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Autor Tema: Así­ se detecta a los embusteros  (Leído 1645 veces)

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Así­ se detecta a los embusteros
« en: Septiembre 27, 2010, 05:42:54 pm »
Más Allá de la Ciencia nº 255
Textos  Isabela Herranz

En los últimos años se ha intensificado el interíés cientí­fico por descubrir a los mentirosos de forma fidedigna. Sin embargo, la mayorí­a de las personas no sabe detectar mentiras. ¿Es posible conseguirlo con un entrenamiento adecuado? Las investigaciones recientes apuntan que, si bien esto es posible, no resulta nada fácil y, a veces, ni siquiera es conveniente.

“Mentir es una caracterí­stica tan central de la vida que una mejor comprensión de ella resulta pertinente para casi todos los asuntos humanos”, expone Paul Ekman en su obra Cómo detectar mentiras (Paidós, 2009). Las investigaciones y las teorí­as de este psicólogo estadounidense, considerado el mayor especialista mundial en el campo de los indicios delatores del engaño, han inspirado la serie de televisión Miíénteme, que ha obtenido gran íéxito de audiencia en Estados Unidos y, más recientemente, en España (Antena 3). A diferencia de los antropólogos culturales, Ekman defiende la raí­z biológica universal de las expresiones faciales, reflejo de emociones básicas. Además, a diferencia de otros, opina que el engaño no es algo censurable, ya que hay mentiras de muchas clases y, si bien, muchas pueden ser crueles, tambiíén las hay altruistas y humanitarias. No obstante, dejaremos a un lado la censura moral que se cierne sobre la mentira para centrarnos en los aspectos que más suelen interesar a las personas: la posibilidad de descubrir a un mentiroso apoyándose en determinados signos que lo delaten. En un mundo tan complejo como el actual, tanto en el ámbito social como en el de los negocios y la polí­tica, campos que con frecuencia se basan en la confianza en la palabra, es de vital importancia poseer unas pautas que nos orienten sobre la mejor forma de proceder en materia de engaño.





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Re: Así­ se detecta a los embusteros
« Respuesta #1 en: Septiembre 27, 2010, 05:45:02 pm »
Mentirosos naturales y psicópatas

Son tantos los estereotipos sobre los mentirosos que, con frecuencia, más que ayudar a la ví­ctima las pistas que se sugieren para descubrirlos contribuyen a despistarla. Los mentirosos lo saben bien y se aprovechan de ello. Recurren, por ejemplo, a las conocidas estratagemas de mirar fijamente a alguien a los ojos o poner el máximo cuidado en la elección de las palabras. Al igual que los buenos jugadores de póquer, los mentirosos tambiíén saben enmascarar las emociones, es decir, utilizan “máscaras”. La sonrisa es la más recurrente de todas, sin embargo, esta puede ser una señal delatora para el cazador de mentiras si ha aprendido a distinguir los principales tipos de sonrisa. Cuando se miente –a menos que se sea un actor o un mentiroso natural acostumbrado a engañar desde la infancia, que confí­a en su capacidad para hacerlo– suelen despertarse una serie de emociones que normalmente están fuera de control del mentiroso. Se genera una lucha interna entre lo que se siente de verdad y la emoción falsa que se pretende simular: estos signos pueden detectarse con relativa facilidad y traicionan al mentiroso. Sin embargo, la presencia de determinados indicadores emocionales, como la dilatación de las pupilas, el rubor repentino o el parpadeo, no indican por sí­ solos que se estíé mintiendo, solo son indicio de algún sentimiento negativo y, si bien avisan de que “algo” está sucediendo, deben ser contrastados junto con otras señales supuestamente delatoras. Afortunadamente, en la actualidad, gracias a los trabajos de Ekman y de otros investigadores modernos, se ha avanzado mucho en este campo, aunque sea difí­cil aplicar este conocimiento. Además, existen los ya mencionados mentirosos naturales, un grupo integrado por todo tipo de personas –incluidos individuos al frente de una nación– que tienen un talento especial para la mentira y disimulan a la perfección sus emociones. Los investigadores de los engaños militares han apuntado algunas de las caracterí­sticas de los mentirosos naturales:

“Deben estar dotados de una mente flexible y combinatoria, una mente que opera dividiendo las ideas, los conceptos o ‘palabras’ en sus componentes básicos para despuíés recombinarlos de diversas maneras... En ciertos aspectos su carácter concuerda con el que, según se supone, tienen los artistas bohemios excíéntricos y solitarios, solo que el arte que ellos practican es distinto. Este es aparentemente el denominador común de los grandes artí­fices del engaño, como Churchill, Hitler, Dayán y T. E. Lawrence”, apuntaba en 1982 Michael I. Handel en su ensayo Intelligence and Deception (Inteligencia y decepción).


