Grecia realmente necesita un año para prepararse para un 'default' total
por Wolfgang Mí¼nchau
Un acuerdo en el que nadie confiaba (incluidos aquellos en la mesa de negociaciones). Seguiremos los procedimientos rutinarios pero al final Grecia va a acabar en la bancarrota. La cuestión es cuándo y cómo.
Paul Krugman comenta en su blog del NYT que Grecia se encuentra atrapada entre las medidas de austeridad que agravan el problema de la deuda perennemente o bien declarase en bancarrota, sin embargo, para ello debe esperar hasta que el país alcance un superávit primario, esto es, superávit presupuestario despuíés de pagar los intereses de deuda. Esto no se esperaba que ocurriese hasta 2013 según explica Paul Krugman, y, como resultado, las fuerzas políticas griegas no tendrán otra opción más que esperar y ver quíé pasa.
Aunque esto es cierto, podrían hacer algo más. Podrían prepararse para declarar el año que viene una suspensión total de pagos de deuda exterior, lo que significaría que sólo tendría que seguir con las medidas de austeridad durante este año con el único propósito de conseguir que el díéficit primario llegue a cero. Tambiíén debería aprobar ciertas reformas estructurales para poder recoger los beneficios que la suspensión de pagos pudiera ofrecer.
Bajo el valiente supuesto de que la participación del sector privado acordada ayudase a estabilizar la deuda griega del 120,5 por ciento de su producto interior bruto, PIB, objetivo que se acordó en la reunión del pasado martes, una suspensión de pagos significaría invariablemente “privatización del sector oficialâ€, donde se incluirían los príéstamos recibidos del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera y los bonos cuyos titulares son el Banco Central Europeo así como otros bancos centrales internacionales. Grecia tambiíén podría suspender los pagos de la mayoría o de algunos de sus bonos que aún permanecen en manos de sector privado. Al decir suspensión de pagos, me refiero a la renuncia de la mayoría de su deuda soberana pero no necesariamente a su deuda domíéstica. El objetivo sería reducir la deuda total griega a un 60 por cierto con respecto a su PIB.
Si la suspensión de pagos derivase en la salida de Grecia, íésta volvería a introducir su propia moneda, cambio de un dracma por un euro, y el nuevo dracma se devaluaría considerablemente. El sector de exportación, que compone el 7 por ciento de la producción económica griega, saldría claramente beneficiado, sin embargo, no lo suficiente como para sacar al país de la crisis. Por otro lado, está el turismo, que supone el 18 por ciento del PIB, pero los destinos griegos están demasiado caros y para mantener la competitividad deberían bajar los precios, a ser posible en un 50 por ciento. Esto no puede hacerse mediante la devaluación interna en la que los salarios y precios disminuyan. La suma del turismo y las exportaciones mas la perspectiva de una subida en las exportaciones al mejorar las condiciones de comercio para los griegos debería ser suficiente como para que la salida estratíégica del euro funcionase. Pero únicamente funcionaría si está bien preparada y se ejecuta debidamente.
Lo irónico es que Grecia aún tendría que implementar reformas similares a las que los prestamistas internacionales le exigen. El gobierno necesitaría poder recaudar impuestos. Debería erradicar la corrupción. Necesitaría asegurarse un nivel elevado de flexibilidad laboral. Los sindicatos deberían parar toda negociación sobre la subida de sueldos para compensar la devaluación nominal ya que Grecia necesita una gran devaluación real, de dos dígitos, lo que requerirá ajustes salariales. El gobierno tendría que sufragar dichas estrategias directamente a travíés de políticas fiscales y de rentas.
Una versión más suave de la suspensión de pagos sería un programa que permitiese a Grecia permanecer en la zona euro lo que pasaría por una condición previa mínima, es decir, la restauración de la confianza en Grecia. í‰sta debería atenerse al espíritu y letra del acuerdo mientras que la Unión Europea debería aceptar que tiene que condonar las deudas griegas... A corto plazo, este último programa empeoraría la recesión económica. En cierto punto el gobierno de Grecia lo tacharía de poco realista y exigiría que se cambiase por uno que incluyese la condonación de deuda.
Grecia tambiíén necesita crecimiento. Una suspensión de pagos dentro de la zona euro no mejoraría su competitividad. Para que esta estrategia tuviese posibilidad de íéxito, el crecimiento económico tendría que desarrollarse desde fuera y esto sólo puede realizarse mediante un extenso programa de ayuda por parte de la UE. Si cada paso del proceso funcionase a la perfección, este sería el programa menos dañino. Lo único es que se requiere un poco de buena voluntad, algo improbable, y que todas las partes estíén dispuestas a sacrificarse.
De las dos opciones, la primera es la más probable y la segunda la más aconsejable. Grecia no necesita decidir ahora mismo cuál debe seguir. La prioridad del próximo gobierno debe ser preparar el camino para ambas opciones. Se presenta otro año de penurias pero si todo sale bien, Grecia habrá Ganado al fin un poco de espacio para poder actuar.