La irrupción de los gigantes de las telecomunicaciones en el negocio de los contenidos audiovisuales es imparable. Una nueva era que resulta clave para explicar el íéxito de la oferta de Telefónica por GVT, la filial de banda ancha y telefonía fija de Vivendi Brasil. Es más, según aseguran fuentes financieras, el presidente de la francesa, Vincent Bolloríé, se decantó por la teleco española frente a Telecom Italia no sólo por el planteamiento económico, sino sobre todo por la propuesta de Cíésar Alierta para crear una gran alianza estratíégica de contenidos.
De hecho, ambas compañías ya han demostrado cuál es su hoja de ruta a medio plazo. Telefónica no sólo llegaba recientemente a un acuerdo con Mediaset para adquirir su participación en Canal+ y controlar el 100% de la plataforma del Grupo Prisa. En paralelo, la multinacional se comprometía a invertir 100 millones de euros a cambio de adquirir un 11% en Mediaset Premium, la televisión de pago de la firma de Silvio Berlusconi en Italia. Las telecos, que han aprovechado la crisis y su músculo financiero para sumar soportes y reforzar sus ofertas de triple o cuádruple-play, precisan dotarlos de contenidos para monetizarlo. Y emparentar con quienes dominan ese mercado.
El interíés de Vivendi en este punto tambiíén es rastreable. Y es que la oferta de Telefónica por GVT, que se eleva a 7.450 millones de euros, contemplaba una participación para la sociedad gala del 12% en la nueva división brasileña de la empresa de Cíésar Alierta, conglomerado que agrupa tambiíén a Vivo. El premio extra, en todo caso, no terminó de complacer a las huestes de Bolloríé, que forzaron la inclusión de un plan B para elegir. Esa alternativa pasaba por canjear ese 12% por el 8,5% que Telefónica atesora en Telecom Italia. El interíés de la francesa en la transalpina, en apariencia menos golosa, tambiíén se explica acudiendo a derechos y contenidos.
Y no está resuelto. En principio, lo que desea Bolloríé es tener acceso al reciente acuerdo de Telecom Italia con Rupert Murdoch, que permite a la firma del magnate australiano acceder vía alquiler a cinco canales de televisión digital terrestre para emitir los derechos de la Serie A –la liga de futbol italiana– que atesora. Sky necesitaba los canales para completar una oferta que hasta ahora se limitaba al satíélite e internet. Frente a ese anhelo, Telefónica pugna por hacer ver a Vivendi que Italia queda muy lejos y que le resulta más rentable apostar el resto a una alianza estratíégica con la española, con la vista puesta en Latinoamíérica y con la base comercial de 300 millones de clientes que esta acumula.
Nueva batalla con Slim
La integración de GVT y Vivo bajo la órbita de Telefónica supone tambiíén un desafío al liderazgo hasta ahora incontestable de Carlos Slim en el mercado latinoamericano de las telecomunicaciones. El magnate mexicano tendrá que mover ficha si no quiere que Cíésar Alierta le gane por la mano en su propia casa, lo que resulta mucho más hiriente si se recuerdan los imponderables que franquean la expansión efectiva del grupo Amíérica Móvil en toda Europa.
Slim no ha conseguido hacerse con el pretendido control de KPN en Holanda y tampoco pudo impedir que Telefónica adquiriese E-Plus en Alemania. La adquisición de GVT en Brasil representa la tercera en la frente dentro de la secuencia de golpes con que Telefónica está haciendo valer su peso multinacional a ambos lados del Atlántico. La ríéplica por parte de Amíérica Móvil no puede hacerse esperar, y vendrá dada como un efecto colateral de la oferta pública que el operador local Oi va a lanzar sobre TIM Brasil, la filial de Telecom Italia.
El movimiento de Telefónica ha acelerado los planes de Oi, la compañía que dirige Zeinal Bava. La empresa brasileña podría incluso deshacer su integración con Portugal Telecom para financiar la adquisición de TIM y dar un salto cualitativo en el mercado de telefonía móvil brasileño. La caída del Banco Espírito Santo ha supuesto un duro revíés para el operador luso y Oi ha priorizado ahora su expansión interna dentro de su propio país.
La oferta de Oi sobre TIM Brasil ha sido valorada en 6.000 millones de euros y desencadenará un proceso de consolidación que convertirá a la empresa local en el primer operador móvil de Brasil. La reacción de Telecom Italia, propietaria del 67% del capital de TIM, es toda una incógnita para los analistas e inversores internacionales, y no se descarta que la empresa transalpina se vea obligada finalmente a negociar con sus actuales competidores hasta llegar a un acuerdo que supondría el reparto efectivo de TIM Brasil.
En este marco de colaboración es más que previsible la irrupción de Amíérica Móvil a travíés de su filial brasileña Claro. El grupo de Carlos Slim no puede desaprovechar la ocasión de reforzar sus negocios en Brasil, sobre todo despuíés de que Telefónica haya conseguido el favor de Vivendi para la adquisición de GVT. Alierta ha ganado una nueva batalla a Slim, pero Telefónica no quiere lanzar las campanas al vuelo. La empresa española sabe que su rival mexicano no se dará nunca por vencido y más pronto que tarde volverá a la carga, tanto en Latinoamíérica como tambiíén, si le dejan, en Europa.