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Re: Así­ se detecta a los embusteros
« Respuesta #2 en: Septiembre 27, 2010, 05:46:24 pm »
Astutos embusteros


No menos peligrosos y difí­ciles de detectar son los psicópatas: los criminales que son psicópatas engañan sin dificultad a los expertos. Al referirse al asesino en serie Ted Bundy, con quien Rule –ex agente de policí­a y autora de cinco libros sobre asesinos en serie– trabajó casualmente en una íépoca, explica: “Ted manipulaba las cosas de tal manera que uno nunca sabí­a si se estaba burlando o no (...). La personalidad antisocial siempre parece sincera, su fachada es absolutamente perfecta. Yo creí­a saber quíé era lo que debí­a observar en una persona como íél, pero cuando trabajíé con Ted no hubo ni una sola señal que lo traicionase”. Muchos individuos psicópatas y mentirosos –criminales o no– no sienten culpa ni vergí¼enza en ningún aspecto de su vida. De ahí­ que sea tan difí­cil detectarlos. Los expertos no terminan de ponerse de acuerdo en cuanto a si la falta de dichos sentimientos se debe al modo en que fueron criados o a determinados factores biológicos. Sin embargo, hay consenso en que ni la culpa por mentir ni el temor a ser atrapados les llevarán a cometer errores en sus mentiras, algo que no puede aplicarse a la mayorí­a de las personas. Sucede, por ejemplo, que hay personas vulnerables a sentir culpa y vergí¼enza por engañar debido a su educación estricta, que les ha hecho creer que la mentira es un pecado terrible, de modo que cuando se ven obligados a hacerlo, incluso por algún motivo noble, se delatan fácilmente: “Tanto la culpa como el temor y el deleite pueden evidenciarse en la expresión facial, la voz, los movimientos del cuerpo, por más que el mentiroso se afane por ocultarlo. Aun cuando no exista una autodelación de carácter no verbal, el empeño por impedir que se produzca puede dar lugar a una pista sobre el embuste”, explica Paul Ekman. Aprender a detectar el engaño a partir de las palabras, la voz y el cuerpo es, sin embargo, una tarea mucho más complicada de lo que uno puede imaginar. No nos llamemos a engaño: incluso los expertos se equivocan, porque si existiese un signo seguro y decisivo de la mentira, seguramente la gente mentirí­a menos. Pero dicho signo no existe. Ekman se muestra rotundo en esto: “No hay ningún signo del engaño en sí­, ningún ademán o gesto, expresión facial o torsión muscular que, en y por sí­ mismo, signifique que la persona está mintiendo. Solo hay indicios de que su preparación para mentir ha sido deficiente, así­ como indicios de que ciertas emociones no se corresponden con el curso general de lo que dice. Estos son las autodelaciones y las pistas sobre el embuste”. Son precisamente esos indicios los que el cazador de mentiras debe aprender a identificar, tarea nada fácil, porque son demasiadas las fuentes de información a las que se debe estar atento, desde el contenido del discurso hasta la inflexión de la voz, las expresiones faciales, los movimientos corporales, la respiración y un largo etcíétera.

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Re: Así­ se detecta a los embusteros
« Respuesta #3 en: Septiembre 27, 2010, 05:50:29 pm »

Cómo detectar las falsas sonrisas:

La psicologí­a que se esconde tras el acto de sonreí­r es muy compleja, sobre todo cuando se sonrí­e con el fin de ocultar o falsear algo. Sin embargo, con frecuencia no somos conscientes de que la sonrisa es uno de los gestos sociales que más se presta a simulación: los investigadores han conseguido identificar al menos 50 tipos distintos. Existen rasgos delatores fáciles de apreciar para distinguirlas. Citaremos los más significativos a la hora de detectar mentiras:

1. La mayorí­a de las sonrisas implican al músculo cigomático mayor, pero no todas incluyen a los músculos orbiculares situados alrededor de cada ojo. Estos músculos se tensan siempre en las sonrisas genuinas; tiran hacia abajo de las cejas y hacia arriba de la mejillas produciendo arruguitas alrededor de las comisuras de los párpados. Esta tensión de los músculos oculares queda fuera del control de la voluntad.

