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Autor Tema: China y EEUU: Choque de titanes...  (Leído 227 veces)

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China y EEUU: Choque de titanes...
« en: Mayo 22, 2011, 10:56:59 am »
Por...  Marco A. Gandásegui, h.

Los analistas de Wall Street están especulando con lo que ellos creen percibir como un giro importante en la estructura de empleo de la República Popular de China. Señalan que la masa trabajadora que se incorpora constantemente al mercado está disminuyendo rápidamente y que pronto China no contará con trabajadores baratos capaces de generar ganancias para los inversionistas capitalistas. Polí­ticamente, Washington está festejando la noticia. Desde la perspectiva económica, sin embargo, Nueva York está de duelo.
 
La capital polí­tica norteamericana celebra los cambios percibidos ya que significarí­a que China tendrí­a que comenzar a negociar en tíérminos más favorables con EEUU. Por el lado económico, sin embargo, les preocupa a los inversionistas norteamericanos el debilitamiento del único mercado donde creí­an tener ganancias seguras.
 
La crisis económica de 2008, que afectó sobre todo a EEUU, tuvo dos interpretaciones en el mundo polí­tico financiero y acadíémico. Para los financistas y sus ideólogos, la crisis significó una reducción significativa en la acumulación descontrolada de riquezas. En su ceguera aún están convencidos que pueden inyectarle a las instituciones financieras flujos suficientes para permitirles ser nuevamente competitivas. La realidad les ha enseñado que la estrategia no funcionó aunque todaví­a tienen propagandistas sueltos promoviendo esa solución.
 
La segunda interpretación de la crisis tuvo como eje lo que los analistas consideran el colapso de la “economí­a real” que ha cerrado centros de producción y ha lanzado al desempleo a decenas de millones de trabajadores. El problema no es recuperar los flujos financieros, sino en establecer patrones productivos capaces de generar una nueva dinámica que aumente el empleo y, sobre todo, la tasa de ganancia.
 
Alemania y Francia, en menor medida, apostaron a esta estrategia. Como resultado sus economí­as reaccionaron mejor que las otras. El caso de China es emblemático ya que fue capaz de recuperarse rápidamente del colapso financiero. El crecimiento de la economí­a china logró incluso mantener a flote las economí­as de Amíérica del Sur que se convirtieron en proveedores de materias primas para el salto industrial que experimenta el gigante asiático.
 
La perdida de hegemoní­a de EEUU se ha agudizado dentro de sus propias fronteras. Los estados federales experimentan un giro polí­tico hacia la extrema derecha creando una nueva legislación orientada a expropiar a los trabajadores de sus derechos y beneficios sociales. La excusa que se utilizó en cada uno de estos casos era que las arcas estatales se estaban vaciando y habí­a que eliminar de los presupuestos las conquistas laborables que se remontaban a más de medio siglo.
 
Mientras que el segmento más rico de EEUU tiende a aumentar sus ingresos, producto de las leyes que lo beneficia, las capas medias y los trabajadores pierden sus empleos, sus beneficios sociales y jubilaciones así­ como sus viviendas. En los estados del sur de EEUU, donde no existe una historia de conquistas sociales, la polí­tica de “desposesión” de la extrema derecha se dirigió a los trabajadores inmigrantes que ocupaban los empleos menos remunerados pero que reciben beneficios sociales. La táctica es continuar explotando a los trabajadores extranjeros, pero eliminando sus beneficios sociales.
 
La estructura social norteamericana, heredada del siglo XX, pareciera estar tomando nueva forma con motivo de la crisis de hegemoní­a. La tradicional estratificación social – con una clase media muy fuerte - atravesada por un elemento de desequilibrio íétnico y una creciente presencia laboral de la mujer, está cambiando aceleradamente.
 
La nueva pirámide social que emerge de la crisis de hegemoní­a no se parece a la estructura social prevaleciente en EEUU durante la segunda mitad del siglo XX. La crisis de hegemoní­a no sólo representa un reto para la clase social tradicionalmente dominante, tambiíén es un reto para una clase obrera que ha sido arrinconada. La clase capitalista quiere regresar a las tasas de ganancia del siglo pasado. A su vez, los trabajadores añoran la estabilidad de sus empleos.
 
 Los capitalistas seguirán buscando  -en cualquier parte del mundo- las condiciones para generar ganancias. El capital puede moverse con rapidez y reconstruirse polí­ticamente, con relativa facilidad, en cualquier parte del mundo. China y algunos  paí­ses con economí­as emergentes cuentan con reservas importantes de fuerza de trabajo. Los capitalistas apuestan que los flujos financieros dirigidos a esos paí­ses se convierten rápidamente en capitales y ganancias.
 
Si el mercado excepcional de China con su fuerza de trabajo rebosante tiende a cerrarse – como dicen los especialistas de Wall Street – la situación para el capitalismo mundial sólo puede empeorar. ¿Quíé prefiere el establishment norteamericano, ganar la guerra ideológica y acabar con la rica veta china o incrementar sus ganancias capitalistas y ver prosperar a China?
 
- Marco A. Gandásegui, hijo, es docente de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) Justo Arosemena.


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