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Autor Tema: Pelí­culas para llevar en el bolsillo; nuevo íéxito en China...  (Leído 1976 veces)

OCIN

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Los ven en el metro, en los autobuses, incluso cuando caminan por la acera: pelí­culas cortas de bajo presupuesto, muy populares y accesibles a cualquier que tenga un smartphone en China.
 
Las micropelí­culas, que se suben a páginas de internet y portales locales, ofrecen temas que no se presentan en los cines del paí­s, estrictamente censurados. Y gracias a los telíéfonos que graban videos y programas de edición básica de video en computadoras, cualquiera puede ser cineasta.
 
"La barrera para hacer una pelí­cula ha bajado tanto que se ha convertido en una forma democrática de expresión" dijo el crí­tico chino de cine Raymond Zhou.
 
El gíénero de micropelí­culas, por lo general menos de 40 minutos, ha despegado en China en los últimos años, poniendo a prueba los lí­mites de lo que puede mostrarse, como obras sobre los gíéneros y la homosexualidad. Pero sufre de la autocensura que el gobierno exige a los portales de video y las micropelí­culas no son abiertamente polí­ticas.
 
Lo que comenzó fundamentalmente como una afición entre los empleados de clase media apasionados del cine, se ha convertido en algo cada vez más profesional y rentable, y el contenido se ha desviado a temas pedestres y manidos porque los productores buscan a una audiencia urbana de alrededor de 20 años.
 
El sexo y las payasadas dominan ahora el gíénero, lo contrario del cine independiente chino de decenios anteriores, que se centraba en el comentario social sobre personas en lo más bajo de la escala social, dijo el documentalista chino Jun Ren.
 
"La generación de las micropelí­culas es decepcionante", dijo Jun.
 
Entre las mejores ofertas están las del director Sun Zhendong y un equipo de producción que desea atraer acuerdos de colocación de productos y un contrato lucrativo con un portal de videos creando una marca alrededor de una serie de cortos con un personaje que tiene aventuras torpes al estilo de Mr. Bean.
 
Sun y su equipo de ocho personas estaban grabando un episodio de "Las vergonzosas aventuras del Sr. Ball" hace unos dí­as en un lugar no revelado en una calle residencial del norte de Beijing. La grabación fue interrumpida por un hombre que querí­a lavar su carro.
 
"A la gente le encanta mirar las micropelí­culas en dispositivos móviles", dijo Sun.
 
El primer episodio de la serie, en que el protagonista tiene problemas con un salvavidas inflable en una piscina pública llena de jóvenes atractivas en biquini, ha sido visto más de 6.5 millones de veces en un portal. El productor Wu Xuejun dijo que espera que el episodio de 15 minutos genere entre 600 y 700 millones de yuanes (entre 100 mil y 115 mil dólares) de la colocación de productos.
 

Algo diferente a lo tradicional
 
Los cines tradicionales en China ofrecen pelí­culas de amor o guerra, quizás un par de íéxitos de Hollywood. Y los programas de televisión están llenos de dramas de soldados o problemas familiares.
 
En internet, las micropelí­culas tocan temas a veces sensibles: una mujer que escribe un libro sobre la masculinidad y duerme con varios hombres a manera de investigación, un maestro de piano que contempla una relación gay con el novio de la hermana de un alumno, un pandillero que se pelea con otros, los apuñala y los mata a tiros. Algunos observadores incluso consideran micropelí­culas las grabaciones granulosas de protestas y los daños causados por los terremotos.
 
"No cabe duda que el fenómeno está redefiniendo quíé es cine y ofrece algunas alternativas, a veces intrigantes y otras subversivas, a las pelí­culas tradicionales", dijo Zhen Zhang, profesor de Cinematografí­a de la Universidad de Nueva York.
 
Con las micropelí­culas no se necesita que el gobierno apruebe el tema o le otorgue una licencia para filmar.

Las micropelí­culas ofrecen un espacio de "expresión personal creativa", dijo Paola Voci, conferencista de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda y profesora de producción de documentales y videos en China.
 
"Es más una herramienta para expresar la creatividad individual, y eso en sí­ es relevante en una sociedad como China", donde la creatividad no se estimula en las escuelas, dijo Voci.
 
Para Voci, la revolución no es necesariamente sobre el contenido de las micropelí­culas, porque los cineastas independientes han tocado temas controversiales anteriormente. Pero donde esas pelí­culas están en lo fundamental prohibidas en el territorio continental chino, esta generación de pelí­culas es accesible y visible.
 
"Ahora se puede pasar una pelí­cula en un espacio donde, por casualidad o intencionalmente, uno la va a encontrar. Y antes, a menos que fuera un intelectual destacado o asistiera a un festival internacional de cine, no la hubiera visto", dijo.


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