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Autor Tema: Los grandes nombres de la filantropí­a  (Leído 1151 veces)

Zorro

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Los grandes nombres de la filantropí­a
« en: Agosto 04, 2008, 08:06:53 am »
Los grandes nombres de la filantropí­a

Marta Matute para Cinco Dí­as

Los nuevos multimillonarios donan en vida y ponen todo su talento empresarial al servicio de los más necesitados.
 
Es una bendición que los nuevos multimillonarios norteamericanos consideren una groserí­a dejar a sus hijos esas fortunas de víértigo que han labrado en los últimos años. O tal vez sólo se trate de lo mismo de siempre; de anglosajones que llevan díécadas leyendo con devoción a Andrew Carnegie y consideran la filantropí­a un rasgo distintivo de su identidad cultural…

Sea lo que sea, lo cierto es que los programas de donación como los de Bill Gates, Warren Buffett, los Omidyar (e Bay), Gordon Moore (Intel) o, al otro lado del Atlántico, en la vieja Inglaterra, Anita Roddick, la fundadora de Body Shop recientemente fallecida, se están extendiendo como modelo a lo largo y ancho del mundo capitalista, llegando incluso a la lejana Asia. Allí­, la clase empresarial emergente cuenta ya en nómina con ricos filántropos de la talla de Li Ka Shing (Hong Kong), Anil Agarwal (India) o Yang Huiyan (China). Y tambiíén a Arabia, con benefactores como Rania de Jordania, conocida casi más por su labor filantrópica que por su belleza, o el saudí­ Al Waleed Bin Talal, dueño de un Airbus 380 cubierto de oro.

Ellos son las estrellas de una larga lista de personalidades y hombres de negocio (Forbes acaba de publicar la relación de los 48 filántropos asiáticos más destacados) que han decidido devolver a la sociedad, cuando aún pueden ver cómo cambia el mundo, un suculento trozo de su fortuna personal. Agarwal ha gastado nada menos que 645,1 millones de euros en levantar una universidad de íélite en la India para competir con Stanford, Harvard y Oxord, Li Ka Shing ya ha anunciado que dejará una tercera parte de sus 20.645 millones de euros para obras de caridad y Yang Huiyan, el hombre más rico de China, ha donado 20,6 millones de euros en el último año.

'El creciente entusiasmo por la filantropí­a en vida es, en gran parte, consecuencia de la rápida creación de riqueza durante los últimos años y de su desigual distribución. Actualmente el mundo cuenta con 691 multimillonarios, de los cuales 388 han hecho su fortuna ellos mismos; y sus donaciones superan con mucho las que hicieron en su momento John D. Rockefeller, Olivia Sage o Andrew Carnegie', señala Izabela Barlinska en el libro La Filantropí­a: Tendencias y Perspectivas, que ha dirigido el profesor Ví­ctor Píérez Dí­az (Fundación Profesor Urí­a).

La ola de riqueza desencadenada por la revolución de las tecnologí­as de la información y las comunicaciones en las postrimerí­as del siglo XX ha creado una generación de multimillonarios jóvenes, de 30 o 40 años, que no necesitan esperar a la conclusión de sus carreras profesionales para iniciar sus actividades filantrópicas. 'Es más, han decidido ser a un tiempo, empresarios y filántropos', recuerda Joaquí­n López Novo, profesor de Ciencias Polí­ticas y Sociologí­a en la Universidad Complutense de Madrid. Acostumbrados a fijar objetivos rigurosos de evaluación, a rendir cuentas y a ser eficaces, los nuevos benefactores tratan de rentabilizar al máximo el impacto social de sus acciones, al igual que antes trataron de maximizar el valor de las acciones de sus empresas. 'La idea es realizar y resolver cosas antes que dar', dijo no hace mucho tiempo el multimillonario mexicano, Carlos Slim, la segunda mayor fortuna del mundo, despuíés de Warren Buffet, tras donar 290 millones de euros a obras sanitarias e investigación.

 
En EE UU la suma de las donaciones alcanza el 2,2% del PIB

Pero se da una circunstancia añadida a esta filantropí­a de nuevo cuño, el filantrocapitalismo encarnado en figuras como Bill Gates, Warren Buffett y sus seguidores es hoy una fuerza motriz de la propia economí­a: 'Promotora de ideas e iniciativas que los Estados no se atreven a respaldar, la filantropí­a se percibe como generadora de un circuito virtuoso que produce beneficios de distinto tipo para toda la sociedad, no sólo para aquellos que están más necesitados', dice Elisa Chuliá, profesora de Ciencias Polí­ticas de la UNED.

Acción social, sí­, pero tambiíén espectáculo. En los tiempos que corren, la filantropí­a no podí­a quedar al margen del circo mediático. Bono, el solista de U2, es donante, Sting trabaja desde hace años para importantes causas humanitarias, la celebíérrima presentadora norteamericana Oprah Winfrey forma parte del club de estrellas de la filantropí­a y la fundación Spielberg es una de las instituciones más activas de Estados Unidos.

Pero hay una bellí­sima mujer que aventaja a todos ellos por su activismo social: Angelina Jolie. La actriz ha declarado que dona a causas humanitarias un tercio de sus ganacias. Y en la última lista publicada por la revista Time aparece en el puesto número uno del ranking, por delante de magnates como Yu Panglin (Hong Kong), famoso por haber comprado la mansión de Bruce Lee, el recientemente fallecido John Templeton, David Rockefeller o George Soros.

