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Autor Tema: Hanke y su campaña por instaurar un nuevo sistema de calendario...  (Leído 231 veces)

OCIN

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Entrevista a Steve H. Hanke
 
Realizada por Leonardo Ruiz

 


Piense que nunca más tenga que cambiar su calendario al empezar un año nuevo y que su agenda 2013 sea igual a la que utilizó en 2012. Con un calendario fijo, su cumpleaños, Navidad y hasta el 18 de septiembre serí­an siempre el mismo dí­a de la semana.
 
Ese es el proyecto de Steve Hanke, economista del Cato Institute y profesor de la Johns Hopkins University, que junto al astrofí­sico Richard Conn Henry idearon el calendario permanente Hanke-Henry. í‰ste supone una revisión radical del calendario gregoriano contemporáneo y se apega al principio más básico de un calendario fijo: que cada año y cada fecha caiga el mismo dí­a de la semana. En el caso propuesto por los acadíémicos, cada año partirí­a un domingo 1° de enero.
 
Con la reforma del calendario actual por uno fijo, aseguran sus ideólogos, se podrí­a ahorrar cerca de 1% del PIB, con cuestiones tan básicas como agendar siempre de manera correcta las vacaciones. Tambiíén consideran que en muchos cálculos financieros, como cualquiera que incluya intereses, ocurren varios errores por el problema de conteo de dí­as, lo que generarí­a beneficios de hasta los US$130.000 millones anualmente —la mitad del PIB de Chile—, tomando todos los bonos vigentes del mundo y haciendo un cálculo rápido de los intereses.
 
Y es que en el calendario gregoriano el conteo de dí­as estándar para calcular intereses es que cada mes tiene 30 dí­as y que cada año tiene 360 dí­as. “Esa convención, por supuesto, es incorrecta, pero con nuestro calendario en vez de usar el 30/360, se tomarí­an en cuenta la cantidad exacta de dí­as que serí­a 364, que siempre serí­a la misma”, sostiene Hanke al telíéfono desde Baltimore, defendiendo su calendario. La excepción, explica, serí­a cuando se aplique una semana extra cada cinco años y haya que ajustarse, pero asegura que serí­a fácil de hacer, porque todos lo sabrí­an, como ocurre en un año bisiesto.
 
30 de febrero
 
En el calendario Hanke-Henry el año está dividido en cuatro trimestres de tres meses. Hasta ahí­, todo igual. Pero cada mes empezarí­a en el mismo dí­a y fecha cada año. Los primeros dos meses de cada trimestre serí­an de 30 dí­as cada uno y el tercero, de 31. Es decir, todos los meses, incluyendo febrero, tendrí­an 30 dí­as, excepto marzo, junio, septiembre y diciembre, con 31.
 
De esta forma, cada trimestre es de 91 dí­as, lo que se traduce en un año de 364 dí­as, que consta de 52 semanas. Para el calendario permanente Hanke-Henry esto es esencial, ya que al mantener el ciclo de siete dí­as del Sabbat, se evita la que habí­a sido la mayor queja eclesiástica y que impidió el desarrollo de otros intentos de reformar el calendario. “Todas las propuestas de calendarios tuvieron problemas porque cambiaron el Sabbat y cambiaron la semana de siete dí­as. La nuestra siempre tiene siete dí­as”, aclara Hanke.
 
La propuesta anterior de reformar el calendario gregoriano que estuvo más cerca de tener íéxito fue la de George Eastman, el fundador de Eastman Kodak Company.
 
El empresario, motivado por el deseo de crear un calendario más amistoso para hacer negocios, desarrolló el “Plan Eastman”, uno de los primeros modelos de calendario fijo, para eliminar ineficiencias prácticas y financieras del sistema gregoriano. Bajo el plan de Eastman, cada 1° de mayo serí­a un martes y cada feriado caerí­a en el mismo dí­a de la semana cada año. Con todo, el calendario Eastman, que llegó a ser considerado en las Naciones Unidas, fue rechazado por EE.UU., porque alteraba el Sabbat.
 
Incluso en Chile, en 1934, el gobierno adoptó formalmente un calendario permanente, que incluí­a 26 dí­as laborales por mes y fechas fijas para los feriados religiosos, así­ como perí­odos de tres y seis meses que empezaban un domingo y terminaban un sábado.

El caso de apple
 
El calendario permanente de Hanke-Henry apunta a resolver un gran número de problemas generados por el sistema gregoriano que enfrentan las compañí­as, como el bullado caso de Apple, que recientemente sufrió un problema al informar sobre sus resultados trimestrales. “Esto nunca habrí­a ocurrido de tener implementado el sistema Hanke-Henry”, defienden sus autores. El caso fue que despuíés del anuncio de las ganancias del cuarto trimestre del año pasado, Apple sufrió su mayor píérdida intradí­a en cuatro años como resultados del fracaso de la tecnológica estadounidense en cumplir las expectativas de los inversionistas de Wall Street.

