La peculiar inmobiliaria captaba depósitos con intereses de hasta el 25% anual | A diferencia de las promotoras, esta empresa se financiaba directamente con recursos particulares | El mayor concurso de acreedores en mucho tiempo en Catalunya ha permanecido casi oculto hasta ahora.
La profunda crisis que ha seguido a los casi 15 años de crecimiento del sector inmobiliario no sólo se ha llevado por delante a unas cuantas promotoras. Aunque apenas había trascendido hasta ahora, Pitsburg Trade -una compañía barcelonesa fundada en 1997 que se definía como empresa de servicios inmobiliarios- y siete sociedades más del grupo presentaron concurso de acreedores en Barcelona el pasado noviembre. En marzo de este año, cuatro empresas más del conglomerado tambiíén se declararon insolventes en el mismo juzgado.
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Entre querellas y la sombra de dinero negro
La caída de Pitsburg Trade ha provocado la presentación de hasta 80 querellas contra sus administradores -encabezados por Pedro López Cubells- por la comisión de los presuntos delitos de estafa y apropiación indebida. El juzgado de instrucción número 1 de Barcelona lleva el caso.
Los contratos para captar fondos simulaban la existencia de una deuda -en algunos casos, con muchos años de antigí¼edad- entre el cliente y Pitsburg. La empresa recibía el dinero y lo invertía en inmuebles. A cambio, pagaba intereses altísimos. Existe la asociación Afectados por la Crisis de Pitsburg Trade, con su página web y más de 200 miembros, una minucia frente a los más de 3.000 afectados por el concurso de acreedores.
Precisamente, uno de los aspectos más llamativos de este caso es que ni en su meteórico ascenso ni en su fulgurante caída la empresa ha dejado su perfil discreto.
Algunas fuentes jurídicas creen que la ausencia de protestas y denuncias ante las autoridades se debe a la utilización de esta empresa por sus clientes para blanquear dinero negro. Es muy posible que algunos se sirvieran de esta compañía para eludir sus obligaciones ante el fisco.
Otros, sin embargo, serán ahorradores honrados que se dejaron seducir por los cantos de sirena de una suculenta inversión, supuestamente garantizada.
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MíS INFORMACIí“N
A FONDO
Crisis económica
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El BCE anuncia otra subasta extraordinaria y la Bolsa española se decide por las píérdidas en su apertura
Documento: Informe judicial del Pitsburg Trade
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En total, las once compañías han dejado tras de sí un reguero de píérdidas para más de 3.000 afectados, inversores particulares que les confiaron sus ahorros a cambio de unas muy atractivas promesas de rentabilidad, según ha acreditado el informe concursal que tiene el juez. Esta es una de las principales conclusiones tras meses de investigación.
El chiringuito,propiedad de Pedro López Cubells, acumula unas deudas de 188 millones de euros, según los últimos cálculos de Josíé Luis Martinón, uno de los tres administradores concursales nombrados por el juez Javier Fernández ílvarez, del juzgado mercantil 6 de Barcelona. Sus activos, valorados a la baja por prudencia, apenas alcanzan los 30 millones de euros. En consecuencia, el agujero final de Pitsburg Trade y sus filiales puede rondar los 150 millones de euros.
La empresa se dedicaba básicamente a captar fondos de terceros y a invertirlos en inmuebles, casi siempre de gente desesperada, agobiada por las deudas o con sus pisos a punto de ser subastados. A los primeros les ofrecía una alta rentabilidad, de hasta el 25% anual en algunos casos. A los propietarios de inmuebles les resolvía sus problemas con la banca, reunificaba sus deudas y, en ocasiones, se quedaba los pisos a cambio de rentas vitalicias.
Todo este proceso se vino abajo cuando estalló la burbuja inmobiliaria. En la documentación presentada hace casi un año ante el juez, la empresa atribuía su caída a la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos y a la restricción del críédito por parte de la banca. Y en parte, pero sólo en parte, es cierto.
Tras la crisis de agosto del 2007, la rentabilidad de las inversiones de Pitsburg se desplomó, y sus activos dejaron de ser líquidos. De repente, casi nadie estaba en disposición de comprarle sus inmuebles y, por lo tanto, la empresa no podía atender al pago de los intereses. En cuanto los clientes empezaron a reclamar sus depósitos, el castillo se desmoronó.
El informe de los administradores concursales -junto con Martinón trabajan Laura Pedreño, Pascual Vidal y los bufetes Sala Reixachs, Estudio Jurídico Jimeno, Herrera Advocats y M& M Abogados- desmonta la pretensión de Pitsburg de que su actividad era inmobiliaria. Además de la adquisición y venta de inmuebles, Pitsburg se dedicaba a "captar pasivo mediante príéstamos retribuidos", dice el informe.
El grupo realizaba esta última actividad, que por ley está reservada a las entidades bancarias, de forma encubierta. El Banco de España sancionó a Pitsburg en el 2005 por este motivo. Pero la empresa sofisticó sus formas de captar ahorros y siguió funcionando hasta noviembre.
En realidad, la diferencia entre esta peculiar empresa y una promotora normal no es tan grande. Las inmobiliarias financiaron su expansión con la barra libre de los críéditos bancarios, mientras que Pitsburg recibía el dinero de los particulares. Eso le obligaba a pagar más por los recursos y tambiíén a arriesgar más para que el balance final fuera positivo. Ahora todo se ha acabado. Como en sus momentos de gloria, todo es silencio en Pitsburg Trade.