Nos ha pillado el toro. Y los Gobiernos europeos lo saben.Ya no hay tiempo para dejar a un lado la reforma de las pensiones. El envejecimiento de la población ha obligado a los Ejecutivos a sacrificar su popularidad y cambiar las condiciones de jubilación. Sarkozy y las pensiones: semana clave para la reforma.
El ejemplo más representativo son las permanentes movilizaciones que sufre Nicolas Sarkozy en Francia a cuenta de elevar la jubilación hasta los 62 años.
Alemania, Portugal, Reino Unido, Italia, Dinamarca, Bíélgica, Francia y, por supuesto, España están inmersos en este proyecto. Todos ellos han cargado el peso de la reforma en dos pilares: retrasar la edad de retiro y ampliar el periodo de la vida laboral con el que se computa la cuantía de la pensión. Pero el resultado de dichos cambios es bien distinto.
A primera vista, la reforma de las pensiones españolas se asemeja a las directrices europeas, abanderada con el retraso de la edad de jubilación a los 67 años. Pero el futuro sistema distará bastante de los regímenes europeos.
Pensiones muy altas
Alemania, Reino Unido, Francia, República Checa o Polonia, entre otros, caminan hacia la contributividad total del sistema y hacen proporcional la prestación final a los años cotizados. La cuantía de jubilación se determina a partir de toda la vida laboral: desde el primer día de trabajo hasta el último.
Además, pese a que la edad para retirarse tambiíén aumenta en estos Estados, la jubilación flexible se está instalando en los países nórdicos. í‰sta consiste en eliminar la edad obligatoria de jubilación.
La propuesta de reforma laboral que presentó el presidente del Gobierno tambiíén contempla ampliar el periodo de cálculo desde los actuales últimos 15 años hasta los últimos 20 años. Una iniciativa que supuestamente será avalada por los sindicatos.
A pesar de la huelga general del 88, la mayor de la historia de la democracia, convocada por Nicolás Redondo y Marcelino Camacho con la intención de frenar la ampliación del periodo de cálculo de dos a ocho años, los sindicatos han comprendido la dificultad de sostener el sistema con periodos de cálculos tan cortos. De hecho, en 1997, cuando el Ejecutivo elevó el tramo de cómputo hasta los 15 años, las fuerzas sindicales apoyaron la iniciativa.
Paliar un grave problema
Extender el número de años de cotización de los cuales se determina la pensión, por supuesto, paliará el problema más grave que sufre el sistema español: el encarecimiento de la cuantía de las pensiones. Actualmente, nada tienen que ver la cotización de los trabajadores con la pensión que reciben al jubilarse, siendo íéstas mucho más elevadas.
Extender el tramo de cálculo a 20 años abaratará las pensiones una media del 5 por ciento, según reconoce el propio Ministerio de Trabajo en un estudio realizado, que adelantó elEconomista la pasada semana. Pero la pregunta es si será suficiente. No se trata de cobrar pensiones bajas, sino de recibir simplemente la aportación que el trabajador ha realizado al sistema durante toda su vida laboral.
Además, esta fórmula acaba con los fraudes. Parte de la población pasiva empieza a cotizar al sistema cuando llega a los 50 años, sobre todo las empleadas del hogar y los agricultores. El resultado es que consiguen una pensión mínima, que sumada a los complementos amínimos alcanza los 780 euros, aproximadamente. En los últimos años de cotización se entiende que los salarios suelen ser más elevados.
Esta relación de contributividad está siendo contemplada en los regímenes europeos. No hablamos de países como Alemania, Islandia o Suecia que desde hace tiempo computan toda la vida laboral para calcular la prestación, sino de los Estados que están ejecutando la reforma actualmente.