Todo pasó en gran parte debido a un error generado por calendario que la mayorí­a de los analistas no lograron darse cuenta: el cuarto trimestre de 2012 de Apple tení­a una semana menos que el mismo perí­odo del año anterior. En la raí­z de ese problema está el de las 13 semanas, que normalmente ocurre cuando las empresas consideran para sus resultados trimestrales un perí­odo de esa extensión. Porque con el calendario gregoriano, esta situación hace necesario un ajuste que consiste en sumar una semana extra cada cinco o seis años.

Apple añadió siete dí­as extra en 2011, pero muchos observadores del mercado no lograron darse cuenta de ese hecho entre 2011 y el año pasado.

Hanke y Henry sostienen que si las empresas que transan en bolsa adoptan su sistema de calendario permanente, los trimestres serí­an en adelante del mismo perí­odo exacto, año a año, y cada dí­a ocurrirí­a en la misma fecha cada año. “En tíérminos de contabilidad, el tipo de confusiones y errores generados en el reciente caso de Apple serí­an evitados, ya que todas las empresas estarí­an empleando el mismo calendario fijo y las mismas convenciones de contabilidad”, afirman en un reporte sobre la difusión de su sistema.
 
Falta ver quíé posibilidades tiene de instaurarse un nuevo sistema. Hanke sostiene que con los siglos que pasaron para que la mayorí­a del mundo aceptara el calendario gregoriano, no hay motivos para que hoy en dí­a el cambio sea más rápido, sobre todo con las redes sociales que permiten una gran difusión hoy en dí­a.
 
Steve Hanke: "El mayor costo serí­a cambiar los hábitos de las personas"
 
¿Por quíé reformar el calendario actual?
 
Lo principal, desde el punto de vista económico, es que ahorrarí­a mucho dinero. Cada año, una reunión serí­a el mismo dí­a, no habrí­a confusiones, ni habrí­a que reagendar nada. Por ejemplo, las escuelas y empresas o cualquier organización, cada año tienen que ordenar sus actividades en el calendario nuevamente, porque los dí­as de la semana caen en dí­as distintos.
 
¿Cuánto tiempo lleva preparando esta propuesta?
 
Cerca de cinco años, aunque la idea de un calendario permanente, de mejorar el gregoriano, existe desde los años ’20.
 
Usted defiende que habrí­a un beneficio para las empresas...
 
A las firmas les gusta considerar 13 semanas por cada trimestre para reportar resultados, pero si se hace eso habrí­a que agregar cada cinco o seis años una semana extra, es como el problema del año bisiesto. Entonces, se reduce la dispersión del calendario. Si no se hiciera, la Navidad terminarí­a ocurriendo a mediados del verano (boreal). En cualquier caso, el problema que tuvo Apple con su reporte financiero es uno que casi todas las empresas tienen, porque suman arbitrariamente la semana extra cada cinco o seis años. Con nuestro calendario, estarí­a bien utilizar las 13 semanas, porque están en el calendario permanente, pero la semana extra agregada serí­a añadida por todos en el calendario al mismo tiempo. No serí­a un problema si todos hacen lo mismo. Hoy no existe una base uniforme. El resultado es mucha volatilidad en los mercados. Le pasa a todas las empresas y los analistas no se dan cuenta.
 
¿Y quíé hay de los costos de cambiar un sistema que ya estaba establecido?
 
El costo principal será cambiar los hábitos de las personas y hacer que se acostumbren. Hay un costo de transición, sin duda, pero en realidad serí­a un problema que ocurrirí­a una sola vez y serí­a mí­nimo, porque el calendario serí­a el mismo todo el tiempo. Tambiíén hay que destacar que el primer año el costo es casi nulo, porque ahora con el calendario gregoriano siempre hay que ajustarse, ya sea para las clases de la universidad e incluso para eventos deportivos y las vacaciones que fija el gobierno. Cada año hay que hacer todo eso de nuevo. El primer año en que se adopte el nuevo calendario, además, serí­a como partir un año nuevo con el calendario actual, no se notarí­a.
 
¿Ha considerado en hacer formal la propuesta de este nuevo calendario? ¿Cómo lo harí­a?
 
La última propuesta de calendario fue a parar a las Naciones Unidas y podrí­a ser que siga ese camino. Otra posibilidad es que la Comisión de Valores y Bolsa de EE.UU. (SEC) adopte o recomiende que las empresas utilicen un calendario permanente para sus reportes financieros. Otra opción es que la International Accounting Standards Board lo haga. Pero no hemos dado ningún paso formal con ninguna de estas organizaciones.


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