Un impuesto sobre la renta con dos tramos. El primero, hasta 60.000 euros, con un tipo del 25%. A partir de ese nivel, se aplicaría un gravamen del 35%. Esta es la propuesta que lanzó ayer Josíé Fíélix Sanz, director de Estudios Tributarios de Funcas, y que se incluye en el último número de la revista Papeles de Economía Española, dedicada a la reforma fiscal que precisa España. La propuesta de Funcas respecto al IRPF es contundente. No solo aboga por reducir a dos los siete tramos actuales, sino que defiende la eliminación de prácticamente todas las deducciones. Solo se mantendría un mínimo vital que beneficiaría exclusivamente a contribuyentes con hijos o mayores a cargo.
Actualmente, todos los declarantes tienen derecho a una mínimo exento (5.151 euros que se aplican a la tarifa del tributo). Tambiíén se mantendría una reducción de la base imponible por aportaciones a planes de previsión social. El resto de beneficios fiscales se suprimiría. Se eliminaría la reducción por rendimientos del trabajo, que asciende a 2.652 euros con carácter general. Tambiíén desaparecería la deducción por vivienda habitual o para las madres con niños menores de tres años.
Según los cálculos de Funcas, reducir tipos y tramos y eliminar deducciones elevaría en 30.000 millones adicionales la recaudación del impuesto sobre la renta. ¿Quiíén ganaría y quiíén perdería con la reforma fiscal de Funcas? Un contribuyente soltero y sin hijos que ganara 20.000 euros brutos al año pagaría 5.000 euros por IRPF, cuando hoy su factura fiscal asciende a 2.704 euros. Un asalariado con las mismas circunstancias personales y con un sueldo de 40.000 euros tambiíén pagaría más (10.000 euros frente a los 8.417 euros actuales). En cambio, un contribuyente con un sueldo de 100.000 euros saldría beneficiado y su factura fiscal con la propuesta de Funcas descendería de a 29.000 euros frente a los 35.221 euros actuales.
En el caso de tener descendencia o mayores a cargo, el bando de ganadores y perdedores de la reforma propuesta estaría ligada a los mínimos vitales que se incluyeran en la propuesta de Funcas. En cualquier caso, Sanz apuntó que su propuesta es general e indicó que se podrían establecerse modulaciones, como fijar un tramo adicional para las rentas más bajas o fijar un umbral a partir del cual se estuviera exonerado de tributar. Aun así, señaló que la reforma fiscal debe olvidarse de mantener el statu quo, es decir, que beneficie en mayor o menor medida a todos los contribuyentes.
Funcas señala que el tipo medio en el IRPF si se aplicaran sus medidas aumentaría del 14,11% vigente al 18,74%, aunque los tipos nominales descenderían. Ello, defiende Sanz, mejoraría la eficiencia del impuesto y acabaría con las múltiples distorsiones que presenta el actual modelo del impuesto sobre la renta.
Rechazo frontal a la subida del IVA que pide Bruselas
La Unión Europea insiste en que España debería afrontar una devaluación fiscal que incluya una rebaja de cotizaciones y una subida del IVA. Desiderio Romero, autor del capítulo de fiscalidad indirecta, señala que el margen de maniobra en el IVA es mínimo tras subirlo en julio de 2010 y septiembre de 2012. España es el país de la UE que más ha elevado y en menos tiempo el principal impuesto sobre el consumo. Josíé Fíélix Sanz, director de estudios tributarios de Funcas, recomendó “no tocar†el IVA.
En este sentido, Sanz reconoce que Bruselas o el FMI aciertan cuando aseguran que los impuestos indirectos son menos distorsionadores de la actividad que los directos, sin embargo, argumenta que el IVA no debe aumentar más tras sufrir un incremento de cinco puntos en el tipo general desde 2010, cuando el gravamen se situaba en el 16% frente al 21% actual.
Romero, por su parte, recordó que pese a las sucesivas subidas fiscales, España sigue en la cola de los países con ingresos por IVAen porcentaje de su PIB. Una situación que Romero atribuye al fraude fiscal. Según los cálculos de Funcas, un incremento de un punto del tipo superreducido, del 4% al 5%, generaría una recaudación de 300 millones adicionales. El mismo aumento en el gravamen reducido del 10% generaría 1.100 millones y elevar el tipo general al 22% aportaría 1.800 millones de euros. Por otra parte, pasar los servicios en restauración y hostelería al tipo general (actualmente tributan al 10%) supondría 3.200 millones más de recaudación. Romero rechazó la idea de que el IVA es un tributo regresivo y aseguró que su configuración actual con tres tipos distintos en función de los bienes y servicios le confiere cierta progresividad.