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Las familias mexicanas contrajeron deudas con la banca en 2012 por críéditos superiores a mil 280 millones de dólares para adquirir bienes temporales o duraderos en medio de difícil condiciones económica, destaca hoy La Jornada.
Pese a las exigencias de intereses de hasta 13 veces superiores a los concedidos entre los propios bancos, el endeudamiento, visto como críédito al consumo, creció, argumentó el diario en su versión digital.
Ese exorbitante aumento de las deudas por críéditos al consumo en año pasado, sin un sustancial respaldo de los ingresos personas, dígase salarios, constituye un riesgo al sistema financiero y a la economía mexicana, señala.
La Jornada alertó en su editorial de este viernes que las deudas por críéditos en el último año superaron los mil 280 millones de dólares y en el caso de las tarjetas de críéditos rebasó la cifra sin precedentes de tres mil 300 millones de dólares.
Todo ello acompañado de una elevada morosidad, señala el diario, y argumenta que la calificadora de riesgo de más de 200 compañías mexicanas, Moodyí¢ï¿½í–s, advirtió que la cartera vencida de los bancos se había duplicado en los últimos 18 meses.
Por su parte la firma Fitch llamó la atención sobre el incumplimiento de pagos entre usuarios de príéstamos bancarios al consumo, con una dinámica similar a la crisis de las tarjetas de críédito de 2008.
Para La Jornada ya es un hecho el descalabro por tales procederes y comentó que esta semana la sociedad financiera Su Casita, la cual llegó a administrar la segunda cartera hipotecaria de Míéxico, incluyendo los bancos, fue declarada en quiebra ante la imposibilidad de pagar y reestructurar su deuda.
Otro tanto sucede en la administración pública del Estado, y cómo proliferan los casos de municipios incapaces de saldar sus díébitos con los bancos, lo cual representa un factor de preocupación adicional.
Recordó, además, que la administración de Felipe Calderón (2006-2012) elevó la deuda interna y externa del sector público en proporciones cercanas al 150 por ciento, lo que representó su máximo histórico.
El periódico mexicano prevíé incluso la necesidad de tener en cuenta la vulnerabilidad del contexto internacional en esta materia y los riesgos de inmiscuirse, una vez más, en una espiral recesiva.
Todo ello con el handicap de los recurrentes factores de debilidad estructural del país como son la dependencia de las exportaciones, la venta de crudo en el exterior y las remesas internacionales, así como la debilidad del mercado interno, el estancamiento salarial y el díéficit de empleo.
