Por... Mark Weisbrot
La recuperación económica de Alemania ha cobrado fuerza últimamente y está siendo utilizada – en la prensa europea y estadounidense [
http://www.cepr.net/index.php/blogs/beat-the-press/david-brooks-takes-advantage-of-affirmative-action-for-conservatives]– para promover la perspectiva de que Alemania "tenía la fórmula correcta" e "hizo los sacrificios de corto plazo para garantizar un íéxito de largo plazo." [http://www.nytimes.com/2010/08/14/world/europe/14germany.html?pagewanted=1&_r=3&hp]. Se argumenta que esta fórmula es una en la que se incluyen las políticas de austeridad que se están metiendo en las gargantas de los países como España y Grecia.
Ciertamente Alemania sí ha hecho algunas cosas bien. Sin embargo, en su fórmula no se han incluido las políticas pro-cíclicas –endurecimiento fiscal cuando la economía se contrae o apenas crece – como las autoridades europeas y el FMI están requiriendo de España. De hecho, las últimas figuras del presupuesto, dadas a conocer esta semana, demuestran que el díéficit del presupuesto alemán en la primera mitad de este año se ha duplicado en comparación al año anterior. A un 3.5 por ciento del PIB, aún está más bajo que la cifra de muchos de los demás países europeos. Sin embargo, es cierto que los alemanes no disminuyeron su díéficit presupuestario en tiempos de recesión, como lo está haciendo España.
La política alemana más correcta es la que ha mantenido su cifra de desempleo (actualmente a un 7.0 por ciento) igual o más bajo que sus niveles pre-recesión, a pesar de una declina aún más escarpada en la producción (4.6 por ciento) en el año 2009 que experimentó los Estados Unidos. Esta es la política de subvencionar a los empleadores para que mantengan a sus empleados trabajando con horas reducidas, en lugar de despedirlos. Esta política ha salvado a cientos de miles de empleos en Alemania, y podría salvar millones en los Estados Unidos, si solamente tuviíéramos el liderazgo político con el valor para tomar estos pasos modestos, pero obvios.
Sin embargo, e irónicamente, las reformas que le están presionando a España que adopte van en una dirección opuesta – las autoridades europeas desean que España haga aún más fácil que sus empleadores despidan a sus empleados.
Otro defecto en el razonamiento: el crecimiento sin precedente del segundo periodo – un 2.2. por ciento más del periodo anterior, o una taza anual de 9 por ciento– fue promulgado más que todo por las exportaciones, las cuales crecieron un 8.2 por ciento más que el periodo anterior, o 37 por ciento anualizado. Como ha notado el South Centre, para el periodo 2002 al 2007, las exportaciones contaron por un 143 por ciento del crecimiento alemán – lo cual significa que, de hecho, la economía alemana se habría contraído durante estos años si no fuera por el crecimiento en exportaciones.
Como la mayoría de exportes alemanas van a paises de la Zona Euro, queda claro que no todos los países pueden seguir el modelo de Alemania, aunque tuvieran la habilidad competitiva para hacerlo.
Esta realidad nos lleva al otro asunto que se plantea contra España, y en apoyo de sus políticas de austeridad: que España necesita salarios más bajos para competir con laproductividad superior de la fabricación alemana. Es cierto que la productividad de fabricación alemana es más alta que la de España, y la brecha ha crecido desde la adopción del euro en el 2002. Además, la brecha en los costos por unidad de la mano de obra ha crecido aún más – ya que los salarios en España aumentaron mas rápido que en Alemania durante este periodo, al mismo tiempo que la productividad alemana estaba creciendo más rápido que la de España.
Sin embargo, como un asunto práctico, esto no es más que un razonamiento para la perspectiva de que España nopertenece a la Zona Euro con Alemania. Si España tuviera su propia moneda, podría aumentar su competitividad relativa a Alemania por la devaluación, la cual haría más baratas sus exportaciones. La moneda común hace imposible la opción de una devaluación.
Eso deja la opción de una "devaluación interna," o la restauración de la competitividad de exportación por salarios más bajos.Para hacer esto se requiere una recesión profunda y prolongada, con el desempleo elevado tan alto que genera una presión hacia abajo en los salarios. Latvia, un país que mantiene un tipo de cambio fijo al euro, no ha logrado mucho con esta estrategia, a pesar de una píérdida sin precedente de más del 25 por ciento del PIB en apenas dos años. Estonia intentó una estrategia parecida, perdiendo casi un 20 por ciento del PIB y aumentando la cifra del desempleo del 2 al 16 por ciento. Sin embargo, aún este masivo castigo colectivo ha tenido poco impacto sobre el tipo de cambio real del país.
Los problemas relacionados con tener una moneda común entre países con niveles de productividad extensivamente variables, tendrán que ser resueltos en la zona europea en un futuro. Sin embargo, no serán resueltos imponiíéndole políticas pro-cíclicas a España ni a ningún otro país de la zona. Y la recuperación económica de Alemania no brinda evidencia a favor de dichas políticas auto-destructivas.
- Mark Weisbrot [http://www.cepr.net/index.php/mark-weisbrot-en-espanol/] es codirector del Center for Economic and Policy Research (CEPR), en Washington, D.C. Obtuvo un doctorado en economía por la Universidad de Michigan. Es tambiíén presidente de la organización Just Foreign Policy y co-escritor del nuevo documental de Oliver Stone, South of the Border [southoftheborderdoc.com].