La Caixa tambiíén quiere sanear su balance. La entidad catalana, que realiza su actividad bancaria a travíés de CaixaBank, ha puesto en marcha su propia operativa para depurar su cartera de críédito, según han confirmado a este diario distintas fuentes implicadas en el proceso. En total, la caja aspira a deshacerse de hasta 1.500 millones de euros a travíés del proceso de subasta que ha mandatado a Goldman Sachs, al banco de negocios norteamericano encargado de gestionar la bautizada como ‘Operación Galaxy’.
Aunque está previsto que el proceso no culmine en lo que resta de año, La Caixa comenzó a trabajar en la ‘Operación Galaxy’ antes del verano, despuíés de que su consejo de administración aprobara un nuevo marco de políticas de Financiación de Proyectos Inmobiliarios y de Renegociación de Deudas, de acuerdo a la circular 3/2010, de 29 de junio del Banco de España, por la que el supervisor modificó la manera de estimar las píérdidas por deterioro de los “activos no corrientes en ventaâ€, es decir, de los adjudicados.
Este cambio regulatorio ha hecho que la entidad catalana siga los pasos de otras entidades, como Santander y BBVA, para acelerar el proceso de venta de los críéditos clasificados como dudosos. El primero en iniciar esta política de limpieza ha sido el banco presidido por Emilio Botín, que pretende podar hasta 5.000 millones de euros de su balance. En el caso del primer banco del país, una parte equivale a casi 3.000 millones de activos adjudicados, mientras que otros 2.000 millones corresponden a príéstamos al consumo.
Por parte de La Caixa, aunque la composición de la cartera aún no está cerrada, está previsto que la caja catalana saque un lote de 600 millones de euros de activos adjudicados y otro de 900 millones de activos sin colateral. Según los datos del primer semestre, el saldo bruto de activos “procedentes de regularizaciones crediticias†(de adjudicados) era de 616 millones, de los que 349 millones estaban aún pendientes de adjudicar. Además, existe una partida de “otros activos†cuyo saldo bruto es de 228 millones.
Según las fuentes consultadas, La Caixa pretende incorporar al lote de 600 millones de críéditos adjudicados el menor número posible de príéstamos en proceso de adjudicación, ya que esta diferencia de calidad otorga menos valor al activo y por lo tanto deprecia el atractivo de la cartera la hora de su venta a los inversores institucionales interesados. De las adjudicaciones del primer semestre, más de 100 millones se corresponden a edificios terminados, casi 10 millones son por inmuebles en construcción y otros 40 millones, a suelos.
La otra parte de la cartera de críédito diseñada por CaixaBank para purgar su balance podría llegar a alcanzar los 900 millones de euros, aunque incluirá otro tipo de príéstamos, bien sean de consumo (tarjetas de críéditos), personales o hipotecarios. En estos casos, se trata de críéditos sin garantía de bastante antigí¼edad y, por lo tanto, de difícil cobro, por lo que normalmente los inversores no llegan a pagar más de un 5% del valor, ya que la recuperación media ronda el 10% en caso de no haber garantía, según fuentes financieras.
La ‘Operación Galaxy’ está dirigida por el banco de negocios Goldman Sachs, que a travíés de uno de los fondos inmobiliarios oportunistas que gestiona es tambiíén finalista de la ‘Operación Escudería’, el proceso de venta organizado por el Banco Santander para desprenderse de una cartera de inmuebles de casi 3.000 millones de euros. Precisamente, algunos de los inversores que estudiaron este proceso -Cerberus, Oak Hill, Apollo…- volverán a participar en la subasta iniciada ahora por CaixaBank para sus adjudicados.
Según datos de la propia entidad, el ratio de morosidad de CaixaBank al cierre del primer semestre es del 4,30%, por el 3,65% con el que comenzó el año, una cifra que sitúa al banco presidido por Isidre Fainíé en una situación de clara ventaja respecto a la media del sistema financiero español, que superó el pasado mes de agosto el 7% por primera vez desde 1995, y algo mejor incluso que sus principales competidores locales, caso del Santander, cuya morosidad en España se sitúa en el 4,85%, o del BBVA, cuya cifra llega al 4,7%.