2. La sonrisa de desdíén implica una contracción del músculo orbicular de los labios, lo cual produce una pequeña protuberancia en torno a las comisuras, a menudo un hoyuelo y una leve elevación en el ángulo de las mismas. A veces solo se contrae y eleva una de las comisuras.

3. La sonrisa triste suele ser asimíétrica y es señal de intento de controlar el temor o la desazón. En ella no hay rastros de contracción del músculo orbicular de los párpados como en la sonrisa genuina.

4. La sonrisa cruel o sádica, de gozosa rabia, se muestra en un afinamiento de los labios y, a veces, una elevación del labio superior sumados a los rasgos de la sonrisa autíéntica.

5. La sonrisa conquistadora implica la fusión de la sonrisa autíéntica con una forma particular de mirar, es decir, mirada furtiva y prolongada, que se desví­a enseguida. La sonrisa de La Gioconda es de esta clase.

6. La sonrisa falsa pretende convencer al otro de que se siente una emoción positiva. Es la única sonrisa mentirosa: es más asimíétrica que la autíéntica y nunca va acompañada de la acción de los músculos orbiculares de los párpados. Tampoco “baja” las cejas, como sucede en la autíéntica, aunque alce las mejillas y produzca arrugas en las comisuras de los ojos si es muy pronunciada. El hecho de que las cejas no desciendan es un indicio decisivo para diferenciarla de la genuina.

7. La sonrisa de Chaplin es una sonrisa insolente y burlona a la vez, pero pocas personas pueden producirla deliberadamente, como hací­a el genial actor.

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Re: Así­ se detecta a los embusteros
« Respuesta #4 en: Septiembre 27, 2010, 05:53:31 pm »
El efecto Otelo

El otro error grave que cometen los cazadores de mentiras es el de Otelo (nombre que proviene el conocido personaje de Shakespeare), que consiste en pasar por alto que un sujeto veraz, bajo sospecha de haber mentido, puede mostrar los mismos signos de emoción que un mentiroso: Desdíémona da muestras de angustia y desesperación porque su marido no la cree, así­ como de un profundo temor, pero no porque sea culpable de adulterio sino porque Otelo quiere matarla.

El inocente, por ejemplo, muestra temor cuando lo cuestionan, pero la expresión facial fidedigna que denota esta emoción (sube el párpado superior y se tensa el inferior; las cejas se levantan y aproximan) es la misma que la de recelo o aprensión a ser detectado que siente la persona culpable. Así­ pues, es tan fácil pecar de incríédulo y tragarse la mentira como creer culpable al inocente. Paul Ekman ha insistido reiteradamente en la importancia de evitar estos errores a la hora de detectar el engaño. Por otra parte, el hecho de que ningún indicio de engaño sea válido para todos los seres humanos no supone que los diferentes gestos –ya sean solos o combinados– no permitan ayudar a evaluar a la mayor parte de los individuos. Así­ y todo, Ekman advierte que “no es que los indicios conductuales del engaño no sirvan para nada, pero deberí­amos saber cuándo son útiles y cuándo no, y aceptar que hay casos en los que no podemos saber si alguien miente o dice la verdad”. Por otra parte, Ekman argumenta que nuestra historia evolutiva no nos ha preparado para que seamos muy hábiles cazando mentiras. El hecho de que las sociedades industriales modernas fomenten la mentira cada vez más no nos capacita para reconocerla, dado que ni el entorno familiar ni el educativo nos enseñan a ello. Sin embargo, puede que eso en el fondo no sea tan malo: “Preferimos no pillar a los mentirosos porque, a pesar de los posibles costes, una actitud de confianza enriquece más la vida que una actitud suspicaz. La confianza en los demás no solo es necesaria: tambiíén hace que la vida sea más fácil”.

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Re: Así­ se detecta a los embusteros
« Respuesta #5 en: Septiembre 27, 2010, 05:54:54 pm »

¿Son seguras las autodelaciones?