Ajena a la crí­tica, esta mujer y su pareja, el actor Brat Pitt, son hoy mismo noticia de primera plana por mezclar espectáculo y beneficencia. Dos revistas, People y Hello!, publican las fotografí­as de sus dos tiernos retoños, Knox Leon y Vivienne Marcheline, y dicen los mentideros rosas que la pareja destinará a obras sociales el dinero cobrado por las exclusivas, la desorbitada cantidad de 6,6 millones de euros.

Estados Unidos es el espejo donde se miran los grandes benefactores internacionales. Según las estimaciones del informe Living USA 2007, las contribuciones filantrópicas totales realizadas en los Estados Unidos alcanzaron la cifra de 190.322 millones de euros, o lo que es lo mismo, el 2,2% del producto interior bruto. Sólo 25 paí­ses del mundo presentan un PIB superior al dinero que los norteamericanos dedican a obras filantrópicas y esta cifra supera el valor de capitalización bursátil de Microsoft.

Tambiíén los grandes donantes españoles han vuelto la vista hacia Norteamíérica. A pesar de que íéste es un movimiento noví­simo, la ley data de 1994, las ayudas fiscales 'son insignificantes', dice Marta Rey, directora de la veterana fundación gallega Pedro Barriíé de la Maza. Además se desconoce, a dí­a de hoy, cuánto dinero mueven las 8.000 fundaciones en activo, como reconoce la Asociación Española de Fundaciones.

'La idea es resolver antes que dar', dice Carlos Slim

Todaví­a no existen filántropos al estilo de Bill Gates o Warren Buffett, pero en los últimos años el número de ricos ha crecido espectacularmente en nuestro paí­s. De hecho, mientras en el año 1997 el único millonario que aparecí­a en la lista de la revista Forbes era Emilio Botí­n, diez años más tarde, en 2008, se mencionan 18 españoles entre las personas con una fortuna de más de 645,1 millones de euros: Amancio Ortega, Rafael del Pino y familia, Alicia Koplowitz, Manuel Jove, Esther Koplowitz, Isak Andic, Rosalí­a Mera, Josíé Marí­a Aristrain, Emilio Botí­n, Florentino Píérez, Juan Abelló, Gabriel Escarrer. Enrique Bañuelos, Luis Portillo, Alberto Cortina, Alberto Alcocer, Josíé Manuel Loureda y Luis del Rivero.

'Pero estos españoles son menos generosos que los ricos americanos', dice Elisa Sánchez Píérez, economista e historiadora del BBVA. De hecho, sólo han constituido fundaciones personales Amancio Ortega, Rosalí­a Mera, las Koplowitz y Rafael del Pino, antes de su muerte. Manuel Jove lo ha hecho en memoria de su hija Marí­a Josíé, fallecida, y Juan Abelló, como un homenaje a su padre. 'Es más, en España, la financiación que las entidades no lucrativas obtienen gracias a donaciones privadas proviene principalmente de las clases medias', concluye Sánchez Píérez.

Educación y salud, obsesiones millonarias


Las iniciativas individuales se pueden contar en España con los dedos de la mano, pero su entusiasmo, y la entidad de los proyectos en los que están embarcadas, intentan suplir su escasa representatividad.

Es el caso de la Fundación Rafael del Pino, que se constituyó hace tan sólo ocho años con una dotación inicial de 114, 3 millones de euros y la vocación de formar a las íélites. El próximo año duplicará, hasta los seis millones de euros, los fondos destinados a labores sociales. 'Nos sentimos orgullosos de todos nuestros proyectos, pero si hay que destacar alguno, sin duda son los dirigidos a mejorar las condiciones de vida de los lesionados medulares y los enfermos de cáncer', dice Amadeo Petitbó, director general. No hay que olvidar que Del Pino pasó los últimos años de su vida paralí­tico por un accidente.

Las Koplowitz, Esther y Alicia, tambiíén están volcadas en resolver problemas de salud. Esther Koplowitz, cuya fundación ha gastado hasta la fecha 73 millones de euros en diversas causas filantrópicas, ultima la construcción de una residencia para disminuidos fí­sicos y psí­quicos mayores de edad en Valencia y trabaja en la ampliación (junto a El Despertar) de un centro para paralí­ticos cerebrales severos. La Fundación que preside su hermana Alicia, tras donar en 2005 a Madrid un centro para pacientes con esclerosis múltiple 12 millones de euros, centra hoy sus esfuerzos en paliar los problemas mentales de los más pequeños.

La casualidad ha querido que Galicia sea sede social de tres importantes instituciones: La Fundación Paideia (Rosalí­a Mera), la Fundación Amancio Ortega, constituida en 2001 con una dotación inicial de 60 millones de euros, y la Fundación Pedro Barriíé de la Maza. El primero en dar el paso fue el fundador de Fenosa, que en el año 1968 destinó 3.300 millones de pesetas a levantar la institución y promover la excelencia educativa. En la actualidad, la fundación Pedro Barriíé, que dirige la economista Marta Rey, se encuentra entre las 10 instituciones más importantes de Europa, como la Fundación Robert Bosh (Alemania), la Wellcome Trust (Gran Bretaña) o la portuguesa Calouste Gulbenkian.

-'No tenemos que envidiar en absoluto a las americanas. Hay vocación de permanencia, contrastamos nuestros proyectos, huimos de la caridad y hacemos grandes esfuerzos por mantener el valor real del patrimonio, a pesar de la inflación', dice.



 


Voy del oro a Squirrel Media y tiro porque me toca.