El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) vuelve a verse las caras este jueves. Y sería bueno que en esta reunión aclarara su postura, porque hace un mes su presidente, Mario Draghi, insinuó que la entidad no tenía previsto adoptar más medidas expansivas, pero en las últimas jornadas varios miembros de la institución han declarado que no hay que descartar más iniciativas. Como uno de ellos ha sido, ni más ni menos, Jens Weidmann, el todopoderoso presidente del Bundesbank alemán, la expectación ha vuelto a caldearse ante la cita de esta semana.
En concreto, Weidmann reconoció abiertamente que "la posibilidad de que el BCE compre activos no está fuera de la discusión". Es decir, el más halcón de los halcones del BCE no cerró la puerta a la opción de que la institución monetaria aún estíé a tiempo de poner en marcha un programa de compras de activos similar a los que han llevado a cabo otras entidades, como la Reserva Federal (Fed) estadounidense o el Banco de Inglaterra. En el caso de Josef Makúch, gobernador del Banco de Eslovaquia y miembro del Consejo de Gobierno del BCE, subrayó que ante la amenaza deflacionista que soporta la Eurozona, el BCE podría barajar otras opciones, como la de situar en negativo los intereses de la facilidad de depósito, que se encuentran en el 0% desde julio de 2011.
Estos comentarios han reavivado las expectativas con respecto a la posibilidad de que el BCE desenfunde de nuevo, despuíés de que se vieran truncadas hace un mes por el propio Draghi. En la rueda de prensa posterior a la reunión del 6 de marzo, el banquero italiano sugirió que, con lo que la entidad ha hecho hasta ahora, podría bastar. Es decir, que no sería preciso acometer más medidas porque, conforme la inflación vaya repuntando -que es la hipótesis que maneja el BCE-, la actual política resultaría más efectiva y más expansiva porque los tipos de interíés reales serían progresivamente más negativos, con lo que alentarían el críédito y la inversión y a partir de ahí el consumo y el empleo.
La sorpresa que dejó este mensaje ha dado paso ahora a la renovada esperanza de que Draghi anuncie este jueves más medidas de corte no convencional. Es decir, que la entidad ponga en marcha un programa de expansión cuantativa (QE) ajustado a la normativa europea. ¿Y los tipos? No es en ellos donde se centra el foco: los 26 expertos consultados por la agencia financiera Bloomberg esperan que el BCE los mantenga en el mínimo histórico del 0,25% en el que se encuentran desde noviembre.
Estas expectativas pasarán este lunes un aperitivo clave con la publicación del dato provisional de inflación de marzo que Eurostat publicará a las 11 horas. La inflación acumula cinco meses consecutivos con tasas interanuales inferiores al 1%. Y marzo podría ser el sexto, porque las previsiones contemplan que los precios podrían haberse encarecido un 0,8% en la región en los doce últimos meses. Aunque hace un mes el BCE mostró su confianza en una gradual subida de los precios, de ahí la postura mostrada por Draghi, si Eurostat transmite malas nuevas -esto es, un dato inferior al previsto y que alimente los temores deflacionistas- meterá más presión a la institución monetaria para que actúe ya este jueves.
El mercado ya lo espera
Desde luego, el mercado ya está salivando a la espera de esta cita. Así se ha reflejado en la evolución reciente de las bolsas, las divisas y la deuda pública. Los principales índices bursátiles europeos -entre ellos el Ibex 35- acumulan dos semanas consecutivas al alza, intervalo en el que han sumado en torno a un 5%. En el mercado cambiario, el euro, que tras la reunión de marzo rozó los 1,40 dólares, se ha frenado hasta los 1,37 dólares, un viraje al que tambiíén ha contribuido la Fed, que ha sugerido que subirá los tipos antes y más de lo previsto.
Y en la deuda pública, las insinuaciones con respecto a la posibilidad de que se vea un QE a la europea han acentuado las compras de bonos, principalmente entre los países perifíéricos. En el caso español, ese renovado ímpetu ha permitido que el rendimiento del bono español a 10 años se haya situado por debajo del 3,25% por primera vez desde finales de 2011.