Curiosamente, la gente que desea pescar a un mentiroso presta mayor atención a las fuentes menos fidedignas y que más desorientan: en concreto, las palabras y las expresiones faciales. No tienen en cuenta que el mentiroso oculta y falsea justo lo que cree que atraerá más la atención de sus ví­ctimas y, por ello, no solo presta especial atención a su discurso, sino tambiíén a sus gestos. No es difí­cil enunciar falsedades verbalmente. En cambio, sí­ lo es hacerlo mediante la expresión facial, ya que esta no se elige de forma deliberada excepto para engañar. Lo malo es que un rostro puede engañar y decir la verdad al mismo tiempo, de modo que a primera vista tampoco sirve este parámetro para pillar al mentiroso. La voz y el cuerpo son fuentes de autodelaciones valiosas, pero no suelen tenerse mucho en cuenta. O bien se ignoran o se interpretan mal. Pero incluso aunque el cazador de mentiras, profesional o no, se aplique a la citada tarea de aprender los diversos indicios que le ayudarán en su tarea, todaví­a se enfrentará a dos errores o riesgos fundamentales: el de Otelo y el de Brokaw. Este último hace referencia al peligro de juzgar mentiroso a un individuo veraz que tiene por costumbre recurrir a circunloquios o a expresiones verbales indirectas. Recibe su nombre de Tom Brokaw, presentador de un programa de la cadena de televisión estadounidense NBC que describió una cuarta fuente de pistas sobre el embuste, según contaba John Weisman en The Truth will Out (La verdad se descubrirá): “La mayorí­a de los indicios que obtengo de la gente son verbales, no fí­sicos. Yo no miro a la cara a las personas para ver si encuentro alguna señal de que me están mintiendo. Lo que me interesa son las respuestas retorcidas o las evasivas sutiles”. Diversos estudios han mostrado que, efectivamente, muchas personas mienten recurriendo a respuestas indirectas y circunloquios, además de dar más información de la precisa. Sin embargo, otros estudios han mostrado lo contrario: muchos mentirosos son demasiado listos como para dar respuestas evasivas, mientras que otros que sí­ las dan no son necesariamente mentirosos. Por otra parte, tampoco es infrecuente caer en el error opuesto, es decir, juzgar veraz a alguien porque no muestra indicio alguno –al menos aparente– de engaño: el cazador de mentiras pasa por alto el hecho de que algunas personas no los muestran nunca, como suele suceder con los asesinos en serie ya mencionados.

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Re: Así­ se detecta a los embusteros
« Respuesta #6 en: Septiembre 27, 2010, 05:58:37 pm »
Miente, que algo queda


Pistas para descubrir a los mentirosos.

Las pistas sobre los embustes o la autodelación pueden presentarse de muchas maneras. A veces, los indicios son fácilmente detectables, pero no por ello “fiables”. De la misma forma que los “planes demasiado perfectos” suscitan sospechas, hay mentirosos que cometen deslices deliberados para evitar delatarse. No obstante, por difí­cil que sea descubrir a muchos mentirosos, puede ayudar a conseguirlo el estar atento a las siguientes pistas sin olvidarse de que todo el mundo puede caer fácilmente en los citados riesgos de Brokaw y Otelo:

· Acciones manipuladoras del cuerpo: Ademanes de las manos, las piernas, encogimiento de un hombro y vaivíén vertical de la cabeza. Hay unas manipulaciones precisas en las que una parte del cuerpo masajea, frota, rasca, agarra, pincha, estruja o manipula a otra parte del cuerpo. Pueden ser acciones cortas o largas, pero no siempre son señales fiables de engaño, aunque la gente lo crea así­. A veces denotan malestar e incomodidad y otras, lo contrario. Además, los mentirosos suelen tender a reprimirlas por la idea popular de que son signo de conducta nerviosa. No obstante, si son intermitentes pueden alertar al cazador de mentiras.

· Cambios de inflexión en la voz y alteraciones del discurso: Pausas demasiado largas o frecuentes; vacilación al empezar a hablar, sobre todo cuando se debe responder a una pregunta; repeticiones; palabras parciales; interjecciones y deslices verbales.

· Cambios fisiológicos: Tragar saliva, ritmo respiratorio demasiado profundo o superficial, rubor y dilatación de las pupilas.

· Microexpresiones faciales velocí­simas: Duran menos de un cuarto de segundo y suelen pasar inadvertidas, pero suelen contradecir lo que se está expresando y revelan emociones inconscientes. Con un poco de práctica la mayorí­a de la gente aprende a discriminarlas. Ejemplos: se niega algo a la vez que las comisuras de los labios descienden; una expresión de tristeza se presenta durante un instante y es seguida por una sonrisa.

· Asimetrí­a facial: La acción es levemente más intensa en un lado del rostro que en el otro y denota que el sentimiento exhibido no es real. Dicha asimetrí­a se aprecia en acciones vinculadas a emociones negativas cuando dichas acciones son producidas de forma deliberada, como sucede en las sonrisas fingidas, aunque no toda expresión deliberada sea asimíétrica ni falsa.