Parece que la estrategia está clara. España: la tendencia de la recaudación fiscal es decreciente: en los primeros meses de la subida del IRPF y de otros impuestos los ingresos fiscales apenas subieron; los gastos públicos se reducen en volumen debido a los recortes sobre recortes que los diferentes ejecutivos están practicando, pero a 31 de Julio las AA PP ya habían alcanzado todo el díéficit programado para todo el 2012 y la Seguridad Social ya está tirando de reservas para hacer frente a las pensiones.
¿Se recorta poco y debería recortarse más?. Lo decíamos ayer: España no crece y debe la monda: 26 mM€ deberá pagar este año en concepto de intereses de su deuda pública.
¿La culpa del Gobierno?, de nuevo: no. Ningún Gobierno puede hacer frente a esto, ni el actual ni ningún otro independientemente de su color porque hoy un Gobierno no puede hacer que una economía crezca ni puede lograr que se reduzca una deuda ya existente. Me da igual el color del Gobierno actual: está haciendo lo que le toca hacer: recuerden las palabras del Sr. Presidente del Gobierno en el Parlamento del reino el 11 de Julio: ‘España ha perdido su capacidad de elección’; pienso que cualquier otro Presidente podía haberlas pronunciado. Vale, ¿y ahora?.
Claro, esta situación es insostenible: cada vez menos personas físicas y jurídicas pueden pagar unos crecientes tipos impositivos que buscan compensar una recaudación en descenso alimentada por una creciente menor actividad; un círculo perverso. Pero existen unos compromisos de gastos y unos gastos mínimos que están programados a fin de evitar la ruptura de un modelo social que cada vez se halla más abajo; otro círculo vicioso. ¿Quíé sale de la interrelación de ambos círculos?.
Si España no crece, y debe cumplir a rajatabla los compromisos de díéficit ya firmados, y debe pagar los intereses de la deuda ya acordados, y debe continuar refinanciando -que no amortizando- la deuda a medida que vaya venciendo; teniendo en cuenta, insisto, que la economía española no crece, la única opción es ir llevando a cabo más y más recortes de gastos, y más y más aumentos de impuestos, y más y más inspecciones a fin de detectar pufos y evasiones. Eso, obviamente, y aunque las revoluciones ya no estíén de moda, deberá ir acompañado de un sistema represivo suficientemente disuasorio para que a la ciudadanía no se le ocurran realizar demostraciones perturbadoras que muestren a los mercados una no conveniente imagen de inestabilidad. Pero existe otra vía.
La otra vía consiste en evitar la fricción, orillar el enfrentamiento, ser educado y cortes (dentro de lo que cabe) e ir lanzando mensajes que, dentro de la gravedad hagan insinuaciones a algo parecido a la ‘luz al final del túnel’ (por cierto, ¿han visto que desde hace meses ya no se hace referencia al túnel y a la luz que se halla a su final); ¿por quíé?, ¿para que cuando la cosa ya no de más de sí decir: ‘Lo sentimos, ya no queda nada en el cajón’?. Esa estrategia pasaría por recortar pero hasta un punto; subir impuestos pero sin llegar a la asfixia; pagar las pensiones mientras hubiera reservas; prometer a las regiones que mañana-sí; ir pidiendo al BCE que compre mucha deuda y publicitarlo. Y cuando la cosa ya no de más de sí, salir por la tele y decir ‘Españolas y españoles, hasta aquí hemos llegado y no se puede seguir’. Y a partir de aquí eliminar todas las líneas rojas hasta que ya no quede ninguna, hasta que los ‘derechos de la ciudadanía’ se conviertan en ‘las dádivas al lumpen’, todo ello acompañado de un ‘Que cada palo aguante su vela’, un ‘A quien Dios se la de San Pedro se la bendiga’; y con unas gotas de ‘Apáñate como puedas’. Y sí: en España y en más sitios.
Es una estrategia que evita el choque frontal y que es difícilmente argumentable: mientras había, dimos; pero ha dejado de haber, luego … Es decir: mientras hubo se dio ahora ya no hay.
Portugal es el ejemplo: el chico aplicado que ha hecho todos los deberes que le pusieron en el cole, pero ya ven como está. Y bueno, hasta el 2015 aún han de pasar muchas lunas.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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