BMN (Mare Nostrum) es el candidato con más interíés en la subasta del Banco de Valencia que celebrará el FROB cuando concluya la actual venta de Unnim. Según fuentes cercanas a la entidad que agrupa a las cajas de Murcia, Granada, Sa Nostra y Penedí¨s, el banco valenciano se ha convertido en su gran objetivo en la nueva oleada de fusiones por tres motivos: le permite alcanzar los 100.000 millones de activos, puede cerrar el arco mediterráneo, su área principal de actividad -de ahí su nombre- y logra contar con un vehículo cotizado para dar por fin el salto al parquíé frustrado el otoño pasado.
En esta subasta, su principal competidor será el que pierda la puja por Unnim de los dos grandes candidatos por hacerse con la fusión de cajas catalanas: Ibercaja o Banco Popular. Como ha adelantado esta semana El Confidencial, el Gobierno prefiere que sea el Popular el comprador de Unnim, aunque dependerá de las ofertas finales que se presenten. Es posible que tambiíén concurran otros grupos de cajas medianos, aunque ninguno tiene tanto interíés por Banco de Valencia como BMN.
El banco de cajas que preside Carlos Egea (Caja Murcia) adoptó su nombre por su presencia en todas las comunidades mediterráneas -Cataluña, Murcia, Andalucía y Baleares-... salvo la Valenciana. Con la adquisición de la antigua filial de Bankia, cerraría el arco mediterráneo y podría consolidar su liderazgo en cuota de mercado en el conjunto de la zona.
BMN tienen sus principales lagunas en las provincias de Valencia (34 oficinas) y Castellón (10), de las 1.455 con las que cuenta el grupo. Asimismo, su tamaño actual (unos 70.000 millones en activos) más el del Banco de Valencia (cerca de 30.000) le permitiría alcanzar la cifra de 100.000 millones considerada el mínimo imprescindible para acudir al mercado. Un portavoz de la entidad declinó hacer comentarios sobre esta información.
Pero casi más importante que la implantación geográfica es la posibilidad de saltar al parquíé sin hacer una OPV (oferta pública de venta). Como se recordará, BMN necesitaba 485 millones (637 inicialmente) para cumplir el requisito del 10% de capital principal impuesto el año pasado por el Gobierno. Para conseguirlos, presentó un folleto de OPV ante la CNMV, pero llegó despuíés de Bankia y Banca Cívica y cuando los mercados se hundieron por la crisis soberana europea el pasado mes de septiembre.
El Banco de España le concedió una prórroga de un mes para conseguir el capital pero, como la crisis de los mercados no amainaba, tuvo que captarlo vendiendo obligaciones convertibles al 8% por 212 millones (al lograr un 20% de capital privado, el requisito de nuevo capital se reducía del 10% al 8%). Pero esas convertibles deben canjearse en acciones cotizadas en bolsa en un plazo máximo de tres años, por lo cual en algún momento tiene que dar el salto al parquíé.
Evitar una OPV para salir a bolsa
BMN seguiría así el ejemplo de otras muchas empresas que compraron compañías cotizadas para salir a bolsa sin necesidad de oferta pública -lo que les ahorra enormes costes y someterse a la valoración que exijan los compradores de las acciones-. Así lo hizo Sacyr con Vallehermoso, Reyal con Urbis, San Josíé con Parquesol o Martinsa con Fadesa. Pero quizá el ejemplo más parecido sea el de la Inmocaral de Luis Portillo, que salió a cotizar comprando Fosforera -que estaba en suspensión de pagos- por un euro. Ahora Banco de Valencia está en una situación parecida, intervenida por el Banco de España por su díéficit de capital. Una vez en el mercado de acciones, Portillo compró Colonial a La Caixa, se fusionó con ella y cotizaron como una sola empresa.
La gran duda es si esta operación será suficiente para BMN dentro de la nueva oleada de fusiones que quiere poner en marcha el Gobierno de forma inmediata. Se encuentra dentro del grupo de entidades medianas que no han sido nacionalizadas pero que tendrán que fusionarse entre ellas o ser absorbidas por otras más grandes, junto a Banca Cívica (que tambiíén ha recibido ayudas públicas), Caja3, Liberbank -Cajastur, CCM, Cantabria y Extremadura, que no tiene dinero del FROB pero sí un bajísimo nivel de provisiones-, Ibercaja, el reciíén creado Kutxabank (fusión de las cajas vascas) y Unicaja, que todavía no ha terminado de digerir Caja España-Duero.
Aurelio Izquierdo sigue en el ojo del huracán
Por el lado de Banco de Valencia, sus tribulaciones continúan centradas en la figura de su consejero delegado en el momento de la intervención, Aurelio Izquierdo. El número dos de Josíé Luis Olivas en Bancaja, y posteriormente director general de Bankia, fue víctima de la purga de 'bancajas' en la entidad y enviado al matadero por su mentor; duró un mes al frente del Banco de Valencia, filial de Bankia, hasta que se descubrió un díéficit de capital cifrado en 562 millones por el Banco de España pero que puede llegar a 1.000 según algunas fuentes.
Despuíés d ela intervención, Izquierdo quedó sin cargo pero ocupando un despacho en la sede de Bancaja en valencia y cobrando su salario de alta dirección. Olivas hizo el miíércoles un intento de colocarlo como director financiero de la caja valenciana, pero el nuevo consejo -Olivas tuvo que dimitir a causa de este escándalo en noviembre y Rato lo dejó sin indemnización- consideró que no merecía cobrar 2000.000 euros para esta labor, ya que ha sido transferida a Bankia y íél sólo debería ocuparse de cobrar el dividendo, según informa el periódico Levante. Pero como la entidad está obligada a pagarle ese salario haga lo que haga, su mentor tratará de reubicarlo en algún otro cargo en el futuro próximo.