En el gráfico de esta semana actualizamos uno de los indicadores más importantes que manejan los analistas en Wall Street: el Oscilador McClellan de Avances-Descensos. El indicador original viene calculándose desde 1969 y se basa en la diferencia diaria entre las acciones que avanzan y las que descienden. Recogemos la nota tíécnica del informe privado McClellan Market Report.
Las preocupaciones de los inversores tras el terremoto, tsunami y crisis nuclear en Japón llevó al índice NYSE Composite Index a una caída del 6,8%, y conllevó una lectura de sobreventa extrema en el Oscilador McClellan hasta -269,6. Lecturas por debajo de -200 son muy raras, y durante el año pasado solo hemos visto niveles similares en cuatro ocasiones. Lo que sucedió en los días y semanas posteriores a esta condición de sobreventa depende de algo más que de este indicador.
El Oscilador McClellan es una excelente herramienta, pero nunca debería usarse por sí misma, y sin una compresión de lo que está pasando. Por sí misma, una lectura por debajo de -200 señala sobreventa y es de esperar un rebote. Pero depende de otros factores determinar si ese rebote se convierte en una reanudación de una tendencia alcista, o en su lugar sólo sirve para aliviar temporalmente la condición de sobreventa.
Durante el Flash Crash de 2010, vimos el Oscilador de McClellan caer a un mínimo de -388. Rebotó casi todo lo perdido hasta la línea de cero, antes de retroceder de nuevo a un nuevo mínimo de -426, que es un mínimo histórico no ajustado. Tardaron semanas hasta que el mercado iniciara el camino alcista de nuevo. Y no hizo ningún mal que la Fed comenzara su segunda ronda de flexibilización cuantitativa (QE) en agosto de 2010. La primera ronda de QE finalizó el 24 de marzo de 2010, un mes antes de que el mercado tocara techo el 23 de abril de 2010. Así que la liquidez de la Fed no estaba en el mercado durante el Flash Crash de mayo y no pudo aliviar los problemas de liquidez que ocurrieron ese mes.
Por el contrario, la ola de ventas despuíés de las elecciones de noviembre produjo una lectura de -266 en el Oscilador de McClellan en un momento en el que estaban plenamente vigentes las operaciones de liquidez. El selloff resultó ser sólo una fuerte, pero breve, toma de beneficios, y el mercado volvió a la tendencia alcista casi de inmediato.
Ahora, hemos visto otra lectura del Oscilador McClellan por de -200, en un momento donde las operaciones de liquidez todavía están en vigor. Y tambiíén, en estos momentos, estamos todavía en un período de estacionalidad favorable, por lo que todo apunta a que es probable una reanudación de la tendencia alcista.
Sin embargo, la liquidez y el favorable ciclo están programados para terminar en junio, por lo que desde ese momento en adelante podemos adoptar una interpretación diferente del significado de una lectura extrema del Oscilador McClellan.
Carlos Montero