Todo queda en casa. Y si no todo, al menos una porción importante. Porque algo más del 40% de la deuda pública estadounidense en circulación está en manos de la Reserva Federal (Fed) y otras agencias u organismos públicos de la mayor economía del mundo. Por tanto, si Estados Unidos acaba incurriendo en una suspension de pagos porque no amplía el límite de la deuda que puede emitir, situado ahora en los 16,7 billones de dólares, los cimientos financieros públicos norteamericanos temblarán por partida doble: el Tesoro lo hará porque no tendrá dinero para pagar los compromisos financieros adquiridos y la Fed y las otras agencias porque poseen casi 7 billones de dólares en títulos en sus balances.
Más concretamente, y según los datos del Departamento del Tesoro, los brazos financieros de distintos organismos públicos estadounidenses tenían, con fecha 10 de octubre, 4,81 billones de dólares en total. A partir de ahí, y ya de forma individual, emerge la figura de la Fed, que en estos momentos es el mayor tenedor de deuda pública estadounidense. Ningún otro inversor -público o privado; sea un país o una gestora- atesora tanto papel.
La entidad presidida por Ben Bernanke tiene en su balance cerca de 2,1 billones de dólares. Esta cantidad prácticamente triplica la existente a comienzos de 2008. ¿Quíé ha pasado entre un momento y otro? Tres rondas distintas de expansión cuantitativa (QE1, QE2 y QE3) con las que la Fed ha venido comprando deuda soberana estadounidense a largo plazo para intentar estimular la recuperación económica.
Tras la Fed y las agencias públicas de casa, los siguientes en la lista son ya los inversores internacionales. Y entre ellos sobresalen dos países: China, con 1,27 billones de dólares, y Japón, con 1,13 billones dólares, según los últimos datos, correspondientes a finales de julio. Brasil, con 256.400 millones, y los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), con 257.700 millones, tambiíén cuentan con una elevada exposión a la deuda estadounidense. En total, los inversores extranjeros tienen casi 6 billones de dólares de deuda estadounidense en su cartera.
Pero no sólo los bancos centrales, las agencias gubernamentales o los fondos soberanos se cuentan entre los principales clientes del Tesoro norteamericano. Los grandes inversores institucionales mundiales tambiíén se cuentan entre ellos. Al fin y al cabo, ¿quiíén iba a pensar en un impago de la mayor potencia del mundo? Pimco Advisors, la mayor gestora de renta fija del mundo bajo la batuta de Bill Gross, tiene deuda por valor de 167.750 millones de dólares. Le sigue de cerca otra de las grandes gestoras de fondos del mundo, con alrededor de 2 billones de dólares bajo gestión, Vanguard Group, cuya exposición asciende a 165.700 millones. Y a continuación vendrían ya otros tres gigantes de los fondos, como son Legg Mason Partners Fund, Fidelity Management & Research y BlackRock Fund Advisors, con volúmenes que oscilan entre los 40.000 y los 50.000 millones de dólares.
A por los 'CDS'
En la medida en que las conversaciones para elevar el techo de la deuda que el Tesoro estadounidense puede emitir, todos los tenedores de deuda soberana se expondrán a sufrir píérdidas. De forma directa, en caso de que tengan en su poder los títulos cuyo dinero no se podrá devolver; y de forma indirecta, porque las ventas de bonos que seguirán a la falta de acuerdo provocarán una caída del precio de los bonos que afectará al valor de sus carteras.
Estas amenazas explican que la cotización del seguro de críédito (CDS) a un año en euros para cubrirse de un posible impago de EEUU se haya multiplicado casi por siete y ayer superara los 70 puntos básicos. En el caso de los CDS a cinco años, se han disparado desde los 22 hasta los 41 puntos básicos en el mismo periodo.