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Autor Tema: A propósito de las ondas largas del capitalismo y la fase actual...  (Leído 463 veces)

OCIN

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Por...  Henry Mora Jimíénez


La actual crisis económica mundial puede ciertamente caracterizarse como una de carácter sistíémico y global, conjugándose a la vez con una crisis de civilización que pone en jaque no solo al sistema económico, sino, al sistema de vida.
Los economistas marxistas que han estudiado las ondas largas han pasado por alto que, si bien no encontramos en Marx una teorí­a semejante a la de Kondratiev, su obra nos permite situar esta problemática desde otra perspectiva, la de las «crisis generales de valorización» que se han resuelto mediante transformaciones radicales en el proceso de subsunción del trabajo por el capital.
Para entender los rasgos iníéditos de la crisis actual, no basta con hacer uso de alguna supuesta correcta teorí­a de las crisis, ni siquiera de una adecuada teorí­a del capitalismo (que no ha sido suficientemente actualizada despuíés del monumental legado de Marx). Es necesario además, contar con al menos una visión ordenadora de la periodización del capitalismo en el marco de la modernidad occidental.

Para intentar esta periodización echamos mano de la categorí­a de “subsunción del trabajo por el capital” elaborada por Marx, pero con la advertencia de que la misma debe ser ampliada, al menos en los siguientes cuatro aspectos:

1-Strictu sensu el capital no explota trabajadores (asalariados), sino que explota trabajo, y trabajo en sus diversas formas socioeconómicas: trabajo asalariado, trabajo campesino, trabajo femenino de reproducción de los hogares, trabajo informal, trabajo improductivo, trabajo infantil, etc. Reducir la subsunción del trabajo por el capital al trabajo asalariado no deja de ser un reduccionismo; más aun en la íépoca de la globalización y la exclusión. Todo el mundo del trabajo, incluyendo el trabajo de reproducción en los hogares (tí­picamente femenino), debe ser considerado en una ampliación del concepto de subsunción.

2-Al menos desde la consolidación del capitalismo industrial (luego de la primera revolución industrial), el “trabajo productivo” (productivo desde la lógica capitalista, esto es, trabajo creador de valor y plusvalor), se ha escindido en dos grandes categorí­as: «trabajo directo» y «trabajo conceptual». Por tanto, la subsunción del trabajo productivo tenemos que analizarla en este desdoblamiento del trabajo: el trabajo directo y el trabajo conceptual. Marx advirtió de esta separación, pero no la logró estudiar ni incorporar en la estructura lógica de El Capital. Dice en uno de los primeros capí­tulos del tomo tres: “Es trabajo general todo trabajo cientí­fico, todo conocimiento, todo invento” (El Capital, Ed. Siglo XXI, 1981, Vol. 6: 128). Preferimos emplear el tíérmino “trabajo conceptual” (en vez de “trabajo general”), para no confundirlo con la categorí­a “trabajo en general” que aparece en el análisis marxiano de la mercancí­a. Y así­ como el capital ha subsumido, formal y realmente, al trabajo directo (proceso estudiado detenidamente por Marx), tambiíén tiene que organizar y subsumir, formal y realmente, al trabajo conceptual. Sin embargo, aunque la subsunción formal del trabajo conceptual comenzó a finales del siglo XIX, su subsunción real apenas está ocurriendo frente a nuestras narices.

3-El capital no subsume simplemente “el trabajo”, sino, el proceso de trabajo en su conjunto, tanto a nivel individual como a nivel social. Y serí­a un gran error tratar el proceso de trabajo como un simple mecanismo de insumo-producto (tal como ocurre en los neo-ricardianos), ya que abarca, además, sus condiciones de existencia, su organización, la íética del trabajo; así­ como sus aspectos espaciales y temporales, entre otros.

4-Además de la subsunción formal y real del trabajo por el capital estudiadas por Marx, debemos tambiíén considerar la subsunción material sobre el conjunto de las condiciones generales de la producción y reproducción social (los recursos naturales, el medio biótico y abiótico, las tecnologí­as, la infraestructura ecológica del planeta, los patrones de consumo, etc.).



Con estos elementos en mente, podemos postular algunas tesis centrales sobre la crisis en curso:

1-La crisis actual del capitalismo se despliega como una crisis general de valorización, esto es, lo que está en entredicho no son tanto las condiciones de la reproducción/acumulación, como los fundamentos de la misma valorización del capital, que como sabemos, en última instancia dependen de las condiciones de explotación del trabajo productivo (directo y conceptual) y su incidencia sobre la tasa y masa de plusvalor.

2-El capitalismo ya ha pasado antes por dos crisis generales (no cí­clicas, cortas o largas) de valorización,la primera a mediados del siglo XVIII y la segunda a finales del siglo XIX; las cuales sólo se han resuelto mediante transformaciones radicales en el alcance, amplitud e intensidad de la subsunción del proceso de trabajo en su conjunto por el capital (cambios profundos en las relaciones sociales de producción y en la correlación de las fuerzas polí­ticas a nivel nacional y mundial), y en la subsunción de las condiciones materiales de la producción (patrón tíécnico económico, patrones de consumo). Por tanto, si esta tesis es correcta, no hay que comparar tanto la actual crisis con la de los años treinta, ya que esa fue una crisis general de sobreproducción, pero no una crisis general de valorización.

3-La actual (tercera) crisis general de valorización se conjuga con una crisis civilizatoria (crisis sistíémica global) que el propio capital ha creado y configurado, exacerbando las amenazas globales sobre la sociedad y la vida real y,

4-Sin embargo, esta no es necesariamente una crisis terminal, y un nuevo triunfo del capitalismo sobre el ser humano no puede –lamentablemente- descartarse. Una larga crisis de decadencia está tambiíén dentro de lo posible.


Ciertamente la crisis y las transformaciones del capitalismo mundial están generando, entre su mapa de posibilidades, salidas no capitalistas (particularmente en el campo de los excluidos), pero insistimos en que una salida tí­picamente capitalista tambiíén es teórica y fácticamente posible.
Pero el capitalismo no podrá salir de su actual atolladero si no subsume realmente al trabajo conceptual, esta es la condición sine qua non para iniciar una nueva onda larga de crecimiento (en la cual no estamos). Este proceso ya ha iniciado y de tener íéxito, representarí­a el triunfo definitivo del capital sobre el ser humano. Nos corresponde la exigencia de desarrollar otro espacio para las alternativas, el del triunfo del ser humano sobre el capital.

- Henry Mora Jimíénez es economista. Escuela de Economí­a de la Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica.




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