Al cierre del viernes, el mercado ofrecía 1,58 dólares y 1,24 libras esterlinas por euro.
Tras la reunión celebrada en Washington, los ministros de Economía de las principales potencias del mundo emitieron un comunicado en el que establecían un plan de trabajo a cien días y otro a ocho meses para paliar los efectos de la crisis y poner los cimientos para evitar otra similar. En íél instaron a los bancos a sanear balances captando capital, instaron a la redefinición de principios contables como el de "valor razonable", apremiaron a la mejora de los principios de gestión de riesgos y recomendaron una mayor coordinación entre bancos centrales.
Pero la parte del comunicado referente a las divisas fue inesperadamente franca y alejada del formulismo de otros mensajes anteriores. "Desde la última reunión [celebrada en febrero en Tokio] ha habido bruscas fluctuaciones en las principales divisas, y estamos preocupados por sus posibles implicaciones en la estabilidad económica y financiera", aseguraba.
Con ello, el G7 se aleja de la fórmula abstracta de las últimas reuniones: "Un exceso de volatilidad y los movimientos desordenados en el mercado de divisas no son deseables para el crecimiento económico", que, en el fondo es una expresión diseñada para que cada cual entienda lo que quiere entender.
A ello se sumó otra coletilla que ya se repitió en febrero: "Seguimos vigilando de cerca los mercados de divisas y cooperando de la forma apropiada". Pero esta vez, Jean Claude Trichet, presidente del BCE, ayudó a leer entre líneas. Interrogado por el significado concreto de la expresión "cooperar de forma apropiada", Trichet rechazó "ir más allá de lo que reza el comunicado", pero matizó que "esto es importante" y que "habla por sí solo".
Joaquín Almunia, comisario de Asuntos Económicos de la Unión Europea, aseguró en su discurso ante los Gobernadores del FMI el sábado que el avance del euro está acercando a la divisa europea "a niveles que claramente no reflejan los fundamentales económicos de la eurozona".
¿Puede ser esto el inicio del fin de la depreciación del dólar? Los analistas aseguran que el cambio de fórmula es un intento por parte del G7 de lanzar un salvavidas a la divisa estadounidense, pero que, de momento, todavía está lejos de indicar una intervención directa de los grandes bancos centrales en el mercado de divisas.
Sin embargo, el sentimiento actual del mercado sigue apuntando a una mayor depreciación del dólar a corto plazo. La economía estadounidense probablemente entre en recesión este año -dos trimestres consecutivos de contracciones del PIB-, lo que obligará a la Fed a seguir bajando tipos, al menos 0,50 puntos. Según el Fondo Monetario Internacional, EEUU crecerá al 0,5% en 2008. En cambio, la institución proyecta un crecimiento significativamente mayor para la eurozona, del 1,4%. Pero probablemente esto ya está descontado por el mercado. Lo más importante en este caso es el margen de error. Mientras que los riesgos para EEUU están en la parte baja, en la Unión Europea encuentran equilibrados, según el FMI.
Riesgos
Traduciendo la jerga macroeconómica, unos riesgos en la parte baja quiere decir que, de haber sorpresas en la estimación del 0,5% para EEUU, íéstas serán negativas. Unos riesgos en la parte alta, significan lo contrario. En consecuencia, lo más probable es que si hay sorpresas, íéstas jueguen a favor del euro, en lugar del dólar, ya que como íéstas serán negativas para la economía estadounidense obligarán a la Fed a bajar los tipos más de lo previsto.
Por lo tanto, para que el euro comience su particular viaje de retorno a su valor razonable respecto al dólar –que los analistas sitúan entre los 1,20 y los 1,30 dólares–, va a hacer falta un cambio en los fundamentales del mercado a corto plazo: bien una subida de tipos de la Fed –o un frenazo de las bajadas–, bien una relajación de la política monetaria por parte del BCE. Para lo primero, el mercado inmobiliario estadounidense tiene que tocar fondo. Para lo segundo, la inflación debe tocar techo. De momento, las dos cosas están lejos.