Por fin. Despuíés de dos semanas de toma y daca, Wall Street se desmelenó ayer y consiguió confirmar la ruptura de las importantes resistencias con las que se había estrellado en los últimos meses, como los 1.130 puntos del S&P 500. Una ruptura como mandan los cánones, con una subida contundente y acompañada por el volumen, que supone una incontestable victoria alcista, al menos a corto plazo.
El Dow Jones se anotó el 1,37% y marcó su nivel más alto en cuatro meses, el S&P 500 avanzó el 1,52% y el Nasdaq se llevó la palma con el 1,74%.
En el horizonte ya se puede intuir el ataque a los máximos anuales, cuya superación significaría el fin del horroroso movimiento lateral que ha desesperado a los inversores durante muchos meses. Pero todavía no se puede cantar victoria, porque primero hay que batir otros niveles críticos como el 1.150 del S&P (ayer acabó en 1,143).
En contra de la continuidad alcista tenemos el exceso de optimismo que registran las encuestas de sentimiento y un entorno macro que sigue sin despejar, ni mucho menos, las enormes incertidumbres que se ciernen sobre la recuperación. A favor, probablemente el elemento más destacado sea la fortaleza del Nasdaq, que ha superado ya niveles equivalentes a los citados 1.150 del S&P.
Detrás de la ruptura de anoche, que debe permitir la continuidad de las subidas hoy en Europa, tenemos la declaración oficial de que la recesión en EEUU acabó el año pasado y, sobre todo, un discurso de Obama que significó un giro claro en su actitud hacia posiciones mucho más favorables al mercado.
Pero no todo fue positivo: el índice de los promotores de viviendas mostró un estancamiento de la confianza en mínimos de 18 meses. Ahora bien, la importante constructora Lennar batió holgadamente las previsiones de beneficios. Hoy tendremos el plato fuerte de la reunión de la Fed, acompañado por las viviendas iniciadas.
En las divisas, el dólar volvió a caer frente al yen y al euro, que se situó en 1,3063. El petróleo avanzó hasta 74,86 dólares y el oro marcó otro máximo histórico de cierre en 1.280,8 (intradía en 1.285,2).
Los bonos subieron ligeramente en precio pese al alza de las bolsas, y su rentabilidad cayó al 2,71% tras el fuerte deterioro del viernes.
