Los sindicatos mayoritarios volvieron a demostrar este 1 de mayo que tienen un serio problema de legitimidad y representación. Menos de una semana despuíés de que la EPA superara los 6,2 millones de parados, la manifestación en defensa del empleo en Madrid puede tildarse de fracaso a tenor de las propias cifras aportadas por CCOO y UGT: 40.000 personas entre Neptuno y la Puerta del Sol, cuando, el año pasado, las mismas fuentes cifraban la convocatoria en 100.000.
Para más inri, a la misma hora de la manifestación algunas carreteras estaban prácticamente colapsadas con varias decenas de kilómetros de atasco (34 en la carretera de Valencia, otros tantos en la de Andalucía y algo menos en la de Extremadura). El puente y la falta de sintonía con las centrales sindicales dejaron bajo mínimos el acto central de la reivindicación por el Día del Trabajo en España. En un año de recortes, despidos, aumento escandaloso del paro y empeoramiento de la economía, el desencuentro y el alejamiento de la mayor parte de la población con los sindicatos fue evidente. Y más aún con los jóvenes, que soportan la tasa más alta de desempleo y cuya presencia en la manifestación no fue ni mucho menos mayoritaria.
La capacidad de convocatoria de las próximas movilizaciones por el segundo aniversario del 15-M serán la prueba de fuego para comprobar si han nacido otros colectivos más legitimados para canalizar el evidente desencanto de la población, sobre todo en el colectivo menor de 30 años, que es uno de los más castigados por el paro. Si los actos del 12-M logran movilizar a ese sector, los sindicatos -definitivamente- habrán de replantearse muchas cosas a la vista del fracaso de la manifestación de ayer.
En otras ciudades españolas, la convocatoria ha corrido una suerte dispar. Pese a que los sindicatos habían anunciado 80 manifestaciones en toda España, estas no tuvieron el apoyo masivo que se esperaba. De acuerdo con los agentes sociales, en Barcelona salieron a las calles 160.000 personas, lo que habría permitido superar las 100.000 del año pasado. Además de que en las vías de la capital catalana se sumaron las reivindicaciones de corte soberanista, alejadas de las propias sindicales, lo cierto es que la Guardia Urbana rebajó la asistencia a sólo 25.000 personas, frente a las 15.000 del acto de 2012. La manifestación se desarrolló sin incidentes en un ambiente reivindicativo en el que destacaba la presencia de colectivos especialmente golpeados por la crisis y los recortes, como los trabajadores de la función pública.
En Andalucía, las cifras fueron a la par. Las manifestaciones convocadas en las ocho capitales de provincia más Algeciras habrían logrado movilizar a 75.000 personas según los propios sindicatos convocantes, lo que supondría una media de poco más de 8.000 personas por manifestación. Sin embargo, los datos facilitados por la Policía y la Delegación del Gobierno rebajan esa cantidad en toda Andalucía a 27.000 manifestantes.
Por su parte, en toda la Comunidad Valenciana se habrían manifestado cerca de 90.000, según datos de los sindicatos. La marcha más numerosa fue la de Valencia, que reunió a 40.000 personas, seguida de la de Alicante, con 20.000, y Elche, con 15.000. En Elda y Castellón se han congregado unas 8.000 personas, mientras que en Alcoi se manifestaron unas 3.000.
Críticas al Gobierno
Tras encabezar las protestas en Madrid, los secretarios generales de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, y de UGT, Cándido Míéndez, criticaron con dureza la gestión del Gobierno y le pidieron que cambie las prioridades de sus políticas y sitúe el empleo en primer lugar. Al concluir la marcha, Toxo advirtió de que los sindicatos no pararán hasta que se consigan revertir los efectos de la reforma laboral.
Asimismo, criticó la falta de voluntad política del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy y le invitaron a "que díé un paso adelante" ya que si quiere seguir liderando el país debe "convocar de forma urgente a la sociedad". Ya a primera hora de la mañana habían pedido un pacto nacional para superar la crisis. Bajo la amenaza de la lluvia, Toxo le urgió a convocar un gran pacto de Estado con los agentes sociales y los partidos políticos porque "España se merece una oportunidad", lo que ha levantado los aplausos de los manifestantes que ondeaban pancartas y numerosas banderas con las siglas de ambos sindicatos y con los defensores republicanos.
Por su parte, Míéndez criticó al Gobierno que siga culpando del desempleo al Ejecutivo anterior y a las fuerzas sindicales y, en este sentido, ha exigido que reconozca el fracaso y el error de su gestión y le ha acusado de ser irresponsable y de estar paralizado. Ambos líderes sindicales hicieron alusión a la elevada tasa de paro juvenil existente en España y criticaron que desde el Gobierno se tilde la salida de jóvenes al extranjero en busca de un empleo de "movilidad exterior".