25.03.2014 Javier Montoya
El MAB, Mercado Alternativo Bursátil, está pasando su mejor íépoca desde su creación. Las compañías que todavía sobreviven ahí (algunas están suspendidas o han sido retiradas del mercado), están siendo las estrellas de la Bolsa española en 2014. MAB Gráfico de precios normalizado. Base 100 septiembre de 2013 El MAB fue creado con un objetivo muy loable y ambicioso: facilitar el acceso a los mercados financieros a compañías de tamaño medio o pequeño que se encontraban en fase de crecimiento. Tras un arranque algo dubitativo, el MAB sufrió con especial dureza los efectos de la crisis financiera en España. La marca nacional cayó en desgracia y muchas de las compañías que cotizaban en el MAB se vieron gravemente afectadas por la recesión económica y por la falta de liquidez de sus acciones. La mala evolución de las compañías del MAB, salvo la honrosa excepción de Gowex, fue consecuencia tanto de factores externos como internos. Las pocas compañías que dieron el salto a ese mercado desconocían las obligaciones que supone ser una firma cotizada. Los inversores se encontraron con que en los momentos más tensos las compañías no facilitaban toda la información que requerían. Algunas empresas tenían pocos años de vida, por lo que carecían de la experiencia necesaria para gestionar una profunda recesión como la que experimentó la economía española. Sea como fuere, el MAB cayó en desgracia, los inversores se concentraron en eludir de la mejor manera posible el mercado bajista en que se vieron inmersas las bolsas. Invertir en el MAB era una decisión marginal, por lo que las compañías cayeron en el olvido y las nuevas emisiones desaparecieron del mercado. La pesadilla para las empresas del MAB tuvo su fin cuando los inversores internacionales cambiaron su sentimiento hacia España. Aquellas compañías olvidadas por el mercado, pero que seguían de manera silenciosa con su operativa, volvieron a atraer a los inversores. Lo que en su día fue un lastre, la falta de liquidez, se ha convertido en una ventaja. Las acciones de muchas de estas compañías han experimentado subidas meteóricas en pocos meses. Entre las compañías cotizadas en el MAB algunas han multiplicado varias veces sus cotizaciones al calor de un renovado interíés por aquellos inversores que buscan emociones fuertes. Una vez se ha consolidado la recuperación de los grandes valores de la Bolsa española, las pequeñas compañías han sido las que han tomado el relevo. En estos casos las valoraciones actuales no asustan a unos inversores que confían en las buenas perspectivas de futuro que ofrecen estas firmas. Por supuesto que no es oro todo lo que reluce. En la corta historia del MAB hay muchas compañías que no han alcanzado sus objetivos o que se han quedado por el camino. Algunas están en proceso de concurso de acreedores o tienen suspendida su cotización por distintos motivos. El objetivo por el que se creó el MAB sigue vigente y, aunque durante su trayectoria hay luces y sombras, sería deseable que continuase su evolución y que fuese una verdadera alternativa de financiación para compañías sólidas que buscan recursos para desarrollarse. Javier Montoya es analista de Alpha Plus
http://www.expansion.com/2014/03/25/opinion/analisis/1395744530.html