Con más de 20 mil empresas y unos 70 mil inmigrantes instalados en el extremo este del territorio ruso, China es un actor fundamental de esta región aislada, clave para Pekín por su riqueza en materia de recursos naturales.
Al cruzar la frontera sino-rusa por el paso de Suifenhe, al noreste de China, lo primero que se percibe es que Rusia dejó de ser el "hermano mayor" en la relación con Pekín, que hace apenas medio siglo seguía al pie de la letra la doctrina comunista impuesta por el Moscú soviíético.
Las flamantes carreteras y los centros comerciales repletos de bienes y comida del lado chino contrastan con una infraestructura de otra íépoca, con carreteras medio destruidas que no logran enlazar los enclaves económicos de Primorsky, cuya capital es la ciudad portuaria de Vladivostok.
China es en esa región rusa un actor clave para el desarrollo económico: el gigante asiático contribuye en el Producto Interno Bruto (PIB) regional en un 20 por ciento, según el representante del Ministerio de Industria y Comercio ruso en la región, Oleg Lipaev.
"El 50 por ciento de los productos agrícolas, como frutas y verduras, que se venden en el mercado ruso son chinos. Si los chinos dejan de exportar sus verduras, el precio sería probablemente el triple", dijo funcionario en entrevista.
En Vladivostok, una ciudad portuaria con 750 mil habitantes y estratíégica para los intereses rusos por su acceso al Pacífico, los chinos controlan la mayoría de mercados donde los rusos se abastecen de los bienes de uso diario, desde ropa a arroz.
Cuatro de los principales mercados de la ciudad pertenecen a Liu De Shang, un empresario chino, de 37 años, que es además presidente de la Asociación de Empresarios China-Rusia, tras 15 años en el negocio.
En el mayor de sus mercados trabajan unos dos mil chinos en un millar de tiendas en las que se venden todo tipo de productos “Made in Chinaâ€, un negocio controlado verticalmente por los ciudadanos del Imperio del Centro.
Ellos producen la mercancía, la exportan a Rusia y la venden al por menor.
La historia de Liu representa de manera perfecta el íéxito de los emprendedores chinos en esta región desindustrializada de Rusia.
"Trabajíé muchos años como cocinero en China y en 1995 decidí dejarlo todo y me puse a vender en Rusia botas fabricadas en la provincia china de Heliongjiangâ€, contó.
“En 58 días hice mi primera fortuna: 24 mil rublos, unos 780 dólares", recordó con una sonrisa este hombre, muy bien conectado en todos los círculos de la ciudad.
"El negocio empezó a crecer y montamos nuestra primera tienda. Despuíés, adquirimos el local adyacente, tiramos una pared y ampliamos el negocio", narró Lui, convertido en un híéroe en su pueblo.
La razón es que más de 120 personas entre familiares y allegados están involucrados en un negocio que ahora se ha extendido por toda Rusia (cuatro centros comerciales en Vladivostok, dos en Javarovsk más los locales de su hermano en Moscú).
La migración de chinos para trabajar en la minería, la construcción o los mercados se registró sobre todo tras la díécada de los años 90, cuando se produjo una gran desindustrialización por la privatización de las empresas públicas chinas que eran insolventes en el norte del país.
El flujo de chinos es ahora desconocido para las autoridades rusas, pero las estimaciones apuntan a unos 70 mil chinos -ilegales y legales- en las tres provincias del noreste de Rusia, lo que provoca tensión y una cierta xenofobia, porque los rusos ven cómo los chinos se enriquecen en su territorio.
El comercio transfronterizo, que se basa en materias primas rusas a cambio de bienes chinos, tambiíén suscita aquí -como en algunos países de Amíérica Latina y ífrica- preocupación.
"El problema es que es imposible competir con China. Y cada vez exportan productos de mayor valor añadido, lo que tiene un impacto a nivel local y determina la existencia de toda nuestra industria", indicó Lipaev.
Subrayó que esa es la razón que motivó al gobierno ruso a aplicar impuestos a las exportaciones de metales, madera y petróleo.
"En la provincia china de Heliongjiang el sueldo medio es de unos 60 a 100 dólares. Aquí en Primorsky de 600. ¿Cómo vamos a competir con ellos", dijo, antes de mostrarse poco optimista sobre el futuro.
"En un futuro cercano, el comercio con China es beneficiario, sobre todo para la gente, que tiene acceso a productos baratos. Pero en 10 o 15 años, China será a ciencia cierta una amenaza y supondrá un problema para la creación de empleo local", advirtió.
Algunos expertos, sin embargo, se mostraron menos pesimistas, ya que consideraron que la llegada de inversiones, productos y emigrantes chinos supone una oportunidad para una región en decadencia económica y demográficamente.
"Todavía tenemos la mentalidad soviíética que nos hace pensar que la inversión extranjera en recursos naturales supone una forma de colonialismo, de dependencia al extranjero", consideró por su parte el experto en relaciones Rusia-China, Víctor Larin.
"Creo que el este de Rusia está perdiendo una oportunidad. China no es una amenaza, sino una oportunidad", agregó.
Larin celebró los acuerdos intergubernamentales firmados en 2009 entre los presidentes ruso Dimitri Medvedev y chino Hu Jintao, cuyo objetivo es impulsar más aún las relaciones económicas, en especial en el sector de los recursos naturales.
Sin embargo, algunas voces critican la forma de proceder de China no sólo en Siberia, sino en lugares como Asia Central, ífrica o Amíérica Latina, donde las inversiones chinas en recursos naturales no van acompañadas de un estudio previo en materia ambiental o social.
"Para la explotación de los recursos en Siberia proponemos ‘joint ventures’ chino-rusas que operen sobre la base de la ley rusa", dice Lipaev, que estudió en China.
"Queremos inversión que respete la ley rusa, no queremos carreteras o presas a cambio de petróleo. No las necesitamosâ€, señaló.
“Las podemos hacer nosotros mismos", agregó Larín, diferenciando a su país de Asia Central, el sudeste asiático y Africa, donde China triunfa por su capacidad de ofrecer un paquete de financiación más infraestructuras a cambio de los recursos.
"Queremos mantenernos como un país independiente y seguiremos haciendo todo lo posible por serlo mientras podamos", enfatizó. (Con información de Notimex/JJJ)