¿Vende en mayo y lárgate?
por Alain Galibert, Bolságora
Un mercado que se tambalea y sufre grandes presiones desde varios frentes parece propicio a caer víctima de uno de los más viejos dichos de la bolsa: vende en mayo y lárgate (Sell in May and Go Away).
Esta tendencia histórica, en la que las ganancias iniciales del año se empiezan a evaporar cuando los inversores se van de vacaciones, es especialmente peligrosa cuando el mercado vive un fuerte comiendo de año, como ha ocurrido en 2011.
Si combinamos eso con la amenaza de una rebaja de la deuda de EEUU por parte de S&P, una subida parabólica de las materias primas y el inminente fin de los estímulos extraordinarios de la Fed, la vieja máxima parece a punto de cumplirse.
Tormenta perfecta
Walter Zimmerman, estratega jefe de United-ICAP, cree que la pauta estacional es algo interno del mercado que no requiere una causa externa. Pero además, cree que tenemos una tormenta perfecta ahí fuera: unas elevadas valoraciones de la bolsa, revueltas en Oriente Medio y un sentimiento extremadamente positivo amplifican los factores anteriores.
Muchos inversores comparten estos miedos y temen que el mercado lateral de las últimas siete semanas se convierta en una tendencia bajista cuando tenga lugar el efecto de vende en mayo. Por eso, Zimmerman recomienda a los inversores ponerse en liquidez hasta que las ventas pasen, ya que la evidencia empírica de esta pauta estacional es contundente.
Desde la Segunda Guerra Mundial, mayo ha sido bajista en siete ocasiones -más que ningún otro mes- y ha obtenido una rentabilidad media del 0,3%, lo que le convierte en el octavo de los 12 meses del año, según Sam Stovall, estratega jefe de Standard & Poor's.
Factores a tener en cuenta
El detonante de la caída puede ser la amenaza de la rebaja de rating de EEUU, despuíés de que el mercado haya aguantado la escalada de las materias primas, la crisis de Japón, las revueltas del mundo árabe y el rescate de Portugal. Puede ser la gota que colma el vaso, y Stovall no cree que los resultados empresariales puedan anular este impacto.
Y encima, el mercado empieza a descontar el final del programa de compra de bonos de la Fed, que en teoría termina en junio, lo que retirará una buena parte de la liquidez del mercado. Por si fuera poco, la próxima reunión de la Fed coincide con la primera rueda de prensa de Ben Bernanke, un acontecimiento que asusta tambiíén a los inversores.
Desde el punto de vista tíécnico, los niveles clave del S&P 500 son 1.370 como resistencia y 1.200 como soporte. Una perforación de esta cota anunciaría un movimiento bajista de largo plazo.
Por el contrario, los presumibles beneficiados de esta caída de la bolsa serían los activos en que buscaría refugio el dinero: los bonos del Tesoro -algo paradójico cuando pueden rebajar la calificación de EEUU- y el oro, que ayer llegó a tocar los 1.500 dólares.