Las caídas de las bolsas descubren pagos con rendimientos iníéditos. El selectivo español ofrece un interíés nunca visto hasta ahora, pero puede que no todas las rentabilidades sean sostenibles.
No se publicitan como un depósito. No tienen la garantía y el respaldo del Estado. Pero ofrecen un elevado interíés al inversor que estíé dispuesto a asumir riesgo. Los dividendos que pagan las grandes cotizadas españolas, las incluidas en el Ibex 35, ofrecen ahora una rentabilidad nunca vista hasta el momento, un 7,5 por ciento, que no encuentra competencia alguna.
El selectivo de la bolsa española se ha caracterizado siempre por ocupar los primeros puestos mundiales en retribución al accionista. El contexto actual de caídas no sólo ha propiciado que revalide su posición en el pódium de honor sino que, en estos momentos, el rendimiento medio de los dividendos de las empresas españolas ha alcanzado su máximo histórico, superando incluso los altos niveles que vivió cuando las compañías generaron beneficios ríécords. í‰sto demuestra una de las máximas de Warren Buffett; en grandes crisis bursátiles, comprar cuando existan altas retribuciones de compañías en las que se entiende su negocio.
La fuerte corrección que han sufrido las bolsas está detrás de este rendimiento iníédito. El Ibex, que arrancó el año en 9.859,1 puntos ha perdido un 20 por ciento en estos meses, hasta cerrar la semana en los 7.996,9. Y la rentabilidad por dividendo ofrecida por el índice ha pasado del 5,8 al 7,5 por ciento en estos casi nueve meses. No obstante, no hay que quitar míérito a las propias compañías. No pueden dejar de dar el caramelo con el que se ha alimentado durante años a los accionistas y las cotizadas españolas lo saben. Las grandes empresas han hecho todo lo posible para evitar que las dificultades por las que en muchos casos han atravesado tuvieran un impacto negativo en sus políticas de retribución, o que al menos íéste fuese el mínimo posible.
Así, hasta 18 compañías del selectivo español incrementarán sus dividendos a cargo de los beneficios de este año -muchos de los pagos de dividendo se están haciendo ya a cuenta de estos resultados- respecto a los que entregaron con las ganancias de 2010. Las mejoras de retribución son, por tanto, el otro impulso que deja a los dividendos del Ibex en una más que suculenta rentabilidad.
Un motivo para asumir riesgos
La pregunta que puede hacerse un inversor es: ¿la alta rentabilidad por dividendo es una razón de peso para comprar acciones de las cotizadas españolas con la gran volatilidad que sufren ahora los activos de riesgo? Desde Serfiex opinan que precisamente es uno de los motivos que les lleva a pensar que ahora existe "una buena oportunidad para entrar en la renta variable española (siempre con una visión de largo plazo)".
Por otra parte Covadonga Fernández sugiere que "en estos momentos de elevada volatilidad e incertidumbre, la estrategia de inversión en base a dividendos es muy acertada". Es decir, que construir una cartera pensando en empresas que miman a sus accionistas puede ser una buena opción a día de hoy. Y es que además de beneficiarse de los pagos, el inversor tambiíén puede acumular ganancias en el parquíé. "En momentos de caídas importantes en el mercado, como las vistas en las últimas semanas, los valores con rentabilidad por dividendo atractiva deberían aportar cierto carácter defensivo y acabar teniendo mejor comportamiento", explica la analista.
El interíés que puede conseguir el inversor a travíés de los pagos de las compañías, a cambio de asumir el riesgo que supone estar en renta variable, dista mucho ahora de lo que ofrecen otros productos de inversión. "En comparación con la rentabilidad que ofrece la renta fija a un año o los depósitos, consideramos que todavía existen compañías que ofrecen una rentabilidad por dividendo atractiva y que confiamos en que sean capaz de mantenerla", apuntan en Selfbank .
En un repaso a otras opciones es difícil encontrar rival. El recelo que aún persiste sobre la deuda de los países de la periferia europea convierte a este activo en más atractivo desde el punto de vista de rentabilidad, pues los Gobiernos se ven obligados a compensar la percepción de riesgo. Pero ni con íésas. Con la deuda pública a un año, el interíés que puede obtenerse ronda el 3,5 por ciento, pues el Tesoro pagó un 3,59 en la última subasta de letras a 12 meses. Y si el inversor acude al mercado secundario, el rendimiento de un bono español a 10 diez años se sitúa alrededor del 5,2 por ciento.
Otra de las alternativas es depositar sus ahorros en una entidad financiera. Pero, tras la conocida como Ley Salgado para frenar la guerra del sector por captar financiación, los depósitos de los bancos ofrecen, en el mejor de los casos, un 4,84 por ciento -es lo que ahora ofrece Espirito Santo para una imposición a 24 meses-.
Para aquel que prefiera construir o mantener una cartera con renta variable, enfocada sobre todo al cobro de dividendos, tambiíén tiene la opción de incluir valores que coticen en otras plazas. En algunos parquíés europeos residen compañías con retribuciones que rentan más de un 8 por ciento. Un buen ejemplo de ello son las telecos France Telecom y Telecom Italia. No obstante, ninguno de los grandes índices ofrece la rentabilidad actual del Ibex. El del alemán y del británico ronda el 4 por ciento y los de Francia e Italia, el 5,6. Aunque es cierto que algunos de estos indicadores compiten con rentabilidades muy diferentes en la deuda pública y los depósitos a las españolas.
El escenario actual de caídas permite hablar de rentabilidades que incluso superan el 10 por ciento en la bolsa española. Pero este mismo contexto juega en contra de las compañías. No es de extrañar que no sean capaces de generar más beneficios, de que las dificultades les obliguen a hacer números, ya que si su beneficio merma, tambiíén con íél la retribución. Antes de comprar un título por el pago de dividendos, sepa quíé retribuciones son realmente sostenibles. Promesas que se van a cumplir